Hera cada vez más difícil respirar, no podía controlarlo.
- “Muerte y sangre”
- “Verdad y justicia”
Las voces de mi cabeza cada vez decían más incoherencias. Debian ser alrededor de las tres de la mañana, no podría decir con seguridad, lo único que sabía era que había tormenta, y yo lo escuchaba todo con claridad, de una manera incomprensible, extraña, como si cada gota de lluvia al tocar el techo, impactaran con tal fuerza, que hacían un estruendo, como piedras que caían de una gran altura. El ruido era insoportable.
Me agarré la cabeza, tratando de absorber el dolor; saliendo de entre las sabanas, trataba de controlar mi respiración agitada.
- ¿Estás bien?
Una mano se posó en mi hombro, y mi cuerpo se tensó. Ella no debería tocarme, nadie debería tocarme. Solté un gruñido esperando que se alejara, en vez de eso se sentó a mi lado.
- Esta niña no entiende indirectas- me dije a mi mismo.
- ¿No te gustan las tormentas?- sus ojos me miraron con simpatía- a mí tampoco, ¡son horribles!
Sus ojos se encontraron con los míos, no pude separarme, eran hermosos, unos ojos azules profundos he hipnóticos, transparentes, con una pureza impenetrable. Ella no debería de estar allí, no pertenecía a ese mundo.
- ¿Cuál es tu nombre?- pregunté con brusquedad.
Me miro sin entender frunciendo el ceño. No era para menos, debería saber su nombre, hace alrededor de una semana dormía en mi cuarto por órdenes de la Señora Rebeca. Nadie dormía en mi cuarto, en todo el orfanato “no tenían en donde ponerla”, sabía que era mentira, solo era para joderme las pelotas, ese había sido mi jodido castigo por haber perdido una de las peleas, había permitido que un idiota me pateara los huevos, porque estaba molesto con ella.
- Ángel- sus mejillas se tiñeron de rojo.
No entendí su reacción, pero me pareció tierno.
- “Es extraño”- susurró una de las voces.
- Lo sé- conteste.
Estas había aparecido hace algunos días, con mi cumpleaños número diez, no sabía que me ocurría, tendía que ponerles nombres, al menos para no sentirme más loco de lo que estaba.
- “No soy un maldito producto de tu imaginación”- gruño.
- Tú serás…
Alguien me interrumpe de nuevo, y aprieto la mandíbula molesto, pero la voz suena tan suave que mi cuerpo se relaja a medias.
- ¿Cuál es el tuyo? - una voz suave que me erizo la piel, me saco de mis pensamientos.
¿Acaso le interesaba? Llevaba a mi lado, una semana, estaba seguro de que los rumores corrían, ella debería saberlo ya.
- Alec
Mi respuesta fue simple, y fría. Me levanté de su lado, el calor que emitía su cuerpo era abrazador, y no podía soportarlo, no entendía que me ocurría, era la primera vez que estas emociones me inundaban, pero era también la primera vez que ella se acercaba tanto.
- “Que se vaya al demonio, mientras que no nos joda la vida”- la mira con desconfianza.
- Es un lindo nombre- sonríe, una que le llegaba a los ojos- Alec
La estudié un momento, la sonrisa seguía en sus labios ¿Por qué trataba de sacar conversación? No lo entendía. ¿Por qué no me temía? Volvió a pronunciar mi nombre, no me incomodaba ¿Por qué?
No hay comienzo para el final, y no hay final para el comienzo. Los dos son completamente diferentes, y son inseparables, se complementan, viven del uno y del otro; se extrañan y se destruyen, porque no pueden estar juntos, el mudo se opone ello.
Pero el final, sabe lo que pasará, así que, trata de evitar lo inevitable, dejar al comienzo libre, para que escriba una nueva historia, pero no soporta tanto trecho que los separa, así que, cada vez más se va acercando al comienzo.
El comienzo se empieza a cansar, por lo que, el final tiene que tener cuidado con cada paso que da. El tiempo se les empieza a acabar.
Porque todo tiene un comienzo y un final, pero no puede existir uno sin el otro.
Presente.“muerte”“Muerte”“Matar”Otra vez las voces en mi cabeza, no entendía el porqué no cesaban, no entendía de dónde venían, cada vez estaban más y más presentes. No podía ignorarlas por más tiempo, era imposible hacerlo, simplemente aumentaban su todo de voz haciendo que mi cabeza palpitara.La miré de reojo. Ella sería mi boleto de salida, mi llave maestra; sus ojos azules eran tan intensos como el agua, nunca había visto ojos tan hermosos como los de ella en mi corta vida; niego con la cabeza sin entenderme. No debería pensar así, no debía ser condescendient
Ya todo estaba listo, ella pensaba que se iría conmigo, pero no, por ella llegarían hoy. Le esperaba un mejor futuro, un futuro el cual deseaba para ella, algo mejor, una vida mejor, conmigo no tendría nada de eso. Y aunque me doliera el pecho, era verdad. Ella solo era mi boleto de salida, así debía pensar. Habían pasado veinticuatro horas, y aún no sabía cómo decirle que no se iría conmigo, no encontraba las palabras correctas, y en realidad no había.Me levanto de mi cama, y diviso la cama que está a mi lado, donde está profundamente dormida. Su respiración es calmada, tranquila. No me gustaba para nada la idea de despertarla, pero necesitaba su ayuda, debía irme del orfanato-“Estás listo”- asegura Damon.
Estaba de vuelta, estaba aquí otra vez, reconocía las calles a la perfección, mi cuerpo temblaba y trataba de controlarlo. La emoción me inundaba, estaba de vuelta, aunque era un niño cuando todo había ocurrido, podía reconocer todo lo que me rodeaba, el lugar no había cambiado mucho. Los niños correteaban despreocupados, y aunque el orfanato estaba bastante retirado del pueblo, había terminado ahí después de que mis padres hicieran lo que hicieron, “Estás emocionado, idiota”- Hansel se queja por mi arrebato de emoción. No le preste atención, no permitiría que su amargura cambiara mi buen ánimo. “¿No quieres volver a verla?”- Damián Y mi humor poco a poco, más me voy acercando, cada vez la inseguridad se apodera de mí. Y aquello solo lo lograba ella, solo tenía
_ ¿Qué aras? Ella sigue sin reconocerte- dice Arlen, un chico de mí misma naturaleza, sacándome de mis pensamientos.Eso lo sabía a la perfección, y no ayudaba de mucho sus comentarios. Suspire.Arlen no solo era un gran amigo, sino que también era familia, era el que siempre me hacía aterrizar al mundo real, y no de una forma agradable._ Ya lo sé – me revolví el cabello en demostración de mi frustración- quisiera decirle todo de una maldita vez… Pero eso es imposible- traté de dejarme llevar por la vista de la gran ciudad a mis pies._ ¡Olvídala!- dijo con simpleza.“Él no entiende”- Hansel.Por primera vez estaba de acuerdo con él._ No…- dije secamente._ Hermano- se acercó hacia mí- no entiendo tu obsesión por esa chica- sus ojos verdes tratan de convence
Ángel:Ya la noche había caído, eran alrededor de las siete de la noche. Había llegado caminando, el frío me congelaba los huesos, y aunque llevaba abrigo no me servía de nada. Sierro la puerta detrás de mí, suspiro. Estoy en casa, mi acogedor apartamento, me daba la bienvenida con un soplo de calor hogareño, aunque vivía sala en un lugar tan amplio.Mi celular, vibraba en mi bolsillo, y con cansancio contesto la llamada, sin importante de quien se tratará._ Cariño, buenas noches…Reconocí al instante la voz, mis ojos se iluminaron, hacía mucho que no teníamos una charla, ella trabajaba de noche, y yo de día, horarios distintos, miles de kilómetros._ Buenas noches, mamaHabía extrañado a mi madre, era una gran amiga y confidente. Aunque nos separaba muchas cosas, siempre tratábamos
Caminaba de regreso a casa. Hacia un frío de los mil demonios, y el abrigo que llevaba puesto no servía para nada, bujo pesadamente, de mis labios sale humo por el frío. No entendía por qué las noches se estaban volviendo tan frías.Me faltaban tan solo unas cuantas cuadras más, las calles andaban desiertas.Sentía una mirada encima de mí, mire precavidamente a mi alrededor y no había nadie, avancé más rápido. Unos pasos me seguían, voltee bruscamente, y no había nadie. El miedo empezaba a cubrir mi cuerpo, acelere mis pasos hasta el punto de empezar a correr, pero con mi mala suerte, tropiezo y caigo al suelo._ Mierda y más mierda.Mi cuerpo se encuentra con el frío pavimento, y cierro los ojos asustados, al escuchar que aquellos pasos se acercaban desesperadamente._ ¡Ángel estás bien!- una voz preocupada izo
Aquella expresión en su rostro, me partió el corazón, por ella aquel órgano, palpitaba, y no entendía él porque. Mi Ángel, estaba dolida. No sabía cómo explicarle, como decirle que conmigo corría peligro, no por quienes me rodeaban sino, por quien era.Una infamia, un monstruo, una decepción, alguien que no la merece. Pero nadie la merece más que yo. Ella, era todo lo que tenía, era un libro abierto que me encantaba leer, era el amanecer que esperaba todas las mañanas por ver, era las estrellas que iluminaba mi noche, ella era todo. Mi Ángel.Con brusquedad tiré mi escritorio a un lado, dejando que todo lo que estaba en él, callera al suelo; la pequeña biblioteca que tenía al lado derecho que la habitación, la destruí. Todo lo que tenía a mi alrededor lo volví añicos, me deje llevar por el dolor, la preo
Ángel:Estaba cómoda, me sentía relajada. Sentía un cosquilleo, en la mejilla y poco a poco bajaba por el contorno del cuello, y se volvió a repetir otra vez el procedimiento, me queje y voltee la cabeza, me volvía a acomodar para seguir durmiendo._ Ángel, despierta… Tienes que comer algo.Aquella vos me parecía lejana, pero familiar, pero quería seguir en los brazos de Morfeo, me sentía tan cansada._ Ángel… Despierta bella durmiente._ No quiero.Aquella persona sonrió, no sabía quién era, pero no me importaba mientras me dejara dormir._ Te traje algo que te va a gustar…_ No importa…_ ¿Estás segura? Es lasañaMis ojos se abrieron, el sueño se fue._ Donde esta…Busque a mi alrededor y había una pequeña bandeja, mis ojos se