OIGAAAAAAAAAAAAAAAAN... SIENTO QUE SEBASTIÁN ESTA MEDIO MAL, PERO CREO QUE NO ES JUSTO CON ÉL Y NI SE PORQUÉEEE. USTEDES QUE PIENSAN?
POV, LUCÍA.— ¿Lista?— Sí… Tú no… No desayunaste.— Sí, sí lo hice — dijo con mucha frialdad —. Pero ya no lo hago a tu lado.— Sebastián, creo que…— La cita es a las 9, tenemos el tiempo exacto para llegar, luego te dejaré con los hombres de seguridad para que te lleven a tu taller o al lugar que necesites.Su indiferencia era tal que se fue adelante junto al conductor enviando a mi lado a un hombre de seguridad.Pero al llegar al hospital sabiendo que tendríamos los ojos sobre nosotros, Sebastián volvió a actuar como el hombre amoroso y devoto, tomo mi mano, me ayudo a bajar del auto, saludó amablemente a todo el personal y me llevó por un camino que no era el que conducía hasta mi doctora de siempre.— ¿A dónde vamos?— A dónde quieres ir — dijo fríamente —. Tienes 5 minutos. Sebastián se hizo a un lado y golpeó la puerta, un segundo después fue Dan el que salió de allí y una sonrisa suave se pintó en mi rostro, pero de algún modo era demasiado incómodo pues estaba con Sebastián.
“¿De qué rincón negro de tu alma, tan pura, has sacado esa indiferencia y fría mirada de tus ojos claros?” …Vicente Medina. POV. SEBASTIÁN. — Está todo listo.— ¿Para qué me avisas? — Creí que tal vez usted querría ir y ver…— No, no me interesa, molesta a alguien más con esas pequeñeces. — Señor…— Tengo asuntos más importantes que atender hoy. Como cada enero tenía que ir hasta el lugar que más detestaba en el mundo, era su cumpleaños y visitarla aunque no era una obligación, si era una tortura.Cada paso que daba dentro de ese frío lugar era como clavos atravesando las plantas de mis pies.— Señor, bienvenido — dijo el hombre vestido de blanco.— Gracias. ¿Está todo listo?— Sí — se inclinó e hizo un silencio que me indico que algo malo estaba por decirme.— ¿Qué? — pregunte mientras me colocaba la indumentaria necesaria.— Anoche tuvo una recaída — sentí el frío recorrer mi espalda y una punzada fuerte en mi estomago.— ¿Qué tan grave? — A penas si amaneció consciente — trag
POV. LUCÍA.— ¿Qué haces aquí? — Dan estaba entrando a las oficinas con un hermoso ramo de rosas.El olor me produjo unas ligeras náuseas.— ¿Cómo estás? — Bien, yo… Lamento lo que pasó con Sebastián. creo que él…— Acepto — dijo Dan sonriendo.— ¿Qué? — Lo miré incrédula.— Se que no es normal, pero yo quiero y…— Dan, ¿te estás escuchando? — Yo simplemente no podía creer lo que estaba diciendo.— Lucía, yo te amo y si Sebastián nos va a dejar estar juntos, no veo porque no…— Porque es enfermizo. No puedo… Yo no…— Lucía, Sebastián no te ama, solo te hace daño, te embarazó en contra de tu voluntad, prácticamente te retiene en su casa lo que significa que estás secuestrada, ¿qué tienes? Síndrome de Estocolmo. Te manipula con dinero y psicológicamente, dime quién en su sano juicio acepta eso.Las palabras de Dan eran como duros golpes de realidad.— Si no estás con él, te quita tu mundo, tus joyas, si no estás con él arruina las empresas de tus padres y de paso a ellos, si no estás co
POV. LUCÍA.Solo había una persona que podría contarme la verdad, pero sabía que no iba a decir absolutamente nada.Cuando regresé a la habitación, lo vi salir del baño completamente desnudo y goteando, no se había secado, su pelo caía sobre su perfecta cara y me ignoró cuando pasó por mi lado.— Sebstián — lo llame, pero parecía más fácil pretender que yo no existía.Se hizo un silencio profundo en la habitación y salió del armario con ese pantalón de chándal que apenas abrazaba esa perfecta V que se formaba en su abdomen bajo y trague con dificultad, porque ese hombre parecía más bien una escultura.— ¿Qué? ¿Tanto te incomoda? — Se acercó y movió mi rostro porque yo estaba mirando al suelo —. Ya ni siquiera puedes verme — me soltó, pero tomó sus manos antes de que se alejará de mí.— No… Yo…¿Qué le iba a decir? Que lo deseaba.Qué quería pegarle.Qué era detestable su actitud.Qué yo estaba a ciegas.Qué podía hablar conmigo.Sin embargo, ni una sola palabra salió de mi boca.— ¿Qu
POV. SEBASTIÁN.— ¡LUCÍA! Sí había algo que yo odiaba, era que se metieran en mis asuntos y sobre todo que engañaran a mi gente.* * * UN PAR DE HORAS ANTES * * * — Buenos días, señor.— ¿Qué novedades tenemos? Felipe y Antonio ya están…— Sí, te estamos esperando — dijo Antonio abriendo las puertas de mi oficina.Entre a una reunión con ellos y aunque las cosas no estaban saliendo como yo quería, al menos habíamos encontrado una pista para tratar de librarme de papá.— El problema es que ayer se reunió con la madre de Felipe, parece que ella le va a ayudar — dijo Antonio. — Tu madre — mire a Felipe y pude ver la vergüenza en sus ojos.— Creo que vamos a tener que acelerar los planes con ella.— ¿De qué hablas?— Es ella o yo, Felipe — le dije con firmeza —. Y la verdad es que ella ha causado demasiado daño.— Sebastián, sabes que estoy de tu lado.— Entonces dile a Carmen que entregue a los medios las fotografías que le di, ella sabe que hacer.— ¿El niño? — Sí, está en una de la
POV. CARMEN.— ¿Estás viendo las noticias? — ¡Carajo! — murmure mirando la pantalla del televisor mientras que en la cocina se quemaba lo que sea que yo había puesto en la sartén para intentar sorprender a Felipe con una cena deliciosa, aunque no sabía cocinar y yo desnuda sobre la mesa del comedor.— Nos necesita — Loren dijo al otro lado de la línea.— Loren, si ella se entera de que nosotros…— No importa, que nos odie cuando esté a salvo.— Sí.Corrí por mi ropa y le envié un mensaje de texto a Felipe avisando que estaría con Lucía en su casa. Tomé mi auto y justo cuando tomé la autopista principal, sentí que un auto me estaba siguiendo, acelere un poco la marcha y el auto también lo hizo. Intenté perderlo pero era imposible.— Felipe.— Estoy por llegar.— Un auto me persigue — no lo deje hablar.— Nena — su respiración se volvió irracional.— Lo sé, intento ir lo más rápido que puedo para llegar a casa de Lucía, pero…— No es necesario que vayas tan rápido — era Sebastián —.
POV. SEBASTIÁN.— ¡Lucía! ¡Vamos, Lucía! ¡Carajo, no me hagas esto! Se desplomó en mis brazos y su pulso era casi imperceptible, la levanté en brazos y corrí buscando una camilla y llamando a un médico.Y claro para mi buena suerte tenía que llegar Dan.— ¿Qué carajos le hiciste?— Nada, yo estaba…— No sé para qué te pregunto, si siempre terminas dañandola.Se movieron por el lugar y entraron a la sala de urgencias, allí donde yo no tenía acceso.— ¿Qué sucedió? —— Tienes que ir con la madre de Carmen, incendiaron el restaurante. — ¡Carajo! — Dile a Felipe que no esperaré más, o lo hace él o lo hago yo, dos meses pasaron y a ninguno se les dio la gana de exponer a esa mujer y mira donde estamos.— ¿Crees que él tenga cabeza para eso ahora? — Antonio me hablo como si yo fuera el idiota.— Pues no me importa, necesito quitarme a esa mujer de encima.— Yo lo hago — Loren se acercó a nosotros y la miró fijamente.— ¿Segura? Tu padre…— Ya me odia, que me meta en un escándalo más
POV. NARRADOR— ¿Qué significa esto? — su voz, esa voz carrasposa, pesada y amarga.La mujer se levantó rápidamente y envolvió su hermoso cuerpo en la sabana negra. Tenía miedo, pero por alguna razón también sentía una tranquilidad profunda al saber que su secreto más pecaminoso ya no lo era.— La amo — dijo el hombre que se ponía los pantalones para cubrir su desnudez.— ¿Eso también se lo dices a tu esposa? — Eso no es asunto tuyo.— ¿Ella lo sabe siquiera?— Tu no me amas, es más, me odias, así que no intentes…— Es cierto que te odio, que nunca te he amado, pero por Dios mujer…— Entonces déjame en paz. Quiero el divorcio, quiero que mi hijo y yo estemos tan lejos de ti como sea posible y tú…— No — sonrío y tomo a la mujer del pelo.Aquel hombre robusto, elegante y de buena forma se abalanzó pero fue detenido por unos hombres que irrumpieron en la habitación.— Te quiero lejos de aquí, lejos de mi esposa y de mi hijo, te quiero lejos de mi vida o voy a tomar a tu familia y te har