Habían llamado a Danna, su hermana estaba mal en el hospital, el doctor le informó en el estado que se encontraba el cáncer de Brenda y el poco tiempo de vida que le quedaba. Ella se acercó a Camilo que se veía destrozado, estaba tirado en el piso, tenía su cabeza recostada en la pared blanca mientras dejaba salir las lágrimas.
Danna se sentó a su lado.
—Llegué al apartamento y la vi acostada en la cama, intenté despertarla, pero ella no respondía, me asusté mucho, yo no quiero perderla, no sé qué voy a hacer si no la tengo a mi lado —dijo Camilo mientras soltaba el llanto, Danna lo abrazó al darse cuenta que el muchacho estaba destrozado— tengo miedo Danna, no quiero que se vaya, quiero que se quede conmigo —Camilo soltó un grito— la vida es muy injusta.
Danna dejó que sus lágrimas corrieran en silencio mien
Los días pasaban como rutina, Danna iba a la universidad y después pasaba por el hospital para ver a su hermana, Daniel iba al trabajo y después pasaba a ver a Brenda, llegaba a la casa y conversaba un poco con Danna que se veía muy triste por ver a su hermana en ese estado.Llegaba el día del viaje de Daniel y no sabía si ir, todo a su alrededor se veía muy mal. No creía que fuera justo que él se separara de Danna en estos momentos. Aunque, ella le insistió que no descuidara su trabajo solo por ella, así que él se fue.Los primeros días Danna se sentía muy sola, la casa prácticamente estaba sola todos los días. Brenda cada vez estaba peor, más débil y ella se sentía muy triste.—En realidad, me gustaría estar contigo Danna —decía Daniel por el teléfono.—Tranquilo Daniel, estoy bien, e
Entonces lo supo, ella no lo había olvidado; todo estaba ahí guardado esperando al momento de verlo, de poder estar con él. Era raro, Danna quería a Daniel, aunque amaba a Fernando. Era complicado de entender. Danna sabía que debía estar con Daniel porque él era su esposo e iba a hacer el padre de sus hijos y ella no se quejaba, Daniel era el hombre perfecto para cumplir ese papel, pero después estaba Fernando, el hombre que ella había amado desde que tenía memoria, estaba allí, justo enfrente de ella y quería correr a abrazarlo y llorar en su pecho hasta quedar fundida en un gran sueño como lo hacía cuando era una pequeña.Se sentaron en una banca y empezaron a hablar como en los viejos tiempos, ella le contó todo lo que había pasado, la muerte de su madre, la enfermedad de Brenda y los problemas que había tenido al comienzo con Daniel. Hablaron de to
Esa mañana Flor llegó a clases y todo estaba transcurriendo normalmente como se acostumbraba en esos días, a lo lejos, vio a Manuel que perseguía a Belinda, seguramente se había cansado de esa situación absurda que estaban viviendo.—Por favor no huyas, se ve muy ridículo Belinda —decía Manuel detrás de ella.—¿Qué quieres? —preguntó Belinda deteniéndose y encarándolo — ¿no te parece que es suficiente con lo que sucedió esa vez?—Ya me enteré de todo —confesó Manuel—, sé lo que sientes por mí y sé que fui un tonto al decirte todas esas babosadas, por eso quiero pedirte una disculpa, aunque tengo que confesar que yo no puedo corresponderte, no quiero hacerte ilusiones porque eres una buena amiga que aprecio mucho.Belinda bajó la mirada, tenía un nudo
Brenda una noche se complicó en el hospital y desde ese momento nunca más mejoró, ya no podía abrir sus ojos y parecía estar dando sus últimos respiros de vida.Una noche soñó que estaba en un valle verde y el cielo era azul, a lo lejos se veía unas montañas algo empañadas por las nubes que hacían difícil su visibilidad y el aire se sentía fresco.La sensación de estar allí era inexplicable, empezó a observarse a sí misma, estaba descalza y tocando la hierba húmeda, esa sensación no la había sentido desde que era una niña y jugaba en la parte de atrás de su casa junto a Danna, vestía una falda blanca que le llegaba a los tobillos y una camisa blanca de mangas largas, la tela era muy fresca y hacía pasar el viento hasta su piel cubierta, su largo cabello rubio y liso ondeaba con el viento bastante
Danna limpió las lágrimas de sus ojos mientras veía aquella escena que la entristecía cada vez más y le restregaba la realidad de lo que estaba sucediendo. En aquel momento sintió que unos brazos la abrazaron, rodó la mirada y vio el rostro de su padre quien tenía a su lado a Fernando.Danna al día siguiente se vio en la pequeña capilla que había en el cementerio al lado del cajón donde yacía su hermana mayor.—Muchas gracias por haber venido, sé que alguno de ustedes viajaron de otras ciudades para darle el último adiós a Brenda —hizo un momento de silencio en el cual se limpió una lágrima de su mejilla derecha—. Esto me hace ver que mi hermana era una chica muy alegre que le encantaba hacer amigos, a donde iba siempre dejaba una huella; era extrovertida, alegre y siempre estaba pensando en cómo ayudar a las demá
Claudia (la mejor amiga de Brenda) no dejaba de llorar mientras tenía en sus manos un ramo de rosas rojas:—Quiero darle estas rosas por favor —pidió.La joven se acercó hasta la tumba y arrojó las rosas al vacío cayendo encima del cajón oscuro. Después, poco a poco el hueco fue llenado de arena.Danna estaba acostada en su cama, quería estar sola y poder llorar toda la noche. Aunque, esto no pudo lograrlo ya que alguien entró a la habitación.—Danna... —Escuchó detrás de ella. Era Daniel quien había acabado de llegar, pero ella no hacía ni un solo movimiento— lo siento mucho — Daniel se acostó a su lado—, debí estar ahí para ti —se acurrucó en ella— perdóname.—¿Cuándo llegaste? —preguntó Danna entre sollozos.
Pareciera como si la vida en aquellas personas se hubiera detenido por un tiempo, como si pusieran en espera sus vidas. El último año escolar estaba por terminar y Flor lo sabía muy bien; estaba tan concentrada en sus estudios que no se había percatado de esto.Su vida se resumía a ir a la escuela y a sus clases de ballet. Estaba obteniendo las mejores calificaciones en su clase y parecía que se había tomado muy en serio lo de volverse una persona madura.Esa mañana se despertó y mientras desayunaba pudo ver que faltaban tres días para salir de clases, apretó con fuerza el pocillo que tenía en sus manos, pudo entender el por qué en esos días tenía que abrigarse bien para ir a clases. Tal vez la rutina le vendó los ojos, su corazón se concentró en sacar o en esconder la tristeza y sus oídos se habían vueltos sordos. Pero ahora estab
Los días pasaban rápidamente, el grupo de los cuatro alocados chicos se habían vuelto a juntar para pasar sus últimas semanas juntos, querían vivirlos al máximo, por esta misma razón organizaron una fiesta, todos hablaban de ella, se reportaron más de quinientos invitados. Al principio se organizaría en la casa de Andrés, pero, su madre lo mataría como le dañaran su casa perfecta (ahora vivía con su madre) por esta razón se haría en un club que le pertenecía a su familia.Esa noche Daniel estaba supervisando el club y se dio cuenta que estaba entrando más gente de la esperada, subió al último piso y vio a la gran muchedumbre.—¿Qué es esto? —se preguntó a sí mismo. Su hermana lo siguió y soltó una carcajada mientras miraba por la pared de vidrio.—Mi hermano armó la