Es una chica muy especial. Paul, la miró y luego miró al joven que estaba a su lado, también dirigió su mirada hacia su jefe que estaba acercándose para salir. —¡Señora Walton! —gritó Paul, llamando la atención del joven guapo, y su jefe, la niña corrió con todas sus fuerzas hacia el estacionamiento, encendió la motocicleta y aceleró por todo el camino, hasta salir de allí, bajó la mirada de muchos, en especial la de Harry, que se maravillo con ella al verla en aquella motocicleta. —Es una chica muy especial —murmuró. Martín, había corrido detrás de ella pero no la había alcanzado, se devolvió hacia Harry y sujeto al joven del cuello de la camisa, los dos hombres que se encontraban de cerca se movieron alertas, pero enseguida él los detuvo. —¡¿Qué hacías con mi esposa?! —inquirió en un grito. —Nada, solo la ayudaba a salir, viejo amigo —musitó con sarcasmo. —No te atrevas a acercarte a ella —masculló. —Díselo al destino querido amigo —dijo sin miedo, y se soltó con fuerza
Capítulo 32: ¿A dónde crees que vas? Al día siguiente, Mey, se levantó y caminó hacia la puerta a toda prisa, sujetando la manija pero esta no se movía. —¡Mierda, todavía estoy encerrada! —exclamó soltando la manija de mala gana. Se alejó, caminando de un lado a otro desesperada, se acercó al cuarto de baño y se cambió a una ropa más cómoda, decidida a bajar por el balcón, pero al llevar un pie afuera, unos brazos grandes la sujetaron con fuerza. —¿A dónde crees que vas? —La voz del hombre era gruesa y sin emociones. —¡Ah! —grito asustada. —Martín —el joven la volteo en sus brazos pero su mirada era de odio, nunca antes lo había visto mirándola de esta manera, Mey, tembló enseguida. —¡¿Dime quien eres?! —exclamó. —¿Te vas a ir a ver con Harry? —la joven mujer frunció el entrecejo al escuchar, el nombre de Harry, le sonaba de algún lado pero no recordaba exactamente de donde, aquel día que ese hombre le había dicho su nombre no le había prestado mucha atención. —¿Él te env
Capítulo 33: Tranquila está bien. La dejo ir a las tres de la mañana, exhausta, se levantó de allí y se dirigió al baño con un poco de dificultad, al salir de nuevo, no se acostó a su lado, en cambió se acostó en el sofá, el dolor entre sus piernas la estaba matando, sin poder soportarlo lloró, sus lágrimas cayeron sobre su brazo, hasta quedarse dormida. Al día siguiente, Martín se sentó en la cama a toda prisa al no ver a la mujer a su lado, busco a la chica por toda la habitación, sus ojos se detuvieron en el pequeño bulto que se veía en el sofá, se levantó y se acercó a ella, estirando su mano para acariciar su mejilla, el toque hizo despertar a la niña de un salto, quien al ver su rostro se echó hacia atrás asustada. —Tranquila Mey, tranquila —susurró sorprendido, su corazón había dado un vuelco al verla tan asustada por él. —No me toques, no me toques, no me toques —repitió la niña, preocupando a Martín. —Tranquila está bien, no te tocaré —susurró alejándose de ella. Me
Capítulo 34: ¿Quién crees que eres para hablarme así?El ringtone de un celular llamó la atención de ambos, Lena se separó del hombre a toda prisa y se acomodo en la silla, buscando su móvil, mientras el joven se levantaba con una sonrisa de medio lado en su rostro. Lena, encontró el celular y enseguida lo contestó aturdida. —Hola?—Helena, necesito verte, ven al hospital —la voz del hombre asustó a la chica, la había escuchado en algún lugar, pero no recordaba exactamente de donde. —¿Quién es? —preguntó confundida observando la pantalla del celular, al escuchar eso el joven que salió se detuvo en seco, observando a la niña. —Fer, y si no vienes iré por ti —la joven frunció el ceño al escucharlo. —¿Quién crees que eres para hablarme así?¿Y quien rayos te dio mi número? —le preguntó de mala gana, pero lo que recibió fue el tono de llamada terminada.El joven que se encontraba a la espera de la mujer, dubitativo la miró. —Lena, lo siento… ¿tienes… tienes…—¿Que si tengo novio? —inqu
Capítulo 35: Mi esposa se fue.Lena, miró al joven doctor a los ojos vacilante. —¿Encerrada? —inquirió y llevó sus manos a su boca cubriendo un sollozo. —Lena, se que es tu mejor amiga, y se que ella no tuvo nada que ver con la caída de la abuela. —¿Cual caida… de qué hablas? —le pregunto bastante confundida. —¿Hace cuanto no hablas con ella? —Un poco más de un mes —contestó con sinceridad. —Sube al auto. La chica miró a su jefe, se despidió de él con su mano y subió al auto obedientemente. Podrías llevarme a mi departamento por favor, te invitaré a cenar allí, no quiero salir a ningún lado. El joven asintió en respuesta y aceleró el auto por todo el camino. Al llegar al departamento, entraron juntos, Lena, dejó que el hombre entrara y lo invitó a sentarse mientras preparaba todo para cocinar, mientras él hablaba de lo que sabía y todo lo que había sucedido desde la barra de la cocina, observaba a la chica como se movía de un lado a otro preparando la cena. Se detuvo y la mi
Capítulo 36: Un auto negro.la pequeña mujer sintió lástima por él, miró a sus ojos y asintió. —Esta bien, pero solo si ella me llama, por que no se donde esta, te lo juro; no sé donde está —afirmó la chica. El joven asintió en respuesta, se acercó a la puerta y antes de salir se detuvo. —Me alegro que por fin se hayan dado la oportunidad de conocerse —luego siguió su camino. Atónitos la pareja se miraron entre sí. —Yo… Antes de que hablara Fernando, se acercó a ella a toda prisa y la abrazo por la cintura sujetándola como si se fuera a escapar de sus brazos.—No tienes que decir nada —la mirada de la niña se suavizó al ver sus ojos color abellanas, él bajó lentamente su cabeza y la besó con suavidad dejándose llevar por el beso la llevó de nuevo a la cama.****Martín llevó su cuerpo agotado hasta el auto y desesperado golpeó con su puño la cajuela del auto. —¿Dónde estás? —preguntó al viento observando al cielo, el mismo cielo que observaba la pequeña chica que se encontraba en
—¿Sabes lo que estuve apunto de hacer? —le pregunto, sus ojos ardían por la ira. —No me detuviste, ¿acaso estas loca mujer? soy un hombre casado. —¡Si pero ella no está, ella no te ama como yo! —sin darse cuenta había hablado de más y se había delatado, se cubrió su boca con las manos, bajo la mirada de él. Respirando profundo y entendiendo un poco a la chica volvió para verla. —Jenn, lo siento si en algún momento te hice sentir cosas por mi, pero yo no siento nada por ti, debes entender que estoy casado y la amo, aunque no esté aquí, sé que ella volverá y la esperaré. —No Martí, por favor no hagas esto, divórciate de ella, yo te amo, no la esperes más… —la mujer desesperada levantó sus manos lentamente y bajo sus tirantes por sus hombros, las tiras bajaron por todo su cuerpo bajo la mirada de él. —hazme tuya —rogó en un susurro, el hombre al momento de rodearla para salir, miro la espalda de la chica recordando la cicatriz que tenía su esposa, él se cubrió su boca con disgusto
—Aquí está —manifestó Gordon, y al decir eso la pequeña niña recobró todos sus sentidos, se soltó con todas sus fuerzas del agarre del hombre y corrió sin detenerse, pero aun así sentía que su debilidad no la dejaba correr como quisiera, se retiró sus tacones de 8 Cm, los recogió, y enterró sus uñas en las manos para mantenerse y seguir corriendo. El hombre quedó aturdido al ver que su víctima se había soltado de su agarre. —¡Eres una M*****a! —gruño, al mismo tiempo salió corriendo detrás de ella, pero para él, era imposible alcanzarla ya que su peso no se lo permitía. No muy lejos la niña, visualizo a un joven camarero saliendo de una de las habitaciones, la puerta estaba a punto de cerrarse, pensando que estaría desocupada, sin más, entró; cerrando la puerta detrás de ella, con un profundo suspiro se apoyó en esta, sintiéndose a salvo. Mientras tanto del otro lado, Ben, se acercaba, pero no vio a la chica por ningún lado, el joven camarero aun sorprendido por lo que acababa de