Capítulo 19: No voy a hacer nada en contra de ella, solo déjala ir. Todo quedó a la vista de Martín y Paul, que iban saliendo de la sala de reuniones, al minuto siguiente la puerta del ascensor se cerró, y la mujer que la había empujado al darse vuelta, quedó estupefacta al ver a su superiores. Con su entrecejo fuertemente fruncido se acercó a toda prisa al ascensor, presionando repetidas veces el botón, la escena de la niña sujetando su abdomen se repetía varias veces en su cabeza, volvió para ver a la mujer detrás de él,que aún estaba inmobil y dijo con desdén: —Mejor pidele a tus ancestros para que no le pase nada— luego miró a Paul—. Detén a esta mujer en mi oficina, será castigada por lo que acaba de hacer —la mujer al escucharlo negó repetidas veces con la cabeza en shock. —Por favor jefe, perdóneme… Paul, no la dejó terminar, sujetó a la mujer del brazo y la llevó casi a rastras a la oficina. —Paul, ¿quién es esa mujer?… dime por favor… ¿por qué es tan importante? ¿por
Capítulo 20: ¿Embarazada? Al escucharlo arqueo una ceja y esbozó una sonrisa. —No estés celoso he revisado a miles de mujeres, si no actúo rápido no podré saber lo que tiene. Frunciendo el ceño dijo con desdén: —Pídele a una mujer que la revise por ti —se acercó a él y lo sujetó por el cuello de la camisa. —Está bien —estando de acuerdo con el hombre y entendiendo sus razones, se soltó de mala gana y salió en busca de la ginecóloga. En la sala de espera, Martín caminaba de un lado a otro desesperado. —Quiero matar a esa mujer —masculló con ira. —¿Qué quiere que haga señor? —inquirió. En el momento en el que iba a contestar, la puerta de la sala se abrió, y salió el doctor. —Martí —lo saludo, estiró su mano y lo miró expectante. —¿Puedo preguntarte qué relación tienes con la mujer adentro? El hombre se lamió sus labios, nadie sabía que era su esposa, respiró profundo y decidió decirle la verdad a su amigo. —Es mi esposa. Sorprendido abrió sus ojos como plato. —¿Tu esposa? —r
Capítulo 21: No pierdas más tu tiempo. —Mierd* No puede ser, y recién la compré —chilló. —Que mal Lena, al fin pude realizar mi sueño y ahora… ahora tengo que renunciar a el —su voz tembló al decir esas palabras. —Pero, ¿sabes que?... creo que vale la pena renunciar a eso —murmuró, llevando sus manos a su vientre. Lena sonrió al verla. —Si, y puedes preguntarle a tu médico, si puedes hacerlo, amiga siempre fue tu sueño, sabes mucho de estas cosas, así que una vez le preguntes al doc, si se puedes, seguirás montando tu motocicleta, si no simplemente, esperaras a que nazca mi sobrino o sobrina —dijo con entusiasmo, ayudando a su amiga a subirse el ánimo. —Tienes razón, gracias —Muak—abrazo a su amiga con fuerza, y decidió preguntar y averiguar esto después. Poco tiempo después, Mey, pronto se sintió cansada, cerró los ojos y se quedó dormida, al igual que la niña a su lado.
Capítulo 22: Quiero que se vayan. —Jenn, ¿qué haces aquí? —el hombre rápidamente se acercó a ella, para ayudarle a sostenerse, bajo la mirada de la chica era como una escena de amor. —No Martí, ¿por qué dejas que ella te haga esto? —le preguntó, fingiendo estar triste y abrazando al hombre con fuerza.—Tranquila, no llores Jenn.La niña frunció su entrecejo con más fuerza, al ver como trataba a la mujer. —¡No hice nada! —gritó. —¡¿Entonces por qué estás en esas imágenes tan cerca de ese hombre?! —le preguntó, intentando hundir a la pequeña niña. —¿Aún estás enamorada de él? —¡Jenn, ya basta, esto no te concierne a tí! —masculló el joven. La mujer respiró profundo y miró al hombre frente a ella. —¿Que te hizo esta mujer para que estés tan ciego? —le pregunto con tristeza. —¿No te das cuenta que aun lo ama?—Jenn, por favor —[...]—Si, Jenn, por favor, mejor largate y date cuenta que no soy como tu, que busca a hombres con dinero y casados, tengo mi conciencia tranquila y si no me
Capítulo 23: Los abuelos, han venido a conocerte.—¿No es cierto lo que estoy diciendo? —En el momento en que la niña iba a responder el ringtone de un celular trono enseguida, haciendo que el chico se detuviera, la dejo ir, se sentó en la cama y revisó la llamada entrante, era su asistente. —Habla —contestó sin saludar. —Señor, ya tenemos las imágenes y le envié todo a su correo.—Está bien —colgó, se levantó de la cama, volvió para ver a la niña y salió de la habitación; caminando en dirección al estudió. Tan pronto como entró, revisó el correo que había enviado su asistente, en aquellas imágenes se proyectaba el momento en el que Lena, salía de allí, y una mujer entraba, luego volvió a salir para entrar un hombre, que evidentemente era Adrian. Todo era obra de Liz, culpandose por desconfiar de la niña, se agarró la cabeza con ira. [¿Debería tratar con ella o lo dejo en manos de Mey?] se preguntó a sí mismo. En la habitación, Mey, acariciaba su vientre, este hombre era tan ord
Capítulo 24: Mira que conmovedor.Se dió media vuelta y volvió a la mesa. No mucho después un hombre gordo entró con dos hombres más detrás de él, caminó directamente a la sala donde le habían informado. En la mesa las dos chicas disfrutaban de sus platillos, era una deliciosa comida. —Mey, quería decirte que ya tengo la información que me habías pedido, pero —[…]En el momento en que iba a sacar la carpeta, la puerta se abrió de golpe asustando a las dos mujeres allí. Meylin, al mirar hacia la puerta reconoció al hombre que entraba, atónita quedó inmovil, mientras que Lena, frunció su entrecejo. —¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó Helena con desdén. El hombre miró a la niña y esbozó una sonrisa, mientras la señalaba. —Ella… ella tiene una deuda conmigo —dijo el hombre robusto mientras se acercaba a ellas, las dos chicas se levantaron de las sillas del comedor a toda prisa, sujetándose de las manos. Lena miró a es
Nunca lo he amado, todo era un… espectáculo.Martín al ver la escena su rostro se oscureció y la ira se apoderó de él, entró dándole una patada al hombre que sostenía a su esposa y al ver la sangre que brotaba entre sus piernas, la cargó enseguida, la chica no aguantó más y cayó en una oscuridad infinita.—¡¿Quién eres tú?! —exclamó Ben, pero al ver el rostro oscuro del hombre, quedó inmobil. Martín, preocupado por la mujer en sus brazos la llamó repetidas veces pero no hubo respuesta. Por otro lado Paul, que también había entrado junto a los policías, rápidamente sometieron a los otros dos hombres. —Señor Walton, ahora nos haremos cargo —artículo uno de los policías, y el hombre que sostenía, al escucharlo su cara palideció.—¡¿Señor Walton?! —exclamó horrorizado. —Ya saben que hacer —manifestó.—¡Señor Walton, no sabía nada de esto! —Gordon gritó desesperado y los otros dos hombres se alertaron también.Martín, antes de salir de la sala, se detuvo y sin darse vuelta dijo: —Oren,
No te cuidé como debía. —Liz —masculló.—Sí señor, la misma que enmarco a su esposa —afirmó el hombre del otro lado de la línea. —Bien, encuentrala y vigila sus pasos estos días, en cuanto despierte Mey, veremos que hacer con ella. —Si, señor Walton —la llamada terminó, se reclinó en la silla y siguió a la espera de alguna noticia de su esposa. Lena, que se encontraba justo a su lado, con sus ojos cerrados dijo: —Sabía que Liz es una mujer malvada, toda la vida le ha tenido envidia a Mey, por que ella sabe, que a pesar de que nunca tuvo el amor de una madre, ni de un padre, ella es feliz, en cambio ella no, teniendo a los dos a su lado, nunca los ha considerado. Martín escuchó atento las palabras de la mujer a su lado. —Por hacerle daño a Mey, debe pagar —musitó. La puerta de la sala se abrió después de casi dos horas adentro, las dos personas al ver al doctor salir se acercaron enseguida, Lena y el doctor se miraron entre sí, pero él rápidamente la ignoró.—¿Cómo está ella? —