POV. SEBASTIÁN.Apreté el vaso de Whiskey que estaba en mis manos, solté el aire con suavidad y luego levanté los ojos para volver a mirar esas fotografías. Estaba lleno de ira y frustración. Lucía me estaba tomando por tonto y quería jugar un juego que yo no estaba dispuesto a perder.— Señor, el padre de la señorita Lucía lo busca.— Señora — dije con tanta furia que mi asistente palideció, porque además ni siquiera lo estaba mirando.— La señora Lucía.— Llevalo a la sala de juntas y en un minuto estaré allí.— Sí señor.Estaba demasiado molesto, tenía las fotos y el reportaje de esa tonta revista rosa sobre el escritorio, fue lo primero que me entregaron los hombres a los que les pagaba para que se encargaran de respirarle en la nuca a Lucía sin que ella lo sospechará, cada foto era aún más sugerente que la anterior.Pero que ella estuviese besando al estúpido de Dan me hizo estallar de rabia.Salían del hospital y Dan estaba en una silla de ruedas mientras esperaban por el auto,
POV. SAMUEL.Tome el rumbo a casa con la clara y vívida imagen de un Sebastián destruido y devastado por lo que mi insensata hija estaba haciendo, verlo con la cabeza entre las piernas, tan amilanado y tan desolado que yo seguía sin poder entender a Lucía.Al llegar a casa, mi amada esposa fue la primera en recibirme, como lo hacía desde el día en que nuestro matrimonio comenzó a funcionar. Desde entonces nunca me cansé de que ella fuese lo primero que veía al regresar a casa pues era la persona más buena y leal que había conocido y tenía la fortuna de que fuera mi esposa. Eleonora siempre tenía una sonrisa para mí y un abrazo para hacer que mis días largos fueran más llevaderos y Eleonora lo hace aunque sus días no siempre fueran felices. Supongo que de alguna manera yo también he sido su consuelo.— Querida.— Samuel — Yo sabía que un saludo de esa índole no tenía nada bueno, probablemente estaba molesta por algo en la decoración. — ¿Qué hice para que mi esposa me saludara de esa
POV. LUCÍA.— ¿Dónde estás? — Voy a casa — no podía hablar muy bien.— Prepararon unos deliciosos camarones y se que… — Dan, voy a mi casa — le dije simple y sin muchas arandelas, yo siempre preferí ser directa y no prudente.—¿Sucedió algo con tus padres?¿Cómo decirle que había sucedido algo no solo con mis padres, si no también con Sebastián? — No, nada especial, pero quiero pasar la noche en mi casa.— De acuerdo, ¿nos veremos mañana? — Sí, por supuesto, yo iré mañana a tu casa de nuevo y…— Lucía, no importa que sucedió, puedes contarme y lo sabes.— Sí, pero esta noche no. Cada palabra que mi padre dijo, estaba tallada en mi alma, el dolor y la decepción que sentí cuando me contó que su matrimonio había sido algo muy parecido al mío, con la gran diferencia de que lo de ellos había terminado bien, fue por decir lo menos, decepcionante.Ni mi padre, ni mi madre se amaron y al contrario, terminé enterándome de que mi madre amaba a otro hombre y mi padre la humilló enfrente mio.
POV. LUCÍA. Ver el video me dejó algo descolocada, no tenía recuerdos muy vividos de esa noche y saber que me comporte de esa manera, solamente me llevó a un pasado que no había olvidado para nada, una noche que estaba tallada con fuego en mi piel y en mi interior. Cerré mis ojos y me dejé caer sobre la cama, sonreí un poco porque no podía negar que fue divertido verme ebria y actuando tan descuidadamente, más considerando que yo siempre fui una mujer muy puesta en mi lugar y pocas veces me pasaba las normas, pero supongo que hacerlo una vez no hizo daño.Mi cuerpo se estremeció con la imagen de Sebastián sobre mi, es un hombre realmente atractivo, no demasiado musculoso, más bien está muy elegantemente formado y yo no puedo evitar mirarlo como una mujer mira a un hombre que le gusta, en definitiva Sebastián es ese tipo de hombre que toda mujer voltea a mirar en la calle. Y entonces la noche, nuestra primera noche llegó a mi cabeza.* * * FLASHBACK * * * — ¡LUCÍA! — Escuché como e
POV. LUCÍA.Mis labios estaban palpitando, mi cuerpo estaba ardiendo y mis ojos estaban fijos en los de Sebastián.El camino a casa había sido bastante corto, o al menos a mi me lo pareció porque no pude despegarme de sus labios y podía sentir como sus manos se aferraban a mis caderas y mi trasero, sentir la delicadeza con la que sus manos rodaron por entre mi falda y tiraron de la pequeña tanga que cubría mi intimidad hasta que la rompió.— Lucía, ¿estás segura? — la pregunta la hizo mientras sus dedos jugaban con mi humedad y me besaba intensamente.— Sí —no había palabras para mi en ese momento. Sebastián volvió a colocar el saco de su traje sobre mis hombros y sin soltarme se bajó del auto conmigo enredada en su cuerpo. Sus besos no pararon nunca, sus pasos tampoco, creí que se detendría en la sala o la cocina tal vez, pero contrario a eso caminamos directo a su habitación.Sentí una pequeña espina atravesando mi orgullo, la noche anterior había metido una mujer a su cama y ahora
POV. LUCÍA.Abrí mis ojos abruptamente cuando me di cuenta que mis manos habían tomado vida propia, sí, me estaba acariciando mientras el recuerdo de esa noche se apoderaba de mi mente.La blusa blanca estaba abierta y mis pechos por fuera de mi sostén, acariciaba mis pez0nes y un dedo masajeaba casi detenidamente mi clítoris, estaba empapada y mi mente metida de lleno en los recuerdos. Me llene de caricias y placer hasta que mis piernas sintieron esa electricidad propia de un orgasm0. — ¡Carajo! — gemí, cerré mis ojos con fuerza y lo primero que vino a mi mente fue el torso desnudo de Sebastián sobre mí.Y para mi mala suerte eso fue todo lo que necesite para correrme de inmediato en la soledad de mi cama. — ¡Tonta, Lucía!Me quedé mirando al techo y a la nada al mismo tiempo, se supone que al hacer algo así debería tener metido a Dan en mis pensamientos, pero tampoco me quería dar latigazos en la espalda pues Sebastián israel único hombre del que tenía referencia.Poco a poco mi c
POV. SEBASTIÁN.— ¿Está todo listo? — Sebsatián, no me voy a prestar para esta jugada tan sucia, tienes que parar, es la madre de tu hijo.— Esto es solo para recordárselo. — No voy.— Trabajas para mí, así que no quieras ser el héroe que no puedes ser — Felipe y Antonio son mis amigos desde que tengo 10 años, y decir amigos es demasiado.Simplemente hemos coincidido a lo largo de los años, en las escuelas, los internados, la universidad y ahora trabajan para mí porque son un par de idiotas que no pudieron enfrentar a sus familias y hacer lo que les dio la gana.Tal como hice yo.Sin embargo Felipe puede ser un dolor en las bolas, pues de los dos es el que más sentido de ética y moralidad tiene, lo que me ha ocasionado tener que tomar decisiones un poco más acorde a sus parámetros y que por lo general retrasan mis objetivos sobre mis intereses, saliendo finalmente muy frustrado porque obtengo lo que quiero de una manera u otra. — La vas a dejar sin nada — refunfuñó, porque además pa
POV. LUCÍA.— ¿Crees que tengo oportunidad?Carmen estaba sentada frente a mí y desde que le había entregado la carpeta no me había vuelto a mirar, la escuche gruñir, maldecir, se puso de pie mientras leía y bufó como posesa varios improperios contra Sebastián.Cada cosa me asustaba más que la anterior, el miedo era latente y se sentía como una daga atravesada en mi pecho.Era imposible que no hubiese solución y que mi destino estuviese ligado a Sebastián.Yo quiero amar, quiero ser feliz y sé que con Dan tengo la oportunidad.— Lucía — me miró al fin —. Creo que lo mejor es que hables con tu papá. — ¿Qué? ¿Por qué? Carmen, acudí a ti porque eres mi abogada, lo has sido siempre y siempre has encontrado una solución a todos mis problemas, tú no puedes simplemente…— ¡LUCÍA! — Nunca en todos los años de amistad, Carmen me había levantado la voz de esa manera —. Yo no puedo hacer nada hasta que no hables con tu padre primero, una vez lo hagas vienes y podremos tomar una decisión.— Carme