Estuve obsesionado durante semanas intentando encontrar la verdad. No iba a dejar ninguna piedra sin levantar, investigar o interrogar porque quería con todas mis ganas saber el origen de la carta y de donde provenía todo.
Aun así, admito que esta obsesión escaló bastante, porque en mis tiempos libres no hacía otra cosa que no tuviera relación con la carta, encerrándome en mi escritorio durante horas, dejando de lado mis escrituras y demás intereses.
Sin embargo, me rehusaba a dejar de buscar, ya estaba metido en esto después de todo y era algo que carcomía mi mente todo el día.Absorto en mis pensamientos mientras almorzaba en mi escritorio y no en el comedor para así ahorrar tiempo en mi investigación, tocaron a la puerta repentinamente.
—Señor, tiene una visita —avisó.
—¿De quién? —me asombré.
—Dijo que su nombre era Juliett Varcarnyo —respondió.
¿Qué? Estaba comenzando a acostumbrarme a la actitud de Juliett en donde hacia cosas sin pensar. Era alguien revoltosa e impulsiva y de hecho eso me atraía mucho de ella, pero, nunca pensé que aplicaría esa impulsividad conmigo ya que una vez me mencionó que este tipo de acciones lo hacía con gente muy cercana a ella, gente que sabía que no se enojarían con su persona por aparecer sin avisar.
Esto en cierta parte me colocaba muy feliz, al saber que Juliett sentía esa cercanía conmigo.
Mientras seguía asombrado la sirvienta se retiró de la habitación para acto seguido entrar Juliett con mucho ruido.
—¡Jacob! ¡Qué bueno que estas en casa! —me abrazó.
—¡Juliett! ¿Qué te trae por aquí? —le devolví el abrazo.
—Supongo que tienes una cocina ¿o no? —me miró con astucia.
—Sí...pero ¿A qué viene esa pregunta? —cuestioné.
Juliett me tomó de la mano y me sacó de la habitación.
—Guíame hacia ella —dijo mientras me miraba a los ojos.
Podía sentir como mis mejillas aumentaban su temperatura y mi mente se bloqueaba completamente ¡Era muy hermosa!
Como pude con el resto de mis sentidos, la dirigí al lugar de la casa que ella quería. La cocina era completamente de madera con un color café claro, se notaba que era madera de buena calidad y que se ha conservado bien con el paso de los años. Tenía algunas puertas de la encimera con vidrios por lo cual muchos juegos de té y porcelana podían apreciarse desde lejos, al igual que algunas copas con diseño elegante. Al medio contaba con una isla también hecha de madera y contaba con un lavamanos en una posición bastante cómoda, en donde, arriba de esta isla, se encontraban algunas rosas rojas decoradas con un hermoso florero.
—Prefiero las flores amarillas —dijo Juliett al ver el florero.
—Creí que dirías que las blancas —respondí.
—¡Oh, definitivamente el blanco es mi color! Pero en las rosas el amarillo es más tierno.
—Creo que nunca te he preguntado porque usas siempre ropa blanca.
—¡Ah! Es una larga historia que involucra a mi madre fallecida pero no es momento para hablar sobre eso. De hecho, en una parte del jardín hay solo flores blancas y rojas.
—Creo que las he visto, esas rosas blancas y rojas, pero predominaban más las amarillas —confesé.
—La mayoría si, ya que nuestro negocio familiar se centra en ellas, pero esa partecita del jardín es en honor a mi madre. Está escondida.
No quise seguir preguntando más porque se notaba que Juliett no se sentía muy cómoda y quería hablar de otras cosas, aunque debí admitir que me intrigaba bastante el notar como es que Juliett siempre usaba el color blanco en su ropa y Julieta siempre el color rojo.
—En fin ¿A qué se debe tu grata visita? —pregunté.
—¡Espero que tengas todos los ingredientes!
Acto seguido sacó un libro bastante grueso de su bolso. El libro estaba repleto de recetas de todo tipo y Juliett quería hacer un pie de frambuesa con crema. No tenía las frambuesas, pero si todo lo demás. Afortunadamente Juliett se había adelantado y traía el fruto rojo con ella.
—Vi en tu rostro el susto de no tener frambuesas —dijo mientras me tomaba la mano. Acto seguido se acercó a mí oído —No tienes que complacerme en todo, solo se tú mismo.
Con esa simple acción de su parte sentía como mi cara de colocaba completamente roja. Es que acaso ¿estaba coqueteando conmigo? ¿O simplemente eran ideas mías? La cabeza me daba vueltas.
—¡Bueno! ¿Tienes algún delantal? —me preguntó calmada.
Las sirvientas nos habían dejado solos en la cocina, pero anticipándose a lo que necesitábamos dejaron dos delantales colgados en la puerta.
Luego de la escena del oído me pude soltar más y ser yo mismo como Juliett había pedido. Pasamos toda la tarde intentando hacer el pie, manchándonos de harina, huevos y frambuesas, pero nada de eso me importaba porque estaba con ella.
Mientras esperábamos a que el pie se horneara nos quedamos limpiando lo que habíamos manchado.
—Perdón si vine sin avisar —soltó Juliett.
—¡No digas eso! Disfruto muchísimo tu compañía.
—¿De verdad? —se sorprendió.
Pude ver como Juliett se volteaba para limpiar otro lugar de la cocina y así evitar que la viera de frente pero su piel era tan blanca que era imposible no divisar de lejos que su mejillas y orejas estaban coloradas.
—Yo también disfruto muchísimo tu compañía —respondió.
Me sentía tan cómodo con Juliett pero me daba miedo malinterpretar este sentimiento y que resultara ser solo acciones amistosas de parte de ella.
Mientras seguía en mis pensamientos, Juliett se da vuelta bruscamente para ir a buscar otro paño de limpieza, sin darse cuenta de que debajo de ella en el suelo había un charco de agua.
—¡Cuidado!
Alcancé a gritar mientras acto seguido la tomé de la mano impulsándola hacia mi pecho y así evitando su caída. Nos quedamos así un largo rato sin decir nada, hasta que el horno sonó avisando que el pie ya estaba listo para su salida.
—Yo...disfruto mucho tu compañía- repitió Juliett —. Y por eso quiero verte más seguido.
La aparté un poco de mi para poder ver su rostro y acto seguido con muchos nervios le besé la mejilla.
—Yo también —respondí.
—A la próxima, no necesitas mi señal para besarme en los labios. Solo hazlo.
No podía creer lo que mis oídos habían escuchado, solo podía pensar en lo hermosa que se veía con harina y huevos en la cara.
—A la próxima, me encargaré de que sea especial. Y lo puedas recordar toda tu vida —respondí decidido.
—Estaré esperando ese día —me respondió con una sonrisa sonrojada —. ¿Quieres pie? —me preguntó.
—¡Por supuesto que sí! —respondí.
¿Sabes Juliett? Aún recuerdo esa tarde en la cocina. Estabas preciosa.
Estaba embobado con lo que había pasado en la cocina y luego de ese día hablábamos todos los días con Juliett, ya sea por llamada, correo o chat. Cada día que pasaba, mi atracción hacia ella crecía más y más por lo tanto quería concretar una cita lo más pronto posible, ser mucho más sincero de lo que fui el día de la cocina y sacar a flote todo lo que siento por ella. Sin embargo, a pesar de que el tema de la carta se me había disipado de la mente un rato, este volvió inmediatamente como un balde de agua fría al ver que por la puerta de la casa entró mi padre con algunas maletas y su clásico sombrero de viaje. No sabía para qué vendría a Clicktons y porque ahora en este momento ¿A caso sabría de alguna manera que encontré su carta?—¡¿Padre?!—Buenos días, Jacob ¿Cómo llevas la casa en mi ausencia?—¿Tú ausencia? Hace más de 10 años que no venías aquí.—Pero sigue siendo mi casa.A mi padre no le podías hacer bromas porque todo se lo tomaba en serio y eso muchas veces me disgustaba de
Afortunadamente Julieta me respondió al otro día y mencionó que tenía tiempo en su hora de almuerzo. Me dijo que me acercara a la empresa de su familia y entrara directamente al comedor de trabajadores. Nunca esperé que me invitara a la empresa porque nunca había ido presencialmente y no sabía dónde quedaba tampoco, aunque eso no me preocupaba tanto, porque para eso estaba el mapa de internet. "Buscar Varcarnyo. Corps" No fue para nada difícil encontrar la ubicación, así que, me alisté, subí a mi auto y solamente me acompañaban mis pensamientos centrados en la carta que tenía mi padre pero que, curiosamente el diseño de esta era un diseño únicamente usado por los Varcarnyo. No quería sacar conclusiones precipitadas hasta tener evidencia. Una vez que llegué, hice exactamente lo que me indicó Julieta, así que, me dirigí al comedor de trabajadores y me senté en una mesa que tenía dos sillas. No demoró mucho en llegar.—¡Jacob! ¿Esperaste mucho? —dijo Julieta.—¡Para nada! Me alegro de
Con el paso de los días mis nervios aumentaban de un modo que pensé que explotaría porque un baile no es algo a lo que vas todos los días, además, aparte de ser una gala también se debían utilizar máscaras.En el mundo de las familias más acomodadas, eventos como este eran más comunes de lo que uno pudiera imaginar y para mí, la verdad es que me colocaba muy ansioso porque no tenía muy buenos recuerdos sobre este tipo de eventos. Siempre me sentía excluido o fuera de lugar, sin embargo, esta vez sería diferente porque Juliett estaría ahí.Cuando llegó el día, me encargué de comer contundente en mi casa porque en este tipo de eventos la comida es muy pequeña y escasa, aunque lo entendía porque este tipo de eventos no eran precisamente para venir a comer, si no para socializar y obtener contactos que te puedan beneficiar.Cuando llegué al lugar, mostré la invitación que Julieta me había entregado y a pesar de que no tenía problema con encontrarme con ella, deseaba de todo corazón que pr
Cuando besé a Juliett el tiempo se detuvo por completo. Nunca pensé que se pudiera experimentar algo así en la vida real y sentía que solo existíamos los dos en este basto universo. Si fuera por mí, hubiera continuado el beso hasta que mis labios no pudieran más producto del cansancio, pero debo destacar, que la acción de mirarnos a los ojos y reír al terminar de besarnos también fue memorable y hermosa porque sentía mariposas no solo en el estomago si no que, de pies a cabeza.De repente Juliett dirigió su mirada hacia otro lugar y acto seguido nos separó de improviso. —¡Julieta! ¡Espérame ahí! —Juliett gritó en dirección a la ventana de donde miraba su hermana con una expresión de decepción.Juliett tomó su vestido con ambas manos para evitar tropezar mientras corría y a pesar de que su expresión reflejaba preocupación en lo único que yo podía pensar es en que acababa de besarla ¡Que me había atrevido! y nadie me iba a quitar ese momento. Sinceramente yo no entendía porque Julieta
Luego de la abrumadora discusión con mi padre habían pasado tres días de los cuales no me había levantado de la cama, no tenía apetito y mi mente daba vueltas. No podía creer que mi padre haya tenido una relación extramarital y con una Varcarnyo. ¿Como le pudo hacer eso a mi madre?Mi madre solo le ha sabido dar los mejores años de su vida y siempre ha estado ahí para él. Es una mujer elegante y educada, experta en los negocios y la socialité y no lo digo porque sea su hijo, sino porque de verdad he visto lo influyente que ha podido llegar a ser. Por todo eso y más, sentía la responsabilidad de tener que contarle sobre esta infidelidad, si mi padre aun no lo hacía, yo debía hacerlo ahora que soy consciente de que sucedió y tengo pruebas.Aun así, el misterio no se había resuelto del todo. Mi padre no tiene idea que es lo que la Sra. Varcarnyo quería decirle con tanta desesperación y si bien quizás sea algo que no afecta para nada en mi vida, ya estaba lo suficientemente involucrado c
Durante días tenía la incertidumbre sobre el tema de Juliett y Julieta, quería saber con muchas ganas si Juliett se atrevería a hablar a solas con su hermana o me pediría acompañarla en este proceso. Sea como fuera, estaba dispuesto a hacer lo necesario para que nadie interfiera en mi relación con Juliett. De repente, me sorprendí, porque mi teléfono comenzó a sonar y estupefacto visualicé que era una llamada de Julieta. No sabía exactamente que quería, pero no podía desaprovechar esta oportunidad. Me sentí extremadamente impulsado a tratar el tema de mi relación con Juliett y dejarle en claro algunas cosas a Julieta. Era lo correcto, bajo mi percepción.Conversé con ella unos pocos minutos y quedamos en vernos en el bar de un hotel que nos quedaba cerca. En el bar conocían a Julieta y me convenció de elegir ese lugar con un tentador descuento de cliente frecuente por parte de ella. Ninguno de los dos mencionó porque queríamos hablar con el otro. Estuve durante la tarde trabajando
Desperté con una sensación incómoda y nauseabunda. Sentía una punzada muy fuerte en la parte superior de mi cabeza y apenas realizaba movimientos con mi cabeza porque sentía ganas de vomitar. No sabía en donde me encontraba, y los rayos del sol que entraban por la ventana impactaban directamente a mis ojos. Me senté en la cama y al apoyarme con uno de mis brazos sentí un peso a mi lado. Para mi sorpresa, era una mujer y estaba completamente desnuda, al igual que yo. Traté de acercarme para visualizar su rostro y fue impactante darme cuenta de que se trataba de Julieta. —¡Julieta! ¡Despierta! —toqué su hombro frenéticamente intentando que despertara. —Mmmm Lo último que recordaba era que después de tomar vino en el bar del hotel comencé a perder el conocimiento, lentamente. ¿Julieta hubiera sido capaz de manipular mi copa? ¿Sería capaz? me rehusaba a creerlo. —¿Jacob? ¿Estas bien? —preguntó Julieta sentándose en la cama mientras se cubría con la sabana. —¿Como voy a estar bien?
Nos quedamos en silencio unos minutos. Por mi parte aun sentía enojo por lo que Julieta fue capaz de hacer, pero también ahora sentía una mezcla de sorprendido y pasmado. ¿Qué había pasado? ¿Como llegamos a esto? simplemente quería averiguar quién era la amante de mi padre, no saber que secretamente compartía un hermano con la mujer que amaba.Sin duda, el que busca, encuentra. —¡P-padre!Lo que dijo Julieta me sacó de mis pensamientos abruptamente y pude ver en el umbral de una de las puertas al Sñr. Varcarnyo con una mirada desafiante y furiosa. Lo que él veía era a sus dos adoradas hijas sufriendo con sus ojos llenos de lágrimas, y el causante de esas lágrimas, yo. Pero nada más, alejado de la realidad. —¿Que les has hecho a mis hijas? —preguntó con una mirada fría hacia mi.—Mejor pregúntele a Julieta lo que ella me hizo a mi —dije sin dejarme intimidar. —Lo que hagan mis hijas siempre lo defenderé y más si esas acciones son contra ti ¿Por qué estás en mi casa? —dijo serio. —E