CAPITULO 4

A Alan parecía no molestarle la presencia de Ben en la casa, pero de igual manera esperaba que su hermana regrese pronto se había marchado hace ya un día y todavía no tenía noticias suyas.

Alan se veía cada vez peor y no tenía aspecto de mejoría, sus heridas no cerraban y se sentía cada vez más débil con grandes ojeras y derrames en los ojos, el pelo pajoso y sus venas tan hinchadas que se veían a través de su piel. Por la tarde el celular de Alan comenzó a sonar, cuando el chico atendió se dio cuenta que su hermana era quien llamaba.

—Anís, ¿cómo estás? —Pregunto sin levantarse del sofá.

Mal Alan, estuve buscando al médico y no está en la ciudad.

—No te preocupes encontraremos otra solución deberías venir ya, tu novio se mudó aquí y te espera.

¡BEN! Lo olvide por completo, me había dicho que se mudaría conmigo, con todo esto me olvide de él.

—Mejor regresa, me encargare yo mismo de encontrar una solución.

Lo lamento Alan lo único que encontré fue alguien que me dijo dónde encontrarlo, iré de inmediato al lugar que me dijeron y lo llevare contigo.

—¿Es muy lejos?

A quinientos kilómetros de Londres.

—Olvídalo y regresa, si vas hacia haya tardaras mucho en llegar, sin mencionar el tiempo que te tomara encontrarlo allí, si es que lo encuentras y luego tienen que regresar.

Lo encontrare no te preocupes, ¿Ben esta por ahí?

—Si ¿quieres hablar con él?

Si pásale el celular.

—Está bien, pero antes dime ¿por esa casualidad no tendrás un escondite secreto donde guardes más sangre?

¿Mas sangre? ¿Te la bebiste toda?

—Si últimamente ando con mucha sed, debe ser por las heridas, el cuerpo me pide más para poder sanar, pero no estoy sanando.

Si te tomaste toda la que había en el freezer no queda más, esa que estaba ahí debía durar por dos semanas.

—Está bien no te preocupes encontrare la manera de reponerla, veré que puedo cazar por el momento.

¿Estas en condiciones de buscarla tú mismo?

—Claro que lo estoy, no necesito que me des de comer en la boca como a un niño, te pasare con tu novio así que adiós— Dijo Alan en tono cortante, él  no estaba en condiciones de buscar sangre por su cuenta, pero no quería preocupar a su hermana aunque ahora era el quien se preocupaba ya que necesitaba sangre con urgencia y en el estado tan débil en el que se encontraba no podría cazar nada ni robarla sin que lo descubran.

Alan le dio el teléfono a Ben y se fue a acostar un rato en el sofá, él sabía que debía mantener la calma y tratar de moverse lo menos posible, así con suerte aguantaría la sed hasta que llegue su hermana. Su padre le había dicho antes de que escaparan que la mejor manera de aguantar la sed era estar quieto de esa manera no consumirían energía y podrían estar días sin alimentarse, pero a eso se le agregaba un problema, la sangre le estaba ayudando a que sus heridas no empeoraran así que no tenía muchas opciones.

Luego de unos quince minutos Ben regreso y le devolvió el celular para luego decirle.

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