Llegué a la oficina una hora tarde, Oliver me dijo que no debía preocuparme porque él era el jefe y estaba conmigo. Quiso que llegáramos juntos a la empresa, le dije que era una mala idea, pero en su caso lo vio como algo atrevido que estaba deseoso hacer. Las miradas de las personas por los pasillos y en el ascensor fue más que evidente. De hecho, cuando llegué a la oficina Alexa me observó con gran impresión que no pudo disimular. —Alexa, ¿ya tienes la investigación de mercado que te pedí? —le pregunté. El día anterior la puse a hacer una búsqueda de mercado en productos de belleza para nuestro plan de marketing para una marca. Ella debía entregármelo a primera hora, era el primer trabajo que decidí entregarle desde que me volví su jefa, era algo sencillo de hacer, sin embargo, constaba de bastante tiempo y por la vigilancia que hice anoche, sabía que estuvo en casa de Eloísa y no hizo ningún trabajo. —Claro que sí —respondió mientras tomaba unos papeles de su escritorio en el cu
La junta directiva iba a estar presente cuando se presentara el plan de marketing al director general del Loreal, con quien estábamos trabajando, era cliente importante para GABA, así que había que ser sumamente meticulosos e innovadores en las presentaciones. Le dije a Oliver que sería Alexa quien haría la presentación del plan de marketing. —¿No te parece arriesgado que sea ella quien lo haga? —preguntó con rostro serio y no convencido con mi idea. En aquel momento tocaron a la puerta, pero no esperaron a que Oliver diera permiso para entrar. La única que hacía eso era Alexa, creía que entre ella y el jefe había confianza suficiente y lo trataba como su igual. —Ay, Oliver, no sabía que estabas ocupado —dijo con una sonrisita y arregló su cabello—. Solamente venía a decirte que si vas a almorzar con nosotras. Pues Eloísa viene a almorzar conmigo y creí que te gustaría que fuéramos juntos. Oliver enarcó una ceja y con verle de lejos sabía que le molestaba tenerla presente. —Pero
Las palabras de Emma me dejaron sin aliento, ¿por qué me haría daño si estaba enamorada de mí? Ella misma lo acababa de aceptar.—¿Por qué lo hiciste? —pregunté.El mareo comenzaba a consumirme y me faltaba el aire.—Ya te dije, necesitaba destruir tu matrimonio —respondió con frialdad—. Era lo más importante que Eloísa tenía, así que debía comenzar por allí.—Pero… hacerme esto… —solté casi sin aliento.Emma se tomó su tiempo para responderme. Comenzaba a notar aquella faceta de su personalidad, alguien fría y calculadora.—Jader fue uno de los muchos hombres con los que te engañó Eloísa —explicó—, por eso tomamos la decisión de irnos por ese camino. El punto débil de Eloísa son los hombres guapos, por eso Jader accedió a seducirla, aunque… para serte honesta, quien finalmente se encargó de seducir fue ella.Las palabras de Emma me revolvían el estómago e impedían que pudiera respirar.—En parte tengo que aceptar que quería que vieras la clase de mujer que era tu esposa —siguió dicie
Aunque Oliver se fue de la empresa sin decir palabra alguna, a la media hora me llegó un pedido de comida. Creí que estaría enojado conmigo, que no quería verme nunca más después de haberle confesado uno de mis mayores secretos. Me hizo sentir muy mal el que, aunque Oliver estaba herido por mi culpa, seguía pensando en mi bienestar, lo cual demostraba la persona gentil que era; pero reflejaba que yo era todo lo contrario. El almuerzo era una salsa de carnes con papas y ensalada, además de un pequeño postre de chocolate con arequipe que me hizo recordar a mi niñez. Una comida tan deliciosa, sorpresivamente, me hizo sentir sumamente triste.—Uh… Emma, ¿tienes algún enamorado que te envió hoy el almuerzo? —comentó Olivia al entrar a la oficina y sentarse al otro lado del escritorio.Acababa de terminar de almorzar y bebía lo último del té frío con el que vino acompañado.—No lo puedo llamar enamorado, es… un colega —respondí.—Pero un colega que se preocupa por cuidar de su compañera…
Esta era la parte que más me disgustaba de una venganza, el tener que seducir hombres no era lo mío, sin embargo, era un pacto que había hecho con Jader: si él destruía el matrimonio de Eloísa, yo también aceptaría hacer lo mismo si en algún momento lo veíamos necesario.—Bien, haré todo lo posible por ir a la velada —acepté.Terminé de tomar mi desayuno y me dirigí a la oficina. Llegué más temprano de lo normal, por lo cual algunos de mis compañeros de trabajo aún no habían llegado.Me ocupé revisando los últimos detalles de la presentación, así como también organicé la sala de juntas, colocando las carpetas en los respectivos asientos.Cuando volví al departamento de marketing, encontré a Alexa confrontando a Olivia, estuvo a punto de golpearla.—¡¿Qué está sucediendo aquí?! —espeté y me acerqué con rapidez, tomando el brazo de Alexa en el aire para impedir que la golpeara.Cuando Alexa reaccionó, alejó de un sacudón su brazo de mi agarre y dio un paso atrás.—Eh… no sucede nada —in
—Eres una gran directora, veo que Oliver tomó una gran decisión —me dijo el señor Bosson mientras avanzaba a la salida de la sala de juntas.—Muchas gracias, señor Bosson —dije con una sonrisa amable.—Sigue así, señorita, sigue así —animó antes de seguir su camino y acercarse a Alexa.Desde mi distancia podía escuchar la conversación que tuvo el antiguo presidente con la joven, quien desde mi perspectiva, se encontraba como un gato asustado y sin tener escapatoria.—Se-señor Bosson… —dijo Alexa.—Cuando tu familia me pidió que te dieran el puesto de directora —comenzó a decir el hombre con voz autoritaria, típica de alguien acostumbrado a ser jefe—, estaba convencido que serías mala en tu papel, porque nunca he visto que seas suficiente para el cargo, sin embargo, por la larga amistad que han tenido nuestras familias, decidí darte una oportunidad para que me demostraras lo contrario. Ahora veo que siempre tuve la razón, eres incompetente e irresponsable. Por tu culpa estuvimos a punt
Cuando Aureliano me llamó para citarme a la salida del trabajo supe para qué era, además lo que me diría.Al estar en el restaurante bar del centro, a tres cuadras de mi empresa, sentí el tiempo correr demasiado lento. Mi pierna derecha temblaba impaciente y comencé a comerme las uñas por la desesperación.Cuando un mesero se acercó para preguntarme qué iba a pedir, decidí tomar algo de alcohol, porque se me hizo demasiado tortuosa la espera, así que pedí un vodka doble.Pasado diez minutos de espera, vi que Aureliano llegó, traía puesto un abrigo negro que lo hacía ver mucho más robusto de lo que ya era; traía en su mano derecha un sobre de manila marrón.Nuestras miradas se encontraron con rapidez, así que llegó directo a la mesa de madera rústica donde me encontraba.—Hola, hermano, ¿cómo estás? —me preguntó.—Por favor, dime qué averiguaste —pedí con impaciencia.—Hey, cálmate, hermano, tranquilo —dijo y rodó el sobre por encima de la mesa—. Ya comencé a averiguar lo que me pedist
No imaginaba quién podría ser tan tarde en la noche, me había acercado a la puerta con inseguridad, preguntándome si sería Alan o Jader quien debían darme alguna noticia, aunque lo creía poco probable, porque habrían avisado por mensaje o llamada que irían a mi apartamento.Cuando revisé por la mirilla, tuve un sobresalto al darme cuenta que se trataba de mi jefe Oliver. El miedo me consumió de repente, ¿cómo sabía con exactitud el número de mi apartamento? Además, ¿qué hacía a esa hora de la noche buscándome?Tuve un mal presentimiento y envié con rapidez un mensaje a Jader:“Oliver está aquí, ven rápido, no sé qué intenciones tiene”. Después de enviar el mensaje, volví a escuchar el timbre ser tocado dos veces. Me acerqué a la puerta y volví a curiosear por la mirilla.—¡Emma, por favor, abre, necesito hablar contigo! —dijo—. Sé que estás allí, abre, por favor, hablemos.Revisé mi celular y el mensaje de Jader:“Estoy revisando las cámaras de seguridad, voy en camino, le he avisad