Amores, bellos y preciosos, les pido muchas disculpas por mi ausencia de ayer, pero es que tenía muchas cosas de la casa acumuladas, entre el aseo, las tareas de mi pequeño y diligencias que no me dejaron subir caps, pero hoy vamos con toda. Las quiero. Las que quieran conocer al Doc Dan, pueden ir a mi grupo de Faceb00k y ver su fotito.
POV. LUCÍA.— ¿Crees que tengo oportunidad?Carmen estaba sentada frente a mí y desde que le había entregado la carpeta no me había vuelto a mirar, la escuche gruñir, maldecir, se puso de pie mientras leía y bufó como posesa varios improperios contra Sebastián.Cada cosa me asustaba más que la anterior, el miedo era latente y se sentía como una daga atravesada en mi pecho.Era imposible que no hubiese solución y que mi destino estuviese ligado a Sebastián.Yo quiero amar, quiero ser feliz y sé que con Dan tengo la oportunidad.— Lucía — me miró al fin —. Creo que lo mejor es que hables con tu papá. — ¿Qué? ¿Por qué? Carmen, acudí a ti porque eres mi abogada, lo has sido siempre y siempre has encontrado una solución a todos mis problemas, tú no puedes simplemente…— ¡LUCÍA! — Nunca en todos los años de amistad, Carmen me había levantado la voz de esa manera —. Yo no puedo hacer nada hasta que no hables con tu padre primero, una vez lo hagas vienes y podremos tomar una decisión.— Carme
POV. LUCÍA.Mire detenidamente la fachada, me quede entre el auto y aunque sabía que debía bajar, no quería. — Señora Lucía, el señor Sebastián la espera — mi guardía de seguridad dijo con voz fuerte.— ¿Trabajas para él o para mí? — Yo…— No tienes que responder, es una pregunta absurda. — Es un buen jefe y nosotros solo cumplimos con sus órdenes.Lo mire a través del retrovisor y tomando mi bolso entre las manos decidí que era momento de enfrentarlo una vez más. Tal vez también mi necesidad por conocer la verdad era más grande y al tiempo que bajaba del auto, yo ignoraba las llamadas de Dan y sus cientos de mensajes.Había sido un día agotador, recibir a Sebastián, visitar a Carmen, luego a mi padre y ahora de nuevo verle la cara a Sebastián, era como un círculo vicioso que detonaba una y otra vez en arrojarme a los brazos de ese irracional.— Viniste — dijo cuanto entré a la casa, estaba apoyado en el muro que separaba el recibidor de la sala principal.— Sí, tú y yo tenemos much
POV. LUCÍA.Sus labios parecían frenéticos, sedientos, mis manos estaban enredadas entre su cuello y su pelo, lo pegaba más a mi pecho y entonces terminó arrastrándome hacía el de la cintura y yo enrede mis piernas en su cuerpo mientras caminaba sin dejar de besarme.Mi cuerpo deseaba aquel contacto, estaba demasiado húmeda, demasiado hipnotizada por su masculinidad como para decir que no. Lo deseabaYo deseaba a Sebastián.Yo deseaba a Sebastián en este justo lugar, tal como la noche en la que cogimos allí. Tiro de mi falda con tanta fuerza que se rompió y me quede solamente en ropa interior, lo escuche gruñir y besar mis muslos, mire al techo y apreté mis labios, lo que estaba haciendo era un error, pero placentero.Por iniciativa me quité la blusa y él llegó a mis pechos sacándolos del sostén, los beso y mordisqueo un poco, sus dedos se prendieron allí y masajearon hasta que mi mente se volvió un solo deseo.Volví mis manos a su cuello y lo bese intensamente.Su frente sobre la m
POV. SEBASTIÁN. — Cancela todo — sentí mi garganta seca y carraspear, la actividad física de la noche me había dejado cansado. — Sebastián, tiene que ser una broma, estoy frente a su oficina.— Sí, quiero que cancelen todo. — Pudrete —reí y mire el cuerpo desnudo de Lucía, me prendí de nuevo, definitivamente esa mujer tiene algo que aún no podía controlar. — Tal vez el doctor me sirva más vivo que muerto —reí un poco fuerte y me di cuenta que ella se removió levemente.Así que decidí entrar al baño para lavarme los dientes y volver junto a ella, para una ronda mañanera, la erecci0n me estaba volviendo loco y decidí empezar por suaves besos a través de sus piernas para despertarla, pero cuando abrí la puerta del baño y la busque en la cama…Una vez más Lucía se había ido.Esa parecía ser su costumbre favorita después de cada vez que cogíamos. Marcharse y dejarme allí en medio de la incertidumbre y la pesadez de su rechazo constante.No somos niños, pero su actitud es de lo más infa
POV. CARMEN. Son las 5 de la mañana y no puedo creer que el timbre esté sonando tan insistentemente.Juro que si no es una urgencia, voy a romperle la cara al que esté detrás de la puerta. Soy un completo desastre, pero es que me acosté casi a la 1 de la mañana intentando encontrar más soluciones para el problema en el que está metida Lucia y su familia y para decepción mía, nada, no pude encontrar o resolver nada más que una sola clausula de todo el contrato, la clausula menos importante. Arrastré mis pies y me puse la bata sobre mi cuerpo desnudo, estiré mi cabello lo mejor que pude y suspire cuando puse la mano sobre la perilla dorada.El sonido del click y esa voz me terminaron de aturdir. — Sé que detestas abrir los ojos antes de las 7 de la mañana, pero conoces a Sebastián y…— Vete al carajo — lo empuje intentado hacer que saliera de mi casa, pero fue imposible.Me di cuenta que sus preciosos ojos color miel estaban mirando en medio de mi escote y para mi mala suerte la bat
POV. LUCÍA. — Lo siento, es que… Sentí un poco de calor — mis mejillas estaban demasiado rojas y mis piernas se sentían como gelatina.— Pudiste avisarme y yo te hubiese auxiliado — Dan extendió su mano y acarició mi mejilla.Él era tan considerado y amable que yo me sentí la peor persona sobre la tierra, acababa de estar en el baño con Sebastián, dejándolo hacer con mi cuerpo todo lo que quiso, sin detenerlo, porque tampoco quería. Me mordí los labios con el recuerdo aún latente. — No fue tan grave, vamos a almorzar, debes ir a la terapia. — Sí, es cierto y hoy me van a revisar los puntos. Nosotros nos sentamos a comer y estaba alucinando con mi capacidad de actuar como si no hubiese pasado nada, pero también estaba estupefacta por la capacidad de Sebastián de alcanzarme inclusive en lugares que yo sabía que él detestaba.Desde mi lugar pude ver la caravana de autos que era de Sebastián y lo vi marcharse.Tenía que hacer algo que me dejará fuera de su radar por un tiempo, tenía
POV. SEBASTIÁN. Mi boca tuvo un sabor amargo cuando las palabras de Dan salieron con tanta seguridad de su boca.“Vamos a vivir juntos” Me di cuenta entonces que estaba siendo demasiado condescendiente con Lucía y toda la situación. Ya tenía a sus padres de mi lado, al menos a Samuel, Dan estaba por ser acorralado justo dónde yo lo quería y solo me faltaba que ella cediera totalmente, pero parecía que cada vez que la tenía en mis manos, ella buscaba la manera de obligarme a tirar más fuerte de las cuerdas y entre más tirará de ellas, más la iba a lastimar. — Sebastián, lo siento… — Felipe estaba al otro lado de la línea.— Lo que me molesta no es que te hayas revolcado con Carmen como una put@ y por put@ me refiero a ti — tome un poco de agua y no lo deje hablar —. Lo que me molesta es que no centres tu m*****a cabeza, por esos estúpidos sentimientos que no dejas ir, pero que tampoco te decides a vivir. Felipe fui el único que te apoyó cuando tus padres hicieron lo que hicieron y te
POV. LUCÍA.Sebastián llegó a la casa más temprano de lo esperado esa tarde. Habían pasado muchas cosas y altibajos en los últimos días y la tensión entre los dos era palpable. — Señorita Lucía, el joven Sebastián se encuentra arriba. — Claro —suspiró soltando todo el aire de mis pulmones. Al entrar, notó que Sebastián estaba en la habitación del bebé, acomodando algunos juguetes en la estantería.— La habitación del bebé está quedando muy bonita. Me alegra ver que estás cuidando cada detalle — dijo sin quitar sus ojos de un oso de peluche. — Gracias. Quiero que todo esté perfecto para cuando llegue — le respondí mientras que organizaba un par de bolsas nuevas que él había enviado. — Lucía, tenemos que hablar de algo importante. Sobre Dan — dijo sin siquiera mirarme y organizando la hermosa almohada con forma de estrella. — ¿Por qué me dices esto? No tengo nada que ver con Dan y sus hospitales — Me quedé quieta en mi lugar y cerré los ojos temiendo su respuesta. — Porque es impo