Ha sido un día bastante largo, el haber estado acompañándola en la oficina todo el día me ha hecho entender lo que se le viene encima. Llegamos a casa y después de saludar amablemente a Consuelo, ella sube las escaleras sin decir una palabra. Supongo que esta agobiada por todo lo sucedido.
—¿No van a cenar? — Me pregunta Consuelo algo preocupada.
—¿Sera que nos puede subir la cena por favor? — Le pido amablemente y ella asiente.
—Con gusto. —
—Gracias. — Le agradezco y subo la escalera.
Al entrar a nuestra habitación la veo sentada sobre la cama cubriendo su rostro con sus manos. 《No me gusta verla así.》 Me acerco lentamente y me siento a su lado.
—¿Qué sucede amor? — Le pregunto preocupado.
Ella no me responde, tan solo quita sus manos de su cara y me mira. Sus ojos están llenos de lág
Copa de champagne en mi mano, exquisitas fresas bañadas en chocolate, traídas a escondida de la cocina, y su mirada gris sobre mi mirándome con una enorme sonrisa en su rostro. 《Que combinación tan perfecta.》 Pienso y sonrió.—¿No crees que tú y yo deberíamos irnos a dormir? — Me pregunta y ríe.Miro el reloj, dos de la mañana. —No, no lo creo. — Respondo y dejo la copa de champagne sobre la mesita de noche. —Tú eres la jefa, puedes faltar cuando quieras... — Le comento sutilmente y levanto la sabana que nos cubre. Tomo su copa e inclino mi cuerpo para dejarla sobre la mesita de noche que esta de su lado de la cama. Ella ríe ante mi acción y muerde su labio volviéndome absolutamente loco. —Esta noche quiero perderme en ti hasta el amanecer. Quiero besarte hasta que mis labios me griten que me detenga. — Advierto y voy posicio
Tres días despuésOtra vez debo irme y realmente detesto este momento. No me gusta estos abrazos en el aeropuerto diciéndonos adiós, no me gusta que sus labios me besen con ese miedo que lo hacen cuando nos separamos. Se abraza a mi cuello como pidiéndome que me quede.—Te voy a extrañar tanto nene.— Me dice en un susurro.Ella aun no entiende que soy yo quien la extrañare como un loco, así sea tan solo una semana la que debamos estar separados —Yo te voy a extrañar más. Lo único que hace que me vaya con un poco más de calma, es saber que cuando vayas a Italia quedara nada para nuestra boda. Te amo muchísimo amor mío. — Digo a su oído con mi voz quebrándose y hago que nos miremos. —Por favor cuídate mucho, ¿sí? — Le pido y la beso con todo mi corazón entregándose en este beso.<
De regreso a Roma, nuevamente con mi familia, con Kino, con esta tranquilidad que tanto me gusta. El abrazo de mis sobrinos, la sonrisa de mi madre, y el abrazo que me está dando mi hermana, esto me encanta. —Danna, tampoco estuve fuera tanto tiempo.— Digo entre risas, aunque me corta la respiración.—Te he extrañado mucho.— Me dice mientras me mira atentamente.Nos sentamos en el sofá mientras que Lisa, Amanda, y Benicio juegan con algunas de las cosas que les he traído. —Lo sé, y yo a ustedes.——¿Y cuando llega Arya?— Me pregunta con gran curiosidad y mi rostro cambia completamente. Aun sigo bastante enfadado con ella.—En unos días.— Me limito a responder.—¿Han discutido?— Averiguo y no puedo creer que aun a esta edad no pueda esconderle nada, es demasiado frustrante.—Si, anoche. Es que odio que ju
《¡Qué noche de mierda! 》Me digo a mi mismo mientras me giro en el colchón para tomar mi móvil que está en la mesita de noche al otro lado de la cama. No he dormido en casi toda la noche esperando que se comunique conmigo, miro la pantalla y nada. No ha dado señal alguna, y de verdad que me estoy preocupando demasiado 《¿Y si de verdad le ha pasado algo?》 Me pregunto.Me levanto de la cama, me coloco el pantalón corto que deje tirado sobre el sofá anoche, uso el baño, y bajo a la sala para desayunar e intentar nuevamente comunicarme con ella. Estoy llegando a la cocina cuando escucho el ruido de música proveniente del jardín, y sin pensarlo dos veces salgo para ver qué ocurre; Kino sigue mis pasos hasta el jardín y para mi sorpresa hay una mesa preparada a un lado de la piscina con un gran desayuno. Estoy por voltearme para ver donde están todos, pero un par de manos, clarame
—Estás absolutamente loca, pero me encanta que lo estés.— Le digo al oído aun agitado por nuestra calurosa reconciliación.Ella ríe y se aferra a mi aun sentados sobre esta silla. —Tú me haces ser así.— Me susurra.—¿Así como? ¿Sexy o loca?— Le pregunto mientras mis dedos van recorriendo su espalda.Esa mirada gris se clava en la mía como explicándome todo. –La manera que me miras me hace sentir la mujer más sexy de este mundo. Amo enloquecerte, amo poder sorprenderte, te amo a ti todo, todito... con cada detalle tuyo, con tu preciosa sonrisa, con estos ojos que me encantan... con este cabello.— Dice enredando sus dedos en mi cabello. —Amo cada línea de tu cuerpo nene... me traes loca.— Habla de manera exagera y me besa.Así como ella dice que yo la hago sentir la mujer más sexy del mun
El ruido de sus pies sobre el piso de madera de la habitación, hacen que abra mis ojos. La observo caminar en cuclillas por la habitación envuelta en su albornoz de seda, mientras habla por el móvil. Miro el reloj que hay colgado en la habitación y marca las 11 de la mañana. Definitivamente hemos dormido demasiado, pero después del día y la noche de anoche, no era para menos. Me levanto de la cama, busco mi bóxer del suelo, me lo coloco, y luego busco mi albornoz y me lo pongo. Salgo de la habitación buscándola y para mi sorpresa veo la puerta de su oficina abierta. Al entrar, ella apenas me mira y solo observa la pantalla del ordenador.—¿Pero a qué hora sucedió esto? ¿Han dado parte a la policía?— Pregunta bastante preocupada. —¿Y ella como está? ¿Has llamado a su familia?—Sin poder aguantar más la curiosidad, c
Estoy muy concentrado revisando algunos reportes en el ordenador sentado en el soda de la sala, cuando escucho la puerta de entrada abrirse. Volteo para mirar y allí esta ella con una enorme sonrisa en su rostro. Supongo que ha encontrado el vestido de novia.—¡Buenas noches mi guapísimo esposo!— Dice con entusiasmo y camina hacia atrás del sofá para colar sus brazos por encima de mis hombros y así llenar de besos todo mi rostro.—¡Vaya, pero que feliz que estás!— Comento entre risas y dejo que siga dejando las marcas de su labial por mi piel.—Es que me han llamado de Los Ángeles, Consuelo ya está bien. Solo tiene que hacer reposo.— Explica feliz y vuelve a sorprenderme ya que no es solo por el vestido que está así.—Esas si que son buenas noticias.— Hablo y sin que ella se lo espere, dejo la computadora a un lado, sujeto sus
Mi camiseta cubriendo su figura y verla cocinar junto a una copa de vino es una imagen que me encanta. La ayudo con alguna que otra tarea culinaria, pero honestamente no se me da muy bien. En cambio, a ella sí, cosa que me sorprende muchísimo.—Rubia, me acabas de cerrar la boca con esto.— Digo entre risas.—¿Por qué lo dices?— Pregunta con gran curiosidad mientras sigue condimentando la salsa de tomate.Me acerco a ella y me paro detrás suyo para rodear su cintura con mis brazos. —Porque creí que no cocinabas... es más, creí que ni hervir agua sabías.— Confieso entre risas y ella deja la cuchara a un lado para darme un golpe.—¡Ey! ¡Más respeto con tu esposa!— Me exclama y para pedirle perdón beso su cuello.—Lo siento guapa, solo me has sorprendido. No solo sabes cocinar bien, si no que también te v