Esa mañana Flor llegó a clases y todo estaba transcurriendo normalmente como se acostumbraba en esos días, a lo lejos, vio a Manuel que perseguía a Belinda, seguramente se había cansado de esa situación absurda que estaban viviendo.
—Por favor no huyas, se ve muy ridículo Belinda —decía Manuel detrás de ella.
—¿Qué quieres? —preguntó Belinda deteniéndose y encarándolo — ¿no te parece que es suficiente con lo que sucedió esa vez?
—Ya me enteré de todo —confesó Manuel—, sé lo que sientes por mí y sé que fui un tonto al decirte todas esas babosadas, por eso quiero pedirte una disculpa, aunque tengo que confesar que yo no puedo corresponderte, no quiero hacerte ilusiones porque eres una buena amiga que aprecio mucho.
Belinda bajó la mirada, tenía un nudo
Brenda una noche se complicó en el hospital y desde ese momento nunca más mejoró, ya no podía abrir sus ojos y parecía estar dando sus últimos respiros de vida.Una noche soñó que estaba en un valle verde y el cielo era azul, a lo lejos se veía unas montañas algo empañadas por las nubes que hacían difícil su visibilidad y el aire se sentía fresco.La sensación de estar allí era inexplicable, empezó a observarse a sí misma, estaba descalza y tocando la hierba húmeda, esa sensación no la había sentido desde que era una niña y jugaba en la parte de atrás de su casa junto a Danna, vestía una falda blanca que le llegaba a los tobillos y una camisa blanca de mangas largas, la tela era muy fresca y hacía pasar el viento hasta su piel cubierta, su largo cabello rubio y liso ondeaba con el viento bastante
Danna limpió las lágrimas de sus ojos mientras veía aquella escena que la entristecía cada vez más y le restregaba la realidad de lo que estaba sucediendo. En aquel momento sintió que unos brazos la abrazaron, rodó la mirada y vio el rostro de su padre quien tenía a su lado a Fernando.Danna al día siguiente se vio en la pequeña capilla que había en el cementerio al lado del cajón donde yacía su hermana mayor.—Muchas gracias por haber venido, sé que alguno de ustedes viajaron de otras ciudades para darle el último adiós a Brenda —hizo un momento de silencio en el cual se limpió una lágrima de su mejilla derecha—. Esto me hace ver que mi hermana era una chica muy alegre que le encantaba hacer amigos, a donde iba siempre dejaba una huella; era extrovertida, alegre y siempre estaba pensando en cómo ayudar a las demá
Claudia (la mejor amiga de Brenda) no dejaba de llorar mientras tenía en sus manos un ramo de rosas rojas:—Quiero darle estas rosas por favor —pidió.La joven se acercó hasta la tumba y arrojó las rosas al vacío cayendo encima del cajón oscuro. Después, poco a poco el hueco fue llenado de arena.Danna estaba acostada en su cama, quería estar sola y poder llorar toda la noche. Aunque, esto no pudo lograrlo ya que alguien entró a la habitación.—Danna... —Escuchó detrás de ella. Era Daniel quien había acabado de llegar, pero ella no hacía ni un solo movimiento— lo siento mucho — Daniel se acostó a su lado—, debí estar ahí para ti —se acurrucó en ella— perdóname.—¿Cuándo llegaste? —preguntó Danna entre sollozos.
Pareciera como si la vida en aquellas personas se hubiera detenido por un tiempo, como si pusieran en espera sus vidas. El último año escolar estaba por terminar y Flor lo sabía muy bien; estaba tan concentrada en sus estudios que no se había percatado de esto.Su vida se resumía a ir a la escuela y a sus clases de ballet. Estaba obteniendo las mejores calificaciones en su clase y parecía que se había tomado muy en serio lo de volverse una persona madura.Esa mañana se despertó y mientras desayunaba pudo ver que faltaban tres días para salir de clases, apretó con fuerza el pocillo que tenía en sus manos, pudo entender el por qué en esos días tenía que abrigarse bien para ir a clases. Tal vez la rutina le vendó los ojos, su corazón se concentró en sacar o en esconder la tristeza y sus oídos se habían vueltos sordos. Pero ahora estab
Los días pasaban rápidamente, el grupo de los cuatro alocados chicos se habían vuelto a juntar para pasar sus últimas semanas juntos, querían vivirlos al máximo, por esta misma razón organizaron una fiesta, todos hablaban de ella, se reportaron más de quinientos invitados. Al principio se organizaría en la casa de Andrés, pero, su madre lo mataría como le dañaran su casa perfecta (ahora vivía con su madre) por esta razón se haría en un club que le pertenecía a su familia.Esa noche Daniel estaba supervisando el club y se dio cuenta que estaba entrando más gente de la esperada, subió al último piso y vio a la gran muchedumbre.—¿Qué es esto? —se preguntó a sí mismo. Su hermana lo siguió y soltó una carcajada mientras miraba por la pared de vidrio.—Mi hermano armó la
Daniel tenía el día libre, tenía pensado en estar con todos, por eso mismo había llevado a los chicos a su casa, se sentía solo y vacío, aunque, no lo demostraba. Los que estaban con él se divertían recordando la noche anterior, hacía ya tiempo que no la pasaba tan bien; pero Danna no se encontraba entre ellos, entendía que estaba a final de semestre, que la universidad se volvía difícil para ella, ¿pero, dónde lo dejaba a él? Era como si se hubiera olvidado que tenía esposo.Daniel compró pizza e hicieron palomitas de maíz para ver muchas películas, así pasaron toda la tarde, echados en la sala, riendo, conversando y el momento fue muy agradable.Todos se olvidaron de la jaqueca e hicieron juegos esa noche, se podría decir que hasta la lucha entró en sus planes. Finalizaron el día en el quiosco, allí escuchaban a Daniel contar sus historias, el joven había viajado por varios países y era muy entretenido escucharlo. La noche era refrescante y divertida.—Oye, Daniel, cállate, yo soy l
Flor estaba tirada en el suelo y Andrés andaba su celular sentado en el mueble.—¿Vas a seguir ignorándome? —preguntó Flor de la nada.—No te estoy ignorando —respondió él bajando el celular y dejándolo a un lado.—¿Por qué estás tan serio conmigo? —preguntó ella rodándose hasta él y después se arrodilló frente al muchacho y mostró un rostro algo triste, puso sus manos en las piernas del joven y acostó su barbilla sobre sus manos.—¿Sigues hablando con Alex?—A veces, cuando nos encontramos en la calle ¿por qué? —ella ató todo y supo que Andrés estaba celoso— ¿es por él?—¿Por qué hablaste con él hoy?—No he hablado con él.—Claro que lo hiciste, cuando llegaste a la casa.—Hablé con tu hermano, me dijo que lo llamara cuando llegara a tu casa.Hubo un momento de silencio.—No te gusta que yo hable con Alex, ¿verdad? —dijo Flor y Andrés apartó la mirada de ella y dejó salir un suspiro.—No deberías hablar con él después de lo que te hizo. Eres una tonta.—No soy una tonta, ya lo superé
Andrés al darse cuenta que Flor había accedido a la proposición sintió más libertad ante el momento. Aunque, la joven estaba muerta del miedo, por su mente pasaban muchas preguntas de lo que estaba haciendo.Traía puesto un vestido rojo que tenía una cremallera escondida en su derecha, y no sabía si Andrés sabría encontrarla, pero de la nada, él ya estaba bajándola.—¿Cuantas veces has hecho esto? —repentinamente le preguntó, había recordado que el chico era modelo. De la nada, el momento se había esfumado. Andrés miró a Flor fijamente.—¿Por qué preguntas eso ahora? —se notaba que estaba algo aburrido.—No creo que solo lo hayas hecho una sola vez.—Nunca te dije que fue una vez y eso no importa ahora, ¿tienes miedo?—Claro que sí, ya pasó un año en el que no he hecho nada, además, no, no tenemos protección ¿cómo crees que haría una cosa de estas? —la muchacha hizo que Andrés se apartara con sus brazos. El joven se sentó en la cama y solo veía como ella sacaba un millón de excusas.—