Han pasado dos días desde la tarde de piscina y no he vuelto a tener noticias de Derek; él no ha vuelto a la Universidad, según Luke por asuntos familiares. La curiosidad está haciendo un hueco en mi interior, realmente quiero saber qué es eso que Derek oculta que logra ponerlo de tan mal humor, es como si tuviese un interruptor en el cerebro que puede ser apagado con tan solo una llamada.
Hoy he estado a punto de pedirles su dirección a los chicos, pero no encuentro ninguna excusa presentable para hacerlo, Además que es un poco desesperado de mi parte.
―Tierra llamando a Gabriel. ―Una mano frente a mis ojos me parpadear repetidas veces y centrar mi vista en la sonrisa traviesa de Mei―. ¿En qué pensabas, chica? Estabas completamente ida.
Las clases han pasado en una tortuosa lentitud, y ahora nos encontramos en clase de Arte moderno. Nos asignaron un trabajo
―¿Qué ocurre Gabriel? ―Luke me habla con voz baja y cautelosa y me hace levantar el rostro al instante en que una lágrima rebelde resbala de mis ojos. En un parpadeo tengo a Mei y Nate sobre mí, el ceño fruncido de la asiática y su mirada preocupada solo hacen que me sienta más expuesta, y lo odio. Mis ojos viajan por todo el pasillo tratando de buscar inútilmente a quien pudo haber dejado la nota en mi casillero, pero no hay nadie, apenas se ven algunas personas saliendo de sus salones ya que también les han dejado la tarde libre. Pudo ser cualquiera. ―¿ Puedo verlo? ―La mano extendida de Mei aparece frente a mis ojos, y en este momento solo quiero salir corriendo. Me hace sentir enferma pensar en que ellos sepan esta parte de mi vida. Pero siempre supe que pasaría y al parecer el momento llegó. Con manos temblorosas extiendo el papel hacia ella, quien con mucho cuidado lo abre. Luke y Nate se ubican a su lado para poder leer el contenido de la carta, y yo solo puedo ver sus expres
Nos subimos a mi auto y vamos directo a Shakes. El lugar es tal como lo imaginaba: pintoresco, alegre y lleno de jóvenes hormonales. Hacemos nuestra orden para llevar de dos hamburguesas con tocineta y extra queso y dos refrescos de Kola. Al poco tiempo ya nos encontramos rumbo a mi casa.El trayecto hasta mi casa es corto y silencioso, ninguna de las dos dice nada una vez subimos a mi auto, Mei coloca algo de música y ambas tarareamos las canciones que suenan hasta que llegamos. Nos bajamos del auto y subimos las escaleras del porche, antes de poder sacar las llaves del bolso la puerta principal se abre y el rostro lleno de pintura de mi padre nos da la bienvenida. Papá viene cargando un montón de cajas en sus manos que al parecer son basura, se detiene en seco cuando me ve.
El silencio se ha apoderado de la habitación, y el ambiente puede palparse de lo tenso que está. El rostro de la asiática se ha blanqueado algunos tonos luego de escucharme. Yo estoy absolutamente quieta, no me he atrevido a mover un solo músculo del cuerpo, y mis ojos no se han separado de dónde Mei se encuentra sentada en la cama.Ha abierto y cerrado la boca en varias ocasiones sin lograr que una sola palabra salga por sus labios. Y no es para menos, puedo entender que esto no es algo fácil de asimilar. Los ojos cafés de mi amiga pasan de la fotografía que lleva en las manos a mí en repetidas ocasiones hasta que por fin las palabras salen de sus labios.―No lo entiendo ―las palabras salen atropelladas de sus labios―. ¿A qué se refiere la nota cuando dice que debes pagar?Mis ojos se cierran solos y los aprieto por lo que me parece es una eternidad. ¿Cómo voy a explicarle que la persona frente a ella es una asesina? Siento como la rabia empieza a brotar en mi interior. ¿Por qué no p
Me retiro como si el balcón quemara y me posiciono lo más lejos posible de dónde Derek ahora se encuentra. Lo último que necesito después de todo lo ocurrido el día de hoy es avergonzarme en frente de él. Derek entra con una gracilidad impresionante al balcón y se acerca unos pasos hacia donde estoy. Su mirada me recorre de pies a cabeza y siento como un escalofrío se instala en mi columna vertebral. No estoy segura si es debido a malos recuerdos o es por algo más. Algo nuevo.—¿Sabes que tengo una puerta, verdad? —digo en un susurro, pero él parece no escucharme o simplemente decide ignorarme.—Has estado llorando. ―Vuelve a decir, esta vez con un poco más de fuerza; sus manos
Un debate se forma en mi interior con esas palabras. No estoy segura que deba contarle nada de lo sucedido pero las ganas de dejar salir todo lo que llevo dentro me están consumiendo, es como una necesidad primitiva de liberarme, como si la solución a todo lo que me consume por dentro se encuentre en soltar las palabras, y él está aquí dispuesto a escucharlas; pero la vergüenza y el miedo a que él se aleje de mí me frenan a hacerlo. Sigo siendo egoísta.―No voy a irme Gabriel. ―Como si leyera mis pensamientos Derek me invita a que hable y vuelve a tomar asiento en mi cama.Antes de poder pensar bien en qué es lo que voy a hacer y dejarme convencer por mis peores pensamientos, me acerco hasta el tocador y cojo entre mis manos una de las muchas fotografías de Davis que se encuentran allí y la extiendo hacia el castaño que con algo de duda la toma.―Él era mi hermano ―digo apenas en un murmuro lo suficiente alto para que él me escuche―. Éramos mellizos, su nombre era Davis… y yo lo maté.
Es el último día de clases; ya se puede respirar el fin de semana. No veía la hora en que esta semana termine, más aún después de lo ocurrido ayer. Desde la nota en mi casillero, hasta el hecho de haber contado una parte de mi vida… Una de las peores tal vez. A Derek. Pero por más extraño que parezca, no me sentí mal al hacerlo. Fue como si una parte de mí, supiera que él me entendería, que sabría las palabras justas que debe decir.La tarde de ayer luego de haberle contado lo ocurrido con mi hermano, Derek me dejó llorar en su pecho, me sostuvo cuando creí que el mundo bajo mis pies desaparecería. Se quedó conmigo hasta entrada la noche, hablando de nada pero diciendo mucho al mismo tiempo. Esa es una de las tantas razones por lo que me encanta sacarle fotografías; su presencia parece estar en armonía con el mundo entero. A pesar de esa coraza de hostilidad con la que se disfraza.Bajo del auto con cansancio y más sueño del que debería y empiezo mi caminata por el campus, pasando jun
Mientras Luke se va acercando a nuestra mesa, la ansiedad ya ha empezado a hacer estragos en mí. Después de lo que decía la nota el día anterior solo puedo imaginarme lo peor. Empiezo a sentir mi ritmo cardíaco acelerado y mis manos empiezan a moverse sin descanso debajo de la mesa. Algo cálido envuelve una de mis muñecas y mis ojos viajan de inmediato hacia ella. La mano de Derek está rodeando la mía, trazando círculos sobre mi piel y ocasionando que un cosquilleo se apodere de aquella zona donde su mano hace contacto con la mía. Mis ojos se encuentran un segundo con los del castaño en el preciso momento en que Luke deja caer los periódicos en el asiento junto a Nate.―He tratado de reunirlos todos. ―La voz de pesar de Luke solo logra ponerme peor.Me inclino hacia adelante con el cuerpo temblando en anticipación y trato de llegar hasta uno de los periódicos pero la mano de Luke se interpone en mi camino.―No creo que debas leer nada de lo que dice ahí, Gabriel. ―Luke se ve preocupado
El rostro de Derek se ilumina con mis palabras, su cabeza se gira hacia donde Nate está y puedo notar que el rubio está sonriendo y déjenme decirles que esa sonrisa no presagia nada bueno.―Vamos a hacer un plan y vamos a desenmascarar a ese hijo perra. ―El castaño se ve mucho más relajado que hace unos minutos―. En la casa de Nate después de clase.Todos nos colocamos de pie y nos disponemos a caminar fuera de la cafetería, a nuestro paso todas y cada una de las personas que están a nuestro alrededor me quedan observando con descarada curiosidad decorando sus gestos. Una melena rubia bastante conocida llega hasta dónde estamos y todo en mi cuerpo se coloca alerta. Por el rabillo del ojo puedo ver a Mei apretando las manos en puños.―Derek cariño, realmente no sabía que te estabas dedicando a la caridad este año. ―La voz de Amber sale tan afilada como una cuchilla y tan empalagosa que me da ganas de vomitar.Detrás de la rubia están las dos tontas que se pasan la vida siguiéndole los p