... Dios mío, yo no tengo palabras. Quién quiere el cap 3? Espero que todo este claro jajajajaja aunque aún sigo confundida y tengo como mil preguntas.
"Quizá no era amor, tal vez, era esa pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara mi vida por completo" Mario Benedetti. POV. NARRADOR.— Lo siento, yo… estaba ebrio y ella… yo no pude… — Samuel estaba casi llorando de rodillas ante Milena.Ella por el contrario estaba demasiado calmada, demasiado tranquila y casi parecía que sonreía.Aunque sus ojos estaban tristes.— Samuel, está bien — dijo al fin y las palabras calmadas lo tomaron por sorpresa.Él simplemente sentía y sabía que la había engañado vilmente y sin escrupulo alguno. — Pero yo… Yo te traicione — dijo al fin.— No, no lo hiciste.— Milena.Parecía que las palabras allí entre ellos dos no existían, parecía que su aventura de años estaba por terminar, parecía que las cosas habían llegado a su fin.— ¿Hace cuanto paso? — Fue la única pregunta que Milena se atrevió a hacer, más que por curiosidad que por otra cosa.— En las vacaciones que tomamos junto a mis padres, yo bebí demasiado y ella también, nos
POV. NARRADOR.— Lo siento — la rubia tenía una sonrisa preciosa.Sebastián le entregaba los libros que por el impacto habían caído al suelo, mientras ella torpemente intentaba sacar de su bolso un pañito para limpiar la fina camisa del chico.— Déjame limpiarte, yo no…— Está bien — Sebastián sonrío, porque nunca antes había visto una mujer tan hermosa.Después de aquel aparatoso encuentro, Sebastián la buscaba por todas partes, en la cafetería, en el campus, en los pasillos y cada vez que la veía su corazón parecía que se quería salir de su pecho.Era una mujer hermosa y con una sonrisa honesta, pero él era un chico tímido y más bien siempre estaba usando esos lentes cuadrados que le daban un aire de nerd sofisticados, porque la masa de músculos no se iba.Trató de cruzarse con ella nuevamente, atravesarse en su camino, pero siempre la veía con ese chico de bata blanca que parecía más bien una sombra y el día que al fin decidió que era momento de hablarle, se acercó lo suficiente com
POV. LUCÍA.Afuera la lluvía caía a cántaros, parecía que el cielo estaba llorando junto a mí.— Lu-Lucía — Sebastián me llamó y yo simplemente no podía dejar de mirar por la ventana.— Esa mañana me desperté con una jaqueca terrible — reí —. Sin embargo sobre la mesa, junto a la nota dejaste un vaso con agua y varios analgesicos.— Sí — Sebastián se quitó el saco y lo tiró a un lado de la habitación.Afuera aún era oscuro, eran casi las 4 de la mañana.— Toda mi vida ha sido una farsa — reí de nuevo, esta vez intentando limpiar las lágrimas silenciosas que no dejaban de caer de mis ojos.— Tu hijo no es…— Sabes de qué hablo — lo mire por fin.No se que había en mis ojos, pero Sebastián por primera vez dio dos pasos atrás para alejarse de mí, era la primera vez que parecía entender que yo necesitaba mi espacio.— Y aunque digas que no, mi hijo ni siquiera fue concebido como una persona normal. — Y yo… quisiera decir que lamento eso, pero no puedo, es lo mejor que me ha pasado en la v
POV. SEBASTIÁN.— Quédate quieta — le susurré a Lucía.Ella estaba de rodillas, desnuda, expuesta, mía, lleve sus brazos a su espalda y sus manos las juntó con sus tobillos, pase la tira de seda y enrede las 4 extremidades mientras ella gemía suavemente.— Por favor, Seb.— Shhhh.Bese suavemente uno de sus pechos y luego mordí el pez0n sin ser brusco. Mordí su cuello y me quedé allí lo suficiente como para dejar una linda marca. Me puse tras ella y deslice mis manos sobre sus pechos sin dejar de besar su cuello, masajeé y le dije tantas cosas obscenas como pude, tantas como venían a mi cabeza, todas las cosas que una vez imagine.Sí, definitivamente había imaginado cosas muy perversas con Lucía y las iba a hacer todas realidad, porque aunque habíamos tenido sex0 ahora tenía la libertad de enfocarme en lo que yo quería.La tomé del pelo con fuerza y tiré hacía atrás, la besé y mi mano derecha bajó hasta sus labios expuestos y frágiles, mi dedo se deslizó por en medio de ella y quedó em
POV. LUCÍA.— ¡Más! — Gemí sobre los labios de mi esposo.Sí, decir esposo se sentía diferente ahora, se sentía genial, divertido, cálido, seguro y sobre todo me hacía sentir feliz.Por fin podía tener eso que siempre había querido de Sebastián, justo como lo soñé el día que caminé hacía el altar y lo vi con sus ojos brillantes, me lamentaba por el tiempo perdido, pero estaba dispuesta a recuperarlo. Aunque parecía que las 24 horas eran insuficientes y con el trabajo y con el bebé y todo lo demás que estaba pasando a nuestro alrededor, las cosas eran más bien frenéticas. — Dilo — Seb estaba hundiéndose en mí violentamente y yo tenía mis manos apoyadas en el cristal de la ducha.— ¡Carajo! — Gemí.— Lu, dilo — amaba la voz demandante de Sebastián.— Tu-tuya — solté al fin y sus manos rodearon mi cuello apretando con fuerza, dejándome un poco sin aire, pero sin ser agresivo.Amaba a ese hombre.Mientras más me hacía el amor, más mi mente se llenaba de todos esos buenos y bellos recuerd
POV. FELIPE.— ¡¿Dónde estás mujer?! — La erección me dolía y dolía mucho.Era un dolor fastidioso, pero que moría en deseo por sacarlo de mí interior y dejarlo todo en la principal culpable.Carmen.Mientras seguía buscándola por todo el apartamento, mi mente no dejaba de viajar al pasado, al primer día que la vi, nuestro primer encuentro y sonreí sacudiendo la cabeza. * * * FLASHBACK * * * — Estás ebrio — dijo Antonio con algo de desprecio en su voz.— No. Bueno solo un poco — suspiré y me reí.— Sebastián te va a moler a golpes.— Que se joda — dije riendo de nuevo. Escuché la risa de Antonio y luego un vaso de agua fría caía sobre mi rostro con una violencia tal que me puse de pie de donde no sabía que estaba sentado.— ¡¿Qué carajos?! — me tambaleé pero ya me sentía mejor.— Toma, bebé este café, la chica con la que debemos hacer el trabajo no tarda en llegar y este lugar parece más una pocilga. Sí, ese era Sebastián con su tono autoritario y molesto. Tomé la taza de café de s
POV. ANTONIO.— ¡Te vas a mojar! — le grite a Marie mientras la veía saltar en los charcos que se formaban por la calle. Sin embargo ella no dijo nada, solo me miró y estiró su mano para que yo la tomara, estaba aguardando a que parara de llover en la entrada de la cafetería donde nos habíamos puesto cita ese día, simplemente negué con la cabeza.Odiaba los días soleados, porque por lo general mi rostro se ponía rojo como un tomate, los días lluviosos me hacían doler los huesos que estaban pegados con metal, los días de primavera eran un fastidio para mi rinitica nariz y los días de otoño… Bueno, esos días eran tranquilos así que supongo que estaban bien. — ¡Ven aquí! — Le grité de nuevo y gruñí.Pero no tenía claro porque, podría ser porque estaba haciendo frío y se iba a resfriar, o porque se iba a subir a mi auto empapada y lo iba a mojar, o porque su vestido blanco se estaba comenzando a transparentar ganándose así las miradas inescrupulosas de lo que se hacían llamar hombres.¿P
POV. LUCÍA.— Abre — le pedí por millonésima vez a Marie.Pero ella solo abría para ir por algo de comer, en realidad solo bebía café y un par de galletas.— ¿Qué hacemos? — Carmen preguntó moviendo la perilla de la puerta con fuerza.— Rompamos la puerta — dijo Loren que traía un martillo y yo no tenía idea de donde lo había sacado.— Podemos llamar a alguien que haga eso por nosotras — Francisca que estaba mirando su celular habló al fin —, el cerrajero llega en 10 min — levantó los ojos y todas la miramos como si le hubieran salido 5 cabezas —. ¿Qué? — Río —. No me voy a quebrar las uñas, tampoco voy a intentar llamarla en vano,necesitamos soluciones.Torcí mis ojos y reí.— Las amo — dije en voz baja.Carmen me abrazó, Francesca acarició mis mejillas y Loren rodeó mi cintura dándome un beso en la mejilla.— Tu esposo porque no ha intervenido en esto — Loren preguntó cuando se puso de pie junto a Carmen, para darle paso a Francisca que iba a abrirle al cerrajero.— Dice que Antonio