Capítulo 13

Con el paso de los días mis nervios aumentaban de un modo que pensé que explotaría porque un baile no es algo a lo que vas todos los días, además, aparte de ser una gala también se debían utilizar máscaras.

En el mundo de las familias más acomodadas, eventos como este eran más comunes de lo que uno pudiera imaginar y para mí, la verdad es que me colocaba muy ansioso porque no tenía muy buenos recuerdos sobre este tipo de eventos. Siempre me sentía excluido o fuera de lugar, sin embargo, esta vez sería diferente porque Juliett estaría ahí.

Cuando llegó el día, me encargué de comer contundente en mi casa porque en este tipo de eventos la comida es muy pequeña y escasa, aunque lo entendía porque este tipo de eventos no eran precisamente para venir a comer, si no para socializar y obtener contactos que te puedan beneficiar.

Cuando llegué al lugar, mostré la invitación que Julieta me había entregado y a pesar de que no tenía problema con encontrarme con ella, deseaba de todo corazón que primero pudiera ver a Juliett. Que la primera persona que vean mis ojos sea Juliett y poder apreciar su vestido de gala.

—Adivina ¿Quién soy? —gritó.

De repente alguien me había tapado los ojos con sus manos por detrás, sin embargo, ese olor a rosas era inconfundible y supe de inmediato que era Juliett.

—Mmm...no lo sé. Una chica preciosa, eso seguro —respondí coqueto.

—¡Me sonrojas! —gritó mientras se colocaba delante de mí.

Al verla, pude ver que lucía preciosa. Tenía un vestido blanco que llegaba hasta el suelo, pero no tenía cola.  Arriba el vestido tenía tirantes y por encima de sus hombros tenía una tela translucida que le ayudaba para la brisa helada de la noche. El vestido era blanco, pero tenía encajes y algunas piedras brillosas y eso combinaba con su collar y aretes a juego, además, tenía el cabello recogido y nunca la había visto de esa manera antes. Ese look estilizaba su cuello y rostro.

Me había quedado completamente sin palabras y si me lo preguntas hoy en día, te puedo asegurar que todavía la recuerdo como si hubiera pasado ayer.

—¿Tengo algo malo en mi cara? —preguntó angustiada.

—Solamente belleza —respondí mientras le ofrecía mi brazo para que lo tomara y pudiéramos adentrarnos al lugar.

Una vez dentro pude observar que las mesas de cóctel tenían una variedad muy selecta de chocolates y bombones mientras que, por otro lado, había mesas con alimentos salados como finos y selectos quesos. Había para todos los gustos y antojos. Para beber, distintos meseros se paseaban con bandejas en mano, en donde lucían brillantes y elegantes copas de champán o espumante como le dicen algunos.

—¿Te gusta el champán? —pregunté a Juliett mientras tomaba dos copas de una bandeja que venía pasando.

—¡Me encanta! Es como tomar líquido cósmico dorado —respondió.

—¿Líquido cósmico?

—¡Si! —señalaba la copa de champán mostrando como las burbujas subían por el líquido ¡Es como si fuera el espacio, y todos los planetas estallaran primero en la copa y luego en tu boca!

Como mencioné antes, Juliett era bastante impredecible y eso me volvía loco (en el buen sentido). Siempre era una sorpresa estar con ella y por consecuencia el tiempo se pasaba demasiado rápido para mi gusto. Quería pasar cada segundo junto a ella y no perderme jamás de las ocurrencias que tenía a causa de su gran mente e imaginación. 

Bebimos mucho "líquido cósmico" pero seguíamos conscientes de todo a nuestro alrededor. Decidimos soltar un rato al pobre champán y nos pusimos a bailar uno pegado del otro. No quería que ese momento terminara jamás.

Sin embargo, uno tiene sus límites, así que mientras Juliett seguía bailando con algunas amigas yo me senté un rato a descansar. Durante ese descanso se acercó Julieta.

—¿Llegué muy tarde? —preguntó avergonzada.

Obviamente, traía puesto un vestido rojo. Este no tenía tirantes y el escote era en forma de corazón, en donde, al mismo tiempo tenía un collar con forma de corazón igualmente. Traía guantes transparentes y el vestido llegaba hasta el suelo, aunque tampoco tenía cola. El vestido era de un material bastante fresco y delgado. Por último, su cabeza decoraba una rosa roja en donde lucia su largo cabello negro llevándolo suelto.

—¡No te preocupes! A Julieta aún le queda energía para poder bailar contigo —respondí sin dejar de mirar a Juliett.

—¡Perdón! Soy yo la que te invité y aun así llego tarde. Ya sabes, trabajo es trabajo —respondió mientras acto seguido colocó su mano encima de la mía.

—S-Si, el trabajo es prioridad —dije sin nada más que decir.

No sabía si su gesto con la mano que además se había repetido en el almuerzo la vez pasada era una acción que significaba apoyo entre una amistad o significaba acercamiento físico con otro tipo de intención. Decidí arriesgarme y responder a eso.

—Ese gesto que haces al tomarme la mano. La verdad es que aprecio tu apoyo y te agradezco tu amistad —concluí.

Julieta me sacó la mano de inmediato y su cara se colocó totalmente colorada. Ella en ese tipo de cosas era bastante tímida, incluso Juliett me contó alguna vez que ella la obligaba a decirle "te quiero" por teléfono porque Julieta afirmaba que le daba vergüenza y que para que decírselo, si ya lo sabía de sobra.

En fin, nuestra conversación fue interrumpida por Juliett, ya que regresaba a la mesa por algo de beber después de cansarse por tanto baile.

—¡Hola, hermana! Al fin llegas —dijo Juliett a Julieta.

Acto seguido, Juliett se sentó al lado mío y quiso entrelazar nuestras manos que permanecían debajo de la mesa. Yo no sé la razón, pero en ese momento inmediatamente aparté mi mano de la de ella bruscamente. Llámame cobarde si quieres, no sería la primera vez que alguien me lo dice.

Con esa horrible acción, pude notar inmediatamente el enojo en el rostro de Juliett y estaba a punto de decirme algo cuando Julieta se quejó muy fuerte.

—¡Ay! ¡Esta copa tenía una grieta creo que me corté el labio! —se alteró mientras se dirigía rápidamente al baño más cercano.

—Ve a ayudarla Jacob —dijo Juliett detrás de mí.

—¿Qué? —no entendía.

—Fuiste médico ¿no? ayúdala —decía fríamente.

—Pero...nosotros —decía desesperadamente porque quería aclarar lo que había pasado en la mesa y decirle todo lo que sentía por ella a pesar de que mis acciones dictaban de lo contrario.

—Otro día... —decía mientras buscaba su bolso para marcharse. No me miraba a los ojos y sabía que estaba decepcionada.

Rápidamente fui al baño en donde se encontraba Julieta. Afortunadamente el corte había sido superficial así que debía cuidarse la herida y esperar que sane a su tiempo. En poco tiempo el sangrado había cesado así que también era buena señal.

—¿Debo hacer algo especial? —preguntó Julieta mientras estaba sentada en la taza del baño con la cabeza hacia arriba. Yo estaba de pie mientras le examinaba el corte.

—Solo tener cuidado al comer y desinfectar. No te toques la herida con las manos. Si algo anómalo aparece me avisas —dije concentrado.

—Gracias Jacob —respondió.

Acto seguido se levantó de donde estaba sentada, pero fue tan rápido que quedamos cara a cara a pocos centímetros el uno del otro. Nos quedamos un buen rato mirándonos porque ninguno de los dos se atrevía a iniciar la conversación.

—Mi mano... —dijo finalmente ella.

—¿Qué pasa con ella? —pregunté sin apartarme.

—Mi mano sobre la tuya no era en señal de apoyo amistoso —confesó.

—¿Entonces? —me atreví a preguntar. El ambiente estaba tenso, pero necesitaba asegurarme que no eran ideas mías lo que yo estaba analizando.

—Es porque, de verdad me interesas —soltó mientras se daba vuelta.

¡Yo lo sabía! Pero no era algo que yo quisiera oír , ni tampoco me hacía feliz, si no que miserable por no contarle lo que sentía por Juliett.

De repente, una luz alumbró mi mente, porque pude concluir por fin para mí mismo, que no sólo me gustaba Juliett. Muy en mi interior era algo que ya sabía de sobra, pero el admitirlo completamente me daba la valentía para avanzar con ella y atreverme a demostrarle mis sentimientos sin problemas. Finalmente podía admitir que estaba enamorado de ella, cosa que, lo sentía fuerte, porque ella no estaba ahí conmigo, porque desearía que Juliett fuera la que me confesara algo como lo de Julieta. Porque me dolía haberle sacado la mano tan brusco hace unos minutos. Porque ¡Odiaba ser un cobarde! y debí haberla besado aquel día en la cocina.

De repente, una idea brusca se cruzó por mi mente y quise actuar rápido. Me disculpé con Julieta y salí corriendo del área del baño. No podía permitir que Juliett se fuera de esta fiesta sin antes saber lo mucho que significa para mí. Afortunadamente aún no se había ido, ya que se había detenido en el jardín a oler unas rosas amarillas que estaban por ahí plantadas.

—¡Juliett! —grité a todo pulmón.

—¿Jacob? ¿Qué haces? No grites —respondió con la cara colorada.

—Perdóname, soy un cobarde, no era mi intención hacerte a un lado de esa manera —confesé

—¿Lo hiciste porque Julieta estaba ahí? ¿Te gusta? —dijo enojada.

—¡No! No me gusta, si, lo hice por ella, pero no por esa razón. Si no, porque no sé si tú le quieres contar lo nuestro.

—Siento que en realidad no sientes nada por mí y esto solo es una excusa —argumentó.

Me di cuenta de que las palabras no estaban funcionando y eso que estoy aspirando a ser escritor ¿Que estaba pasando conmigo? Me sentía perdido, pero con mucha valentía, así que había decidido sacar mi último recurso especial.

—¡Estoy enamorado de ti! —le dije mientras la tomaba de la cintura para acercarla a mí y acto seguido, besarla apasionadamente.

Fue el mejor beso que he podido experimentar. Juliett continuo el beso mientras sus brazos se posaban por encima de mis hombros y me abrazaba en el proceso. Fue un cierre de la noche, mágico y ambos reímos mientras terminamos de besarnos mientras nos mirábamos fijamente a los ojos.

Lamentablemente, Julieta estaba mirando desde la ventana del baño.

¿Sabes Juliett? Siempre me he preguntado, que fue lo que sintió Julieta en ese momento y también, siempre me pregunto si las cosas hubieran sido diferentes si le hubiéramos contando antes. Nunca lo sabremos.

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