Tal como ella me lo ha pedido, le he dicho a Consuelo y Ángel que se tomaran la noche libre y que fueran a sus respectivas casas, o que hiciesen lo que quieran. No sé que se trae entre manos mi queridísima esposa, pero sé que lo más probable es que me encante. Una vez que me aseguro de que todos ya se han ido, regreso al gimnasio tal como me ha dicho, pero para mi sorpresa no está allí. Lo único que me encuentro es una nota que dice "Ve a la piscina".
《Dije que me iba a gustar...》
Hago todo el recorrido hacia la piscina y al llegar me la encuentro adentro de la misma sin traje de baño, cosa que por un lado me gusta, y por el otro me preocupa 《¿Y si la ven?》
—¿En qué piensas rubia? — Le pregunto mientras seguimos abrazados sobre esta tumbona bajo la luz de la luna.La miro detenidamente y al cruzarse su mirada con la mía, ella me lanza una preciosa sonrisa. —¿Cómo sabes que estaba pensando en algo? — Me cuestiona con asombro.Acaricio su silueta por encima de la toalla que la cubre y me sonrió ante su reacción —Te he aprendido a conocer muy bien guapa. No solo conozco tu cuerpo a la perfección, pero me he aprendido cada uno de tus gestos, de tus miradas, de tus sonrisas; he grabado en mi mente cada uno de tus detalles. — Le confieso.—Mmmm... pero que buena memoria tienes. — Murmura con una picara sonrisa mientras posiciona su cuerpo sobre el mío.
No sé qué hora es, pero unas manos masajeando mi espalda hacen que abra los ojos absorbiendo la luz del sol que se cuela por el enorme ventanal que hay en la habitación. —Amor, es hora de levantarnos de esta cama. — Dice colocando sus rodillas a cada lado de mi cuerpo y siguiendo con esos masajes tan relajantes.—Mejor no. — Respondo con una sonrisa.—Ya son las seis de la tarde... ——¿Y qué? Quedamos en que nos quedaríamos encerrados aquí toda la noche de anoche y todo el día de hoy y hasta mañana... — Le recuerdo de manera picara.—Eres insaciable nene, pero te aviso que hay un mundo allá afuera. — Bromea.Sin que ella s
Una vez que termino de acomodar mi corbata color negra que ella misma ha escogido, me siento en el sofá que hay en nuestra enorme habitación, y la espero. Mientras lo hago, reviso mis redes sociales y leo alguna que otra noticia que aparece en internet —Nene, ya estoy lista. — Informa mi esposa y automáticamente levanto mi vista.La veo salir del walking closet y básicamente me he quedado mudo. Vestido negro largo sin mangas ni tirantes, y un tajo que llega muy arriba en su pierna. Cabello recogido y zapatos haciendo juego. Vuelvo a mirarla de pies a cabeza mientras camino hacia ella —¡Pero qué preciosa luces! — Le halago sonriente y tomo una de sus manos para darle un beso.—¡Gracias! Tú también te ves muy guapo. — Comenta y acomoda el cuello de mi americana.—Rubia, no me has dicho de que es el coctel o lo que sea que vamos.
《Si las miradas mataran, probablemente ya estaría en mi ataúd siendo velado y supongamos que mi familia estaría llorando.》—Olivier, ¿Me disculpas? Necesito intercambiar unas palabras con mi esposo. — Explica ella poniendo su mejor sonrisa.《De acuerdo, creo que estoy en problemas.》 Pienso intentando no reírme.—Si por supuesto, ve tranquila bella. — Le dice y creo que lo voy a matar 《¿La ha llamado bella enfrente de mí? ¡Pero quien carajos se cree este tipo!》—¡Gracias! — Responde amablemente y luego me vuelve a mir
Estamos caminando hacia la casa mientras que nos vamos comiendo a besos en el camino de la limusina a la entrada. Sus manos intentan abrir la puerta de manera nerviosa mientras que las mías recorren su cuerpo. —Nene, así no puedo abrir la puerta. — Se queja entre risas.Sin soltar su cintura, tomo las llaves y termino de abrir la puerta. —Ahora sí, vamos... — Digo sobre su cuello.—Busca un champagne en la cocina. — Propone y la miro sorprendido.—¿De verdad? ¿Quieres tomar ahora? — Pregunto frustrado.Ella se ríe de mí y me besa. —Vamos lindo, no seas malo... trae la botella... — Insiste y definitivamente me convence.—Va bene, esp&eacu
El paisaje que observo al abrir mis ojos es maravilloso. Su cuerpo levemente cubierto por una sábana blanca tendido en la cama. Me pierdo en la forma de su figura y recorro cada rincón de ella con mi mirada. 《¡Vaya que tienes suerte amigo!》 Me grita mi subconsciente. En un mes será mi esposa bajo todas las leyes, pero sobretodo será mi esposa porque así lo hemos elegido nosotros. Cuanto más la miro, mas me acuerdo de cómo inicio todo. Ya llevamos varios meses juntos y las cosas han cambiado drásticamente.—Eres preciosa. — Susurro sin apartar mi mirada e intentando no hacer ruido me levanto de la cama. Me coloco un pantalón corto y salgo de la habitación., y es que me apetece mucho sorprenderla esta mañana llevándole el desayuno
Camino de un lado de la habitación al otro, parezco un león enjaulado, pero los nervios, ansias, y rabia que siento porque este hablando con él no se pasan 《¿Qué viene a hacer ahora? ¿Por qué ha decidido buscarla después de todos estos meses?》 Estábamos tranquilos y más enamorados que nunca... Tengo miedo de que al verlo ella sienta nuevamente algo por él.Me coloco una camiseta y salgo de la habitación. Sé que no debo hacerlo, pero es inevitable. Bajo la escalera intentando hacer el menor ruido posible y al llegar a la sala camino sigilosamente hasta llegar a la puerta del estudio. Me paro a un costado y como todo un chismoso intento escuchar lo que dicen.—Arya, sabes que me tendieron una
Una vez que encontramos un sitio que nos convence en esta playa casi solitaria, Estiramos nuestras toallas sobre la arena y nos quitamos las prendas de más. Me quito la camiseta, y ella se desamarra el vestido para dejarlo caer sobre la arena. La observo sentado y ella me lanza una enorme sonrisa. —¿Te gusta? — Me pregunta dando una vuelta para que vea cada parte del diminuto bikini que lleva puesto.—La pregunta sobra rubia... te ves exquisita. — Respondo sonriente. —¿Exquisita? — Cuestiona sorprendida. —¡¿Acaso soy comida o qué?! — Exclama.—Yo diría que eres más un postre. — Contesto a modo de broma.—Miedo me das... no sabía que te iba todo eso del canibalismo,