OIGAAAAAAAAAAAAAAAN, JAJAJAJAJA alguien sabe algo de Leo?
POV. LEO.— Mmmmm — gemí mientras sentía algo humedo.Sacudí mi cabeza y me removí.Sí, definitivamente había algo allí. Algo que subía y bajaba muy caliente, húmedo, suave, me sentí más duro que nunca.Parpadeó y abrí mis ojos lentamente para ver como la sabana subía y bajaba constantemente y mi mente conectó con la realidad.¡Carajo! Se sentía como el cielo.Levante la sabana y esos ojos pícaros, divertidos, traviesos, amables y soñadores me miraban, mientras me daban la mejor mamada de mi vida.Dulce estaba allí dándome los buenos días, como lo hacía desde hace 4 días.— Hola — susurro y su boca goteaba un poco.Era la mejor imagen que mis ojos habían visto jamás, sentí como la sangre recorría mis venas y como podía quedarme ciego en ese momento y no me importaría.— ¡Tú..Rio y volvió a abrir su boca metiéndose toda mi m¡embro a la boca.— Dulce — gemí mientras tomaba su pelo en mi mano y lo enredaba entre mis dedos para marcar el ritmo.Sus labios eran la gloria, ella era la glo
POV. DULCE.Algunos estaban molestos conmigo y podía entenderlos, no conocían toda la historia.Mi prima Bianca dejó de hablarme y mi hermano me reprendió durante unas dos horas, pero no me importó. Sabía que me veían como la paria, la mala, tal vez hasta me estaban comparando con mi padre biológico en sus cabezas.Pero no me importo, solo me preocupaba por Theo, porque sabía que le había causado daño, pero Leo no, Leo se merecía cada gota de dolor que le hubiese causado.Lo que me hizo no fue solo repugnante, fue miserable y cobarde.Me ilusiono, me regaló un millón de momentos en una tarde, me dijo cosas que se dicen cuando amas y luego simplemente me abandonó, se fue y apareció tiempo después como si nada, me ignoró y siguió de largo.Hizo su vida, mientras que yo me quedé varada en ese día, en esa noche, en todo lo que hicimos que parecieron años y fueron apenas horas. Me llevo del infierno al cielo, para luego hacerme caer más bajo.Durante meses me sentí insuficiente, poca cosa,
POV. JESSE.— Hola — dije suavemente.Vi como su cabeza se movía de lado a lado y gimoteo cuando intento mover su mano, así que deslice mis dedos entre los suyos y me di cuenta de lo frío que estaba. — No te esfuerces, debes… Descansar — susurre. — Mmmm.Fue todo lo que dijo, antes de caer de nuevo en un sueño profundo, tampoco es como si fuera necesario que dijera algo más. Bueno en realidad si tenía que decir algo más, tenía que explicarme un millón de cosas, pero por el momento mientras estaba respirando todo estaba bien.Volví a mi lugar a su lado, una silla un poco dura y una almohada.¿Por qué? No conocía a nadie allí, no tenía idea de quienes eran, no tenía idea de sus nombres, ni de quienes eran, no sabía nada sobre nadie, solo que nos habían salvado y aunque estaba agradecida, también tenía miedo, así que cuando me iban a dar el alta, no lo pensé demasiado y las cosas se pusieron intensas.Cerré mis ojos apretando levemente la mano de Kevin mientras recordaba lo que había p
POV. NARRADOR.— ¿Listos? — preguntó Antonio cuando la cámara estuvo lista. — No — chillo Jesse que venía caminando con el bebé en sus manos.— Juro que si no toman esa foto ahora yo…— ¡Modales! — reprendió Loren a su hijo Tom y sus padres al mismo tiempo le dieron dos golpes en la cabeza.Todos rieron.Sí, todos al fin estaban riendo.No reían de un mal chiste o de una situación graciosa, tampoco estaban riendo como cuando algo es simplemente gracioso y por cortesía se ríe.No, ellos estaban riendo porque al fin tenían paz, todos y cada uno de los miembros que estaban perfectamente acomodados para la fotografía tenían paz.Desde el bebé más pequeño y recién llegado, hijo de Jesse y Theo, hasta el mayor de todos, Sebastián Carter.El hombre está algo exasperado, cansado también, pero sonríe. Sonríe honestamente y con una felicidad en medio de su pecho que no creyó posible nunca, lentamente recorrió con la mirada a cada uno de los que lo rodeaban.Felipe y Antonio tenían ese aire pr
POV. NARRADOR.Lucía miró su falda, sus piernas hormigueaban y dudó en dejar puesta esa pequeña prenda, pero luego una sonrisa atravesó su rostro.Definitivamente Sebastián se iba a enloquecer.— ¡¿Lista?! — Escucho la pregunta un poco exasperada de su esposo desde abajo. Lo había hecho esperar y apostaba a que valdría la pena.Era la noche de Halloween, al fin se estaban dando un descanso y viviendo como pareja, los niños acostados y Star en una pijamada con sus amigas de la escuela.Colocó sobre sus hombro el pesado abrigo de paño, ocultando el disfraz y sonrío, retocó sus labios rojos y tomó el bolso, bajo las escaleras con esos tacones que le alargaban las piernas mucho más, miró a su esposo desde la parte superior de las escaleras y le dio esa sonrisa dulce y tranquila que sabía que a él tanto le encantaba. — Te ves preciosa — dijo cuando le tomo la mano.— Aún no ves mi disfraz.— No necesito verlo, eres preciosa.Lucái sonrió y se mordió los labios. Parecía que estaba por ha
MUCHOS AÑOS ATRÁS.— ¿Quieres? — preguntó Sebastián.— Sí, gracias — la rubia le dio un beso en la mejilla y tomó el helado entre sus manos.El día era soleado, estaban al borde del lago, solos, sentados y mirando el agua cristalina, pero sabían que estaba fría.— ¿Me quieres? — No — respondió el niño riendo.— Yo sé que me quieres.— ¿Cómo lo sabes? La niña levantó los hombros como si la respuesta no importará, pero es que la respuesta no importaba. Cerró los ojos y dejo que el sol la abrazara. — Tengo miedo — volvió a hablar.— ¿De qué?— De no verte nunca más, de olvidar tu rostro, de no recordarte.— Si eso pasa, es porque no me quieres tanto como dices que me quieres — Sebastián respondió con la lógica de un adulto, aunque no dejaba de ser un niño.— Te conozco hace dos veranos y durante el otoño, el invierno y la primavera obligo a mi cabeza a que te recuerde, pero cuando llega la hora de volver aquí, tu rostro es como una imagen bajo el agua, borrosa — era la primera vez que
Lucía caminaba lentamente por el pasillo del hospital, en shock. Sus pasos resonaban en el frío suelo de mármol, cada uno más pesado que el anterior. La noticia que había recibido hacía apenas unos minutos seguía repitiéndose en su mente, como un eco interminable. Sentía un nudo en la garganta y sus manos temblaban ligeramente. Estaba asustada y poco convencida de lo que le acababan de decir, como si su mente se rehusara a aceptar la realidad que ahora enfrentaba. Miraba a su alrededor, buscando alguna señal que le indicara que todo era un mal sueño del que pronto despertaría, pero los rostros serios y las miradas preocupadas de los médicos y enfermeras sólo confirmaban lo inevitable.— Está embarazada — fue lo que le dijo el doctor con una sonrisa en la cara que ella no supo interpretar.— ¿Qué? —preguntó incrédula —. No, eso es imposible, yo no puedo estar... ¿embarazada?El doctor asintió con firmeza, sin perder la sonrisa.— Los análisis no mienten, Lucía. Todos los signos están a
Lucía estaba perpleja mirando a Sebastián mientras que se alejaba de ella de la manera más tranquila.¿Cómo sabía que estaba embarazada? ¿No había nada oculto entre el cielo y la tierra para ese hombre? Lucía se quedó allí, luchando por procesar lo que acababa de suceder. La intrusión de Sebastián en su vida en un momento tan vulnerable solo añadía más sombras a su ya complicado panorama. Pero una cosa era segura: debía descubrir la verdad.Sebastián caminó hasta la oficina del director, se sentó cómodamente en la silla principal y esperó a que el calvo y anciano hombre entrara.— Señor Waldorf — dijo casi con miedo el director del hospital.— Vengo a recompensarlo.— Yo... Por favor, si lo que hice por usted se llega a saber, mi vida profesional estará destrozada.— ¿Lo que yo le hice hacer? ¿O será más bien lo que usted hace por dinero? Ambos sabemos que no soy el primero en venir a ofrecerle dinero por una que otra jugada sucia — dijo con arrogancia y una sonrisa —. No seamos hip