Una vez que termino de acomodar mi corbata color negra que ella misma ha escogido, me siento en el sofá que hay en nuestra enorme habitación, y la espero. Mientras lo hago, reviso mis redes sociales y leo alguna que otra noticia que aparece en internet —Nene, ya estoy lista. — Informa mi esposa y automáticamente levanto mi vista.La veo salir del walking closet y básicamente me he quedado mudo. Vestido negro largo sin mangas ni tirantes, y un tajo que llega muy arriba en su pierna. Cabello recogido y zapatos haciendo juego. Vuelvo a mirarla de pies a cabeza mientras camino hacia ella —¡Pero qué preciosa luces! — Le halago sonriente y tomo una de sus manos para darle un beso.—¡Gracias! Tú también te ves muy guapo. — Comenta y acomoda el cuello de mi americana.—Rubia, no me has dicho de que es el coctel o lo que sea que vamos.
《Si las miradas mataran, probablemente ya estaría en mi ataúd siendo velado y supongamos que mi familia estaría llorando.》—Olivier, ¿Me disculpas? Necesito intercambiar unas palabras con mi esposo. — Explica ella poniendo su mejor sonrisa.《De acuerdo, creo que estoy en problemas.》 Pienso intentando no reírme.—Si por supuesto, ve tranquila bella. — Le dice y creo que lo voy a matar 《¿La ha llamado bella enfrente de mí? ¡Pero quien carajos se cree este tipo!》—¡Gracias! — Responde amablemente y luego me vuelve a mir
Estamos caminando hacia la casa mientras que nos vamos comiendo a besos en el camino de la limusina a la entrada. Sus manos intentan abrir la puerta de manera nerviosa mientras que las mías recorren su cuerpo. —Nene, así no puedo abrir la puerta. — Se queja entre risas.Sin soltar su cintura, tomo las llaves y termino de abrir la puerta. —Ahora sí, vamos... — Digo sobre su cuello.—Busca un champagne en la cocina. — Propone y la miro sorprendido.—¿De verdad? ¿Quieres tomar ahora? — Pregunto frustrado.Ella se ríe de mí y me besa. —Vamos lindo, no seas malo... trae la botella... — Insiste y definitivamente me convence.—Va bene, esp&eacu
El paisaje que observo al abrir mis ojos es maravilloso. Su cuerpo levemente cubierto por una sábana blanca tendido en la cama. Me pierdo en la forma de su figura y recorro cada rincón de ella con mi mirada. 《¡Vaya que tienes suerte amigo!》 Me grita mi subconsciente. En un mes será mi esposa bajo todas las leyes, pero sobretodo será mi esposa porque así lo hemos elegido nosotros. Cuanto más la miro, mas me acuerdo de cómo inicio todo. Ya llevamos varios meses juntos y las cosas han cambiado drásticamente.—Eres preciosa. — Susurro sin apartar mi mirada e intentando no hacer ruido me levanto de la cama. Me coloco un pantalón corto y salgo de la habitación., y es que me apetece mucho sorprenderla esta mañana llevándole el desayuno
Camino de un lado de la habitación al otro, parezco un león enjaulado, pero los nervios, ansias, y rabia que siento porque este hablando con él no se pasan 《¿Qué viene a hacer ahora? ¿Por qué ha decidido buscarla después de todos estos meses?》 Estábamos tranquilos y más enamorados que nunca... Tengo miedo de que al verlo ella sienta nuevamente algo por él.Me coloco una camiseta y salgo de la habitación. Sé que no debo hacerlo, pero es inevitable. Bajo la escalera intentando hacer el menor ruido posible y al llegar a la sala camino sigilosamente hasta llegar a la puerta del estudio. Me paro a un costado y como todo un chismoso intento escuchar lo que dicen.—Arya, sabes que me tendieron una
Una vez que encontramos un sitio que nos convence en esta playa casi solitaria, Estiramos nuestras toallas sobre la arena y nos quitamos las prendas de más. Me quito la camiseta, y ella se desamarra el vestido para dejarlo caer sobre la arena. La observo sentado y ella me lanza una enorme sonrisa. —¿Te gusta? — Me pregunta dando una vuelta para que vea cada parte del diminuto bikini que lleva puesto.—La pregunta sobra rubia... te ves exquisita. — Respondo sonriente. —¿Exquisita? — Cuestiona sorprendida. —¡¿Acaso soy comida o qué?! — Exclama.—Yo diría que eres más un postre. — Contesto a modo de broma.—Miedo me das... no sabía que te iba todo eso del canibalismo,
Necesitábamos un fin de semana así; uno donde estuviésemos divirtiendo como una pareja normal. El día en la playa ha sido fascinante, la hemos pasado increíble divirtiéndonos como dos niños y amándonos como dos adolecentes. Ir de compras con ella también resulta bastante entretenido, sobre todo cuando tiene una "personal shopper" como le llaman aquí y lo único que tiene que hacer es probarse la ropa, y bueno... mi papel en todo eso ha sido solamente el de disfrutar del desfile que me ha hecho. 《Pensar que le había dicho que no servía para modelo de Victoria Secret, si Gianluca, muchas veces dices idioteces... tienes la fortuna de tener una esposa que es demasiado guapa para tu propio bien.》 Termino de abrochar los botones de mi camisa frente al gran espejo y una vez que estoy listo
La noto completamente angustiada, preocupada, y con rabia. Camina de un lado de la oficina al otro y ya las ideas para tranquilizarla se me han acabado. —¡Este fue el imbécil de Damián! Es el único que sabía lo que paso además de mi padre y de tu familia. — Me dice furiosa.—Ya está rubia, la verdad ya salió a la luz y no vale la pena perder tiempo en quien fue el que nos mando a seguir. — Le digo en un último esfuerzo para calmarla.—Gianluca, hay muchas familias que dependen de está empresa tú sabes bien de lo que hablo. No quiero que las acciones caigan, y mucho menos vender mi parte. Sé muy bien los buitres que hay como accionistas aquí. A ellos lo que menos les importa son los empleados. Les bajaran los sueldos, sus planes de salud serán horrendos, echaran a un montón de trabajadores… Eso es con le he estado luc
Ha sido un día bastante largo, el haber estado acompañándola en la oficina todo el día me ha hecho entender lo que se le viene encima. Llegamos a casa y después de saludar amablemente a Consuelo, ella sube las escaleras sin decir una palabra. Supongo que esta agobiada por todo lo sucedido.—¿No van a cenar? — Me pregunta Consuelo algo preocupada.—¿Sera que nos puede subir la cena por favor? — Le pido amablemente y ella asiente.—Con gusto. ——Gracias. — Le agradezco y subo la escalera.Al entrar a nuestra habitación la veo sentada sobre la cama cubriendo su rostro con sus manos. 《No me gusta verla así.》 Me acerco lentamente y me siento a su lado.—¿Qué sucede amor? — Le pregunto preocupado.Ella no me responde, tan solo quita sus manos de su cara y me mira. Sus ojos están llenos de lág