Dos días después...
He planeado durante todo el vuelo lo que hare y le diré para no perderla. No estoy dispuesto a dejarla pasar, a dejar que nuestras responsabilidades se lleven por delante lo que tanto nos ha costado reconocer e iniciar. No quiero despertar un día arrepintiéndome de haberla dejado ir. No quiero que pase el tiempo y me reproche a mí mismo el no despertar a su lado.
Al recoger las maletas me encuentro con el chofer que ella ha enviado y el cual me lleva a la casa; mejor dicho, a la mansión. Al palacio donde vive mi princesa encantada; aquella que me ha embrujado con su mirada gris en aquel amanecer que creí que era una pesadilla, pero que a las pocas semanas se convirtió en mi sueño, uno del que no tengo ni la más mínima intención de despertarme. Repaso en mi mente las p
Ambos bailando bajo la luz de la luna; la única testigo de este momento entre los nosotros. Sus manos acariciando mi espalda a la altura de mis hombros y las mías aferradas a su cintura tal como si ella fuera mi balsa y yo un náufrago que busca sobrevivir. Son tantas las cosas que me hace sentir que no sabría describirlas, pero el miedo a ese adiós temporal me acobarda y no quiero que eso me suceda.—Te amo rubia. — Le susurró al oído mientras nos movemos.—Y yo a ti Gianluca. — Responde mientras sigue rozando mi espalda.—¿Te puedo preguntar algo? — Digo tímidamente.—¿Me preguntas si me quiero volver a casar contigo y me preguntas si puedes hacer una pregunta? — Cuestiona de
Estos días que hemos pasado juntos han sido una confirmación de todo lo que le dije la noche que le pedí matrimonio, o mejor dicho en la que le pedí que nos casáramos porque así lo queríamos. Mis brazos se han convertido en su refugio del estrés tan fuerte que está atravesando. Cada noche al llegar a casa de la oficina, eran mis labios quienes la calmaban, eran mis caricias las que la reconfortaban; he sido su apoyo a cada minuto y daría todo por poder quedarme aquí con ella y seguir siéndolo, pero ella desea que yo siga siendo yo y eso es lo que más me enamora de ella. A pesar de que al principio se resistía a quien era yo, ahora es ella quien me apoya a seguir adelante.—No quiero dejarte. — Le digo abrazándola fuertemente sin importarme que estemos en el medio del aeropuerto internacional de Los
Con solo saber que cada día que pasa es uno menos que me falta para verla nuevamente, tomo fuerzas de donde no tengo para terminar este largo día de trabajo. Ya son cinco días lejos de ella y cada minuto que pasa me hace mucha más falta —Solo unos documentos más Gianluca. — Me dice Ignazio, quien es con quien estoy trabajando en todo esto. —Va bene... pero date prisa que ya me quiero ir, es tardísimo— Le pido agotado y él prepara otros documentos. Mientras espero tomo mi móvil y veo la cantidad de mensajes que hay en mis redes sociales a causa de un video que subí ayer a mi Insta Story donde caminaba en albornoz alrededor de la piscina de la casa anoche. 《Esto se ha salido de control...》 Pienso al ver la cantidad de notif
Una semana que se convirtió en dos, y que después se convirtieron en tres. Los días han pasado de reunión en reunión. Se supone que no tendría que haberme demorado tanto, pero todo los cambios y nuevos proyectos que estamos arrancando con los hoteles ha hecho que todo fuera un poco más complejo.Este vuelo se me ha hecho eterno y es que no puedo esperar a verla, a abrazarla, a besarla. Me ha hecho tanta falta... Me ha tenido demasiada paciencia cada vez que le decía que aun no podía regresar; en vez de reprocharme, exigirme, o pedirme que me diera prisa, ella solo me decía que hiciera lo que debía hacer para cumplir con mis obligaciones y hacer lo mejor para la familia. Ha sido mi apoyo en cada día y ame leer sus comentarios en cada una de las fotos que he subido a las redes sociales en estos días, siempre me saco una sonrisa.
Tal como ella me lo ha pedido, le he dicho a Consuelo y Ángel que se tomaran la noche libre y que fueran a sus respectivas casas, o que hiciesen lo que quieran. No sé que se trae entre manos mi queridísima esposa, pero sé que lo más probable es que me encante. Una vez que me aseguro de que todos ya se han ido, regreso al gimnasio tal como me ha dicho, pero para mi sorpresa no está allí. Lo único que me encuentro es una nota que dice "Ve a la piscina".《Dije que me iba a gustar...》Hago todo el recorrido hacia la piscina y al llegar me la encuentro adentro de la misma sin traje de baño, cosa que por un lado me gusta, y por el otro me preocupa 《¿Y si la ven?》
—¿En qué piensas rubia? — Le pregunto mientras seguimos abrazados sobre esta tumbona bajo la luz de la luna.La miro detenidamente y al cruzarse su mirada con la mía, ella me lanza una preciosa sonrisa. —¿Cómo sabes que estaba pensando en algo? — Me cuestiona con asombro.Acaricio su silueta por encima de la toalla que la cubre y me sonrió ante su reacción —Te he aprendido a conocer muy bien guapa. No solo conozco tu cuerpo a la perfección, pero me he aprendido cada uno de tus gestos, de tus miradas, de tus sonrisas; he grabado en mi mente cada uno de tus detalles. — Le confieso.—Mmmm... pero que buena memoria tienes. — Murmura con una picara sonrisa mientras posiciona su cuerpo sobre el mío.
No sé qué hora es, pero unas manos masajeando mi espalda hacen que abra los ojos absorbiendo la luz del sol que se cuela por el enorme ventanal que hay en la habitación. —Amor, es hora de levantarnos de esta cama. — Dice colocando sus rodillas a cada lado de mi cuerpo y siguiendo con esos masajes tan relajantes.—Mejor no. — Respondo con una sonrisa.—Ya son las seis de la tarde... ——¿Y qué? Quedamos en que nos quedaríamos encerrados aquí toda la noche de anoche y todo el día de hoy y hasta mañana... — Le recuerdo de manera picara.—Eres insaciable nene, pero te aviso que hay un mundo allá afuera. — Bromea.Sin que ella s
Una vez que termino de acomodar mi corbata color negra que ella misma ha escogido, me siento en el sofá que hay en nuestra enorme habitación, y la espero. Mientras lo hago, reviso mis redes sociales y leo alguna que otra noticia que aparece en internet —Nene, ya estoy lista. — Informa mi esposa y automáticamente levanto mi vista.La veo salir del walking closet y básicamente me he quedado mudo. Vestido negro largo sin mangas ni tirantes, y un tajo que llega muy arriba en su pierna. Cabello recogido y zapatos haciendo juego. Vuelvo a mirarla de pies a cabeza mientras camino hacia ella —¡Pero qué preciosa luces! — Le halago sonriente y tomo una de sus manos para darle un beso.—¡Gracias! Tú también te ves muy guapo. — Comenta y acomoda el cuello de mi americana.—Rubia, no me has dicho de que es el coctel o lo que sea que vamos.