Mireya estaba tan feliz que radiaba luz, con esa sonrisa de oreja a oreja, Luca sonreía, pero era más forzado, cuando se levantó y la vio a su lado durmiendo gruño, no era Aurora, la que estaba a su lado. Tony tenía razón esa mujer se estaba volviendo una obsesión, a cada hora y momento pensaba en ella, había desplazado por completo el dolor y los pensamientos de Anastasia, aunque si lo pensaba en su mente las veía a las dos como una sola. —Muchas felicidades hijo has tomado una buena decisión —dijo su padre que lo abrazaba. —Si es así, porque no me siento emocionado —estaban solos en el despacho tomando una copa de wisxhy —le pedí matrimonio pensando en Luciano, y cuando estaba con ella, pero tengo una sensación rara en mi…—Eso es culpa, piensas que estas traicionando ala memoria de Anastasia, pero no es así —palmeo su hombro —como te dije ella te amaba, estoy seguro que desde el cielo ella acepta que le des a Luciano una madre como Mireya…—No estoy seguro —recordó la imagen de
Aurora veía el camino mientras su mente se llenaba de interrogantes. El encuentro que ella misma había propiciado le dejo un sabor dulce y amargo a la vez. ¿Por qué había mencionado el nombre de su difunta esposa, cuando había llegado a su clímax? La confusión se apoderaba de su pensamiento, era posible que Luca aun amara a su esposa, si era así ¿Por qué la mato? Aurora se debatía entre la razón de su venganza y la pasión que Luca despertaba en ella, intentaba descifrar las sutiles señales que había surgido en su cuerpo cada vez que estaba cerca él. —¿Qué piensas? —volteo a ver a Franco, que la miraba con intriga. No podía decirle que sentía aun sus manos de Luca sobre sus piernas cuando las apretaba con fuerza mientras sus caderas se movían en una danza única. —En como una mujer como Mireya puede amar a un hombre como Luca, es frío, durante la cena no tuvo ninguna atención de cariño hacia ella —Franco soltó un suspiro como de alivio, su rostro se formó una sonrisa. —Luca es as
El día de la boda llegó, Luca se veía en el espejo, su traje beige le quedaba a la perfección marcando sus fuertes brazos, ajusto la rosa negra en la solapa del traje. Anastasia siempre estaría presente en su vida y más ese día.Sabía que todo en la casa era un caos, gente por todos lados llevando adornos, flores y comida que había sido pedidos para la boda. —Luca los invitados están llegando —dijo su padre que ingresaba a su habitación, al igual que él venía vestido con un traje de color beige —creo que sería bueno que los recibieras…—Si ya voy ¿Dónde esta Mireya? —preguntó sacando del cajón una pequeña caja.—En su habitación, pero no piensas ir ahora…—Luca sonrió, el no creía en nada de eso de la mala suerte. —Son supercherías tontas, le tengo que entregar el anillo —dijo saliendo hacia la habitación, dio dos toques y escuchó que le daban el paso.Al verlo Mireya se cubrió con una bata, pero fue inevitable que no viera parte de su vestido.—Luca ¿Qué haces aquí? —preguntó nervi
Luca estaba sorprendido al ver la sonrisa de Aurora, ella parecía divertida, como una niña traviesa a punto de ser descubierta. —Yo solo vine a darte tu regalo de bodas —dijo, sus manos fueron a los tirantes de su vestido blanco, los retiro lentamente delante de Luca, quedando completamente desnuda. Luca trago saliva, era un cuerpo espectacular, no era como de modelo, pero sus curvas la hacían más mujer. Levantó la vista, su rostro estaba sonrojado, y sus ojos brillaban de entusiasmo. —No, ¿Qué te pasa estás loca? —Luca camino a la puerta —ponte ese vestido, puede venir Franco en cualquier momento ¿Quieres que nos matemos? —ella camino sin ninguna vergüenza, tomo la mano de Luca que estaba en el plomo de la puerta, la cerró mientras su otra mano rodeaba su cuello y lo atraía a sus labios.—El no vendrá a buscarme — la piel de sus senos desnudos los sintió tocando su torso —tenemos tiempo para que tomes tu regalo.Aurora volvió a tomar sus labios, quería apartarla, pero su cuerpo le
Su voz es dulce y seductora, cierra los ojos imaginando a Anastasia, siente como rodea su cuerpo, por instinto mueve su mano a la parte posterior de la cabeza de ella, toma sus labios en un beso rápido, exigente, apasionado. Sus respiraciones se vuelven más rápidas, ya que sus bocas no pueden tener suficiente el uno del otro. La empuja contra la pared de piedra más cercana, sus dientes tiran de su labio inferior y sus labios amasan los suyos, mientras su mano baja a tomar su pecho que le da un ligero apretón. Aurora presiona su cuerpo contra el suyo, dentro de su boca suelta un gemido al sentir la dureza que reclama ser enterrada en ella. El coraje desaparece para dar paso a la pasión que siente por esa mujer, que lo hace vivir los recuerdos de estar en los brazos de ella. —¡Oh Dios! —escucha que dice cuando deja un momento su boca y besa su cuello —ahora compruebo cuanto me deseas. —Quiero tenerte toda la noche —responde mordiendo y chupando en su hombro—fue un error casarme co
Luca apenas pudo contener los golpes que le daba Mireya, se había vuelto una mujer loca y poseída.—No puedes estar diciéndome eso —,decía mientras daba puñetazos en su pecho —.Hoy nos casamos. Estás jugando conmigo. Vuelves a burlarte de mí como hace años.—No, pero me precipité al pedirte que fueras mi esposa —tomó sus muñecas con fuerza—. Sigo amando a Anastasia, cuando estuve contigo lo hice pensando en ella…El dolor en su rostro se intensificó, y pronto se convirtió en odio. —Es todo esto por ese maldito cuadro —dio una vuelta, tomándose el estómago —si quieres te pido perdón, que regresen la fotografía a su lugar, pero por favor no te divorcies de mí.—No, no es por la fotografía, es por mí, no puedo olvidarla, pensar estar contigo, me hace sentir culpable, que falto al juramente que hice —Mireya comenzó a reír por sus palabras. —Si, pero con ella si puedes estar, esa mujer si puede hacer que te entregues y olvides a tu esposa muerta —apretó con furia su cuello —cuando estas
Aurora respiró hondo calmando su respiración agitada, mientras entraba a su habitación, a pesar de aparente tranquilidad, la preocupación seguía presente en su corazón. A medida que se acercaba, pudo ver los rasgos relajados y escuchar la respiración suave de Franco. Seguía dormido, ¿Por qué había pensando en el cuando escuchó el disparo?No lo tenía claro, pero la incertidumbre que él pudiera causar ese daño se instalo en su corazón. Se subió en la cama con sumo cuidado, tratando de no despertarlo, se acomodó, cerro los ojos queriendo dormir, pero su pensamiento la llevaba a las palabras del hombre de Luca. Que había querido decir que, con que se iba a volver a robarle a la mujer a otro hombre, eso no concordaba con lo que Helen y Franco le había dicho, Anastasia era soltera, o eso creía ella, que tal y no, y ese supuesto amante que conoció en Venecia era en verdad un novio, el amor de su vida. Tal vez a eso se refería el custodio de Luca, pero como saber sin preguntar. La única
Luca volvió a casa con Mireya después de salir del hospital. Ella no podía ocultar su alegría, se sentía triunfadora, creyendo que había logrado su objetivo.—No hay nada que puedas hacer para obligarme a abandonar esta casa —dijo Mireya con firmeza, mientras le lanzaba una mirada desafiante a Luca. Luego, le hizo un guiño y se acercó al padre de Luca que ingresaba a la sala —¡Luciano! ¡Luciano! — gritó, tratando de llamar la atención de su suegro, Luca la observó con furia e impotencia.—¿Qué pasa querida? —preguntó Luciano con suma preocupación, abrazó a Mireya y miró a Luca con un signo de pregunta en su rostro. —Su hijo quiere echarme de la casa sin importarle que llevo un hijo suyo en el vientre — Luciano miró con dureza y reproche a su hijo…—Luca nosotros nos regimos bajo un código, no obligamos a las mujeres, ni abandonamos a ellas con nuestros hijos —Luca solo gruño y apretó la mandíbula, su padre le estaba dando armas a Mireya para seguir chantajeando…—déjate de estupideces