Nunca lo he amado, todo era un… espectáculo.Martín al ver la escena su rostro se oscureció y la ira se apoderó de él, entró dándole una patada al hombre que sostenía a su esposa y al ver la sangre que brotaba entre sus piernas, la cargó enseguida, la chica no aguantó más y cayó en una oscuridad infinita.—¡¿Quién eres tú?! —exclamó Ben, pero al ver el rostro oscuro del hombre, quedó inmobil. Martín, preocupado por la mujer en sus brazos la llamó repetidas veces pero no hubo respuesta. Por otro lado Paul, que también había entrado junto a los policías, rápidamente sometieron a los otros dos hombres. —Señor Walton, ahora nos haremos cargo —artículo uno de los policías, y el hombre que sostenía, al escucharlo su cara palideció.—¡¿Señor Walton?! —exclamó horrorizado. —Ya saben que hacer —manifestó.—¡Señor Walton, no sabía nada de esto! —Gordon gritó desesperado y los otros dos hombres se alertaron también.Martín, antes de salir de la sala, se detuvo y sin darse vuelta dijo: —Oren,
No te cuidé como debía. —Liz —masculló.—Sí señor, la misma que enmarco a su esposa —afirmó el hombre del otro lado de la línea. —Bien, encuentrala y vigila sus pasos estos días, en cuanto despierte Mey, veremos que hacer con ella. —Si, señor Walton —la llamada terminó, se reclinó en la silla y siguió a la espera de alguna noticia de su esposa. Lena, que se encontraba justo a su lado, con sus ojos cerrados dijo: —Sabía que Liz es una mujer malvada, toda la vida le ha tenido envidia a Mey, por que ella sabe, que a pesar de que nunca tuvo el amor de una madre, ni de un padre, ella es feliz, en cambio ella no, teniendo a los dos a su lado, nunca los ha considerado. Martín escuchó atento las palabras de la mujer a su lado. —Por hacerle daño a Mey, debe pagar —musitó. La puerta de la sala se abrió después de casi dos horas adentro, las dos personas al ver al doctor salir se acercaron enseguida, Lena y el doctor se miraron entre sí, pero él rápidamente la ignoró.—¿Cómo está ella? —
Quiero que veas el amanecer.—Hijo, no te preocupes por la empresa estos días, me haré cargo, cuida de Mey —el abuelo, que no podía contar con nadie más, para los negocios, prefirió hacerlo él mismo, antes que pedirle a su otro hijo inutil. La pareja había tenido solo dos hijos, la madre de Martín, Magdalena y el hijo que solo bebía en bares de mala muerte y pedía dinero, esta pareja lo habían sacado del círculo familiar, pero pedía dinero cada vez que lo gastaba. Por otro lado, su hija, se casó con su primer esposo y había dado a luz a dos varones gemelos, el esposo falleció años después, y tras un accidente que también acabó con la vida de uno de sus hijos, se alejó de su familia; dejando a su único hijo vivo en la familia Walton, lejos de ella. Tiempo después volvió a casarse, y con el hombre con el que estaba ahora, tuvieron un hijo, que sería el siguiente en liderar la empresa, pero Martín decidió darle al joven una sucu
Ella no te dejará en paz. —Eres un desvergonzado —murmuró apenas audible. —No, no lo soy, estoy diciendo la verdad —se acercó a ella e intentó quitarle el acolchado. —Si quieres saberlo, ese día fue el mejor día de mi vida —murmuró cerca de su oído, haciendo temblar a la niña que enseguida cerró sus ojos con fuerza. Al ver que no dijo nada le hizo cosquillas obligándola a salir, Mey, sin poderse contener soltó una carcajada. —¡Ya basta! —exclamó entre risas, al verla le pareció la mujer más hermosa y pura de todas, decidió hacerla feliz de ahora en adelante, sujeto sus manos, se arqueo un poco hacia abajo y la beso, la pequeña mujer no se resistió, se dejó llevar por la ternura de su hombre, se soltó y lo abrazo por el cuello. —Em… —el carraspeo de garganta de alguien llamó la atención de los dos, volvieron para ver a la persona que había entrado y el doctor estaba justo allí presente. —¿No te diste cuenta que nos interrumpes? —le preguntó con desdén, se acercó a él y dió un go
La esposa de mi nieto, está justo detrás de ti.¡Uhum! el carraspeo de garganta del abuelo, hizo reaccionar al hombre, volvió para verlo, y la mirada del anciano estaba puesta en Mey. —Jenn, mi esposa estaba allí, tuve que quedarme con ella y cuidarla.—Pero… yo también te necesito…Antes de que terminara la oración el anciano la interrumpió. —Creo que estas fuera de lugar señorita, la esposa de mi nieto está justo detrás de ti, no deberías faltarle al respeto de esa manera —las palabras del anciano hicieron que la mujer empuñara sus manos con fuerza y su rostro se distorsionó por la ira. Mey, se levantó del sofá de inmediato y lo interrumpió, aunque sintió celos, los escondió en el fondo de su corazón. —No abuelo, no importa, Jenn, es como una hermana para él —al escucharla soltó al hombre enseguida. —Así es, y cómo su hermana debería cuidarme más —dijo con arrogancia.Martín, frunció su entrecejo y miró a su esposa mientras se acercaba a ella. —No, Jenn debo
Tan hermosa, pero muy torpe.mostrando a Jenn, quien al ver al hombre intentó esbozar una sonrisa, al mismo tiempo las puertas del otro ascensor se abrieron llamando la atención del joven, y la hermosa chica quedo a la vista, pero sin ninguna emoción, camino saliendo de allí, al verlo que se había acercado a ella miró hacia atrás para ver a Jenn y volvió su mirada hacia él —Jamás dejaré que me lastimes y si esto es amor para ti, no lo quiero, mejor quedate con ella y a mi me dejas en paz —terminó de decir e intentó caminar para alejarse pero el joven CEO, la sujetó por el brazo, haciendo que se devolviera, pero ella reaccionó más rápido que él, se soltó y al mismo instante levantó su mano y lo abofeteó, la bofetada fue tan fuerte que su rostro se volvió hacia un lado, Jenn, y el asistente que estaba entrando se asustaron tanto que sus mandíbulas cayeron. —¡No vuelvas a tocarme, eres un vil mentiroso! —Meylin, salió a toda prisa dejando al hombre con su rostro oscuro, al darse cuenta
Es una chica muy especial. Paul, la miró y luego miró al joven que estaba a su lado, también dirigió su mirada hacia su jefe que estaba acercándose para salir. —¡Señora Walton! —gritó Paul, llamando la atención del joven guapo, y su jefe, la niña corrió con todas sus fuerzas hacia el estacionamiento, encendió la motocicleta y aceleró por todo el camino, hasta salir de allí, bajó la mirada de muchos, en especial la de Harry, que se maravillo con ella al verla en aquella motocicleta. —Es una chica muy especial —murmuró. Martín, había corrido detrás de ella pero no la había alcanzado, se devolvió hacia Harry y sujeto al joven del cuello de la camisa, los dos hombres que se encontraban de cerca se movieron alertas, pero enseguida él los detuvo. —¡¿Qué hacías con mi esposa?! —inquirió en un grito. —Nada, solo la ayudaba a salir, viejo amigo —musitó con sarcasmo. —No te atrevas a acercarte a ella —masculló. —Díselo al destino querido amigo —dijo sin miedo, y se soltó con fuerza
Capítulo 32: ¿A dónde crees que vas? Al día siguiente, Mey, se levantó y caminó hacia la puerta a toda prisa, sujetando la manija pero esta no se movía. —¡Mierda, todavía estoy encerrada! —exclamó soltando la manija de mala gana. Se alejó, caminando de un lado a otro desesperada, se acercó al cuarto de baño y se cambió a una ropa más cómoda, decidida a bajar por el balcón, pero al llevar un pie afuera, unos brazos grandes la sujetaron con fuerza. —¿A dónde crees que vas? —La voz del hombre era gruesa y sin emociones. —¡Ah! —grito asustada. —Martín —el joven la volteo en sus brazos pero su mirada era de odio, nunca antes lo había visto mirándola de esta manera, Mey, tembló enseguida. —¡¿Dime quien eres?! —exclamó. —¿Te vas a ir a ver con Harry? —la joven mujer frunció el entrecejo al escuchar, el nombre de Harry, le sonaba de algún lado pero no recordaba exactamente de donde, aquel día que ese hombre le había dicho su nombre no le había prestado mucha atención. —¿Él te env