Capítulo 22: Quiero que se vayan. —Jenn, ¿qué haces aquí? —el hombre rápidamente se acercó a ella, para ayudarle a sostenerse, bajo la mirada de la chica era como una escena de amor. —No Martí, ¿por qué dejas que ella te haga esto? —le preguntó, fingiendo estar triste y abrazando al hombre con fuerza.—Tranquila, no llores Jenn.La niña frunció su entrecejo con más fuerza, al ver como trataba a la mujer. —¡No hice nada! —gritó. —¡¿Entonces por qué estás en esas imágenes tan cerca de ese hombre?! —le preguntó, intentando hundir a la pequeña niña. —¿Aún estás enamorada de él? —¡Jenn, ya basta, esto no te concierne a tí! —masculló el joven. La mujer respiró profundo y miró al hombre frente a ella. —¿Que te hizo esta mujer para que estés tan ciego? —le pregunto con tristeza. —¿No te das cuenta que aun lo ama?—Jenn, por favor —[...]—Si, Jenn, por favor, mejor largate y date cuenta que no soy como tu, que busca a hombres con dinero y casados, tengo mi conciencia tranquila y si no me
Capítulo 23: Los abuelos, han venido a conocerte.—¿No es cierto lo que estoy diciendo? —En el momento en que la niña iba a responder el ringtone de un celular trono enseguida, haciendo que el chico se detuviera, la dejo ir, se sentó en la cama y revisó la llamada entrante, era su asistente. —Habla —contestó sin saludar. —Señor, ya tenemos las imágenes y le envié todo a su correo.—Está bien —colgó, se levantó de la cama, volvió para ver a la niña y salió de la habitación; caminando en dirección al estudió. Tan pronto como entró, revisó el correo que había enviado su asistente, en aquellas imágenes se proyectaba el momento en el que Lena, salía de allí, y una mujer entraba, luego volvió a salir para entrar un hombre, que evidentemente era Adrian. Todo era obra de Liz, culpandose por desconfiar de la niña, se agarró la cabeza con ira. [¿Debería tratar con ella o lo dejo en manos de Mey?] se preguntó a sí mismo. En la habitación, Mey, acariciaba su vientre, este hombre era tan ord
Capítulo 24: Mira que conmovedor.Se dió media vuelta y volvió a la mesa. No mucho después un hombre gordo entró con dos hombres más detrás de él, caminó directamente a la sala donde le habían informado. En la mesa las dos chicas disfrutaban de sus platillos, era una deliciosa comida. —Mey, quería decirte que ya tengo la información que me habías pedido, pero —[…]En el momento en que iba a sacar la carpeta, la puerta se abrió de golpe asustando a las dos mujeres allí. Meylin, al mirar hacia la puerta reconoció al hombre que entraba, atónita quedó inmovil, mientras que Lena, frunció su entrecejo. —¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó Helena con desdén. El hombre miró a la niña y esbozó una sonrisa, mientras la señalaba. —Ella… ella tiene una deuda conmigo —dijo el hombre robusto mientras se acercaba a ellas, las dos chicas se levantaron de las sillas del comedor a toda prisa, sujetándose de las manos. Lena miró a es
Nunca lo he amado, todo era un… espectáculo.Martín al ver la escena su rostro se oscureció y la ira se apoderó de él, entró dándole una patada al hombre que sostenía a su esposa y al ver la sangre que brotaba entre sus piernas, la cargó enseguida, la chica no aguantó más y cayó en una oscuridad infinita.—¡¿Quién eres tú?! —exclamó Ben, pero al ver el rostro oscuro del hombre, quedó inmobil. Martín, preocupado por la mujer en sus brazos la llamó repetidas veces pero no hubo respuesta. Por otro lado Paul, que también había entrado junto a los policías, rápidamente sometieron a los otros dos hombres. —Señor Walton, ahora nos haremos cargo —artículo uno de los policías, y el hombre que sostenía, al escucharlo su cara palideció.—¡¿Señor Walton?! —exclamó horrorizado. —Ya saben que hacer —manifestó.—¡Señor Walton, no sabía nada de esto! —Gordon gritó desesperado y los otros dos hombres se alertaron también.Martín, antes de salir de la sala, se detuvo y sin darse vuelta dijo: —Oren,
No te cuidé como debía. —Liz —masculló.—Sí señor, la misma que enmarco a su esposa —afirmó el hombre del otro lado de la línea. —Bien, encuentrala y vigila sus pasos estos días, en cuanto despierte Mey, veremos que hacer con ella. —Si, señor Walton —la llamada terminó, se reclinó en la silla y siguió a la espera de alguna noticia de su esposa. Lena, que se encontraba justo a su lado, con sus ojos cerrados dijo: —Sabía que Liz es una mujer malvada, toda la vida le ha tenido envidia a Mey, por que ella sabe, que a pesar de que nunca tuvo el amor de una madre, ni de un padre, ella es feliz, en cambio ella no, teniendo a los dos a su lado, nunca los ha considerado. Martín escuchó atento las palabras de la mujer a su lado. —Por hacerle daño a Mey, debe pagar —musitó. La puerta de la sala se abrió después de casi dos horas adentro, las dos personas al ver al doctor salir se acercaron enseguida, Lena y el doctor se miraron entre sí, pero él rápidamente la ignoró.—¿Cómo está ella? —
Quiero que veas el amanecer.—Hijo, no te preocupes por la empresa estos días, me haré cargo, cuida de Mey —el abuelo, que no podía contar con nadie más, para los negocios, prefirió hacerlo él mismo, antes que pedirle a su otro hijo inutil. La pareja había tenido solo dos hijos, la madre de Martín, Magdalena y el hijo que solo bebía en bares de mala muerte y pedía dinero, esta pareja lo habían sacado del círculo familiar, pero pedía dinero cada vez que lo gastaba. Por otro lado, su hija, se casó con su primer esposo y había dado a luz a dos varones gemelos, el esposo falleció años después, y tras un accidente que también acabó con la vida de uno de sus hijos, se alejó de su familia; dejando a su único hijo vivo en la familia Walton, lejos de ella. Tiempo después volvió a casarse, y con el hombre con el que estaba ahora, tuvieron un hijo, que sería el siguiente en liderar la empresa, pero Martín decidió darle al joven una sucu
Ella no te dejará en paz. —Eres un desvergonzado —murmuró apenas audible. —No, no lo soy, estoy diciendo la verdad —se acercó a ella e intentó quitarle el acolchado. —Si quieres saberlo, ese día fue el mejor día de mi vida —murmuró cerca de su oído, haciendo temblar a la niña que enseguida cerró sus ojos con fuerza. Al ver que no dijo nada le hizo cosquillas obligándola a salir, Mey, sin poderse contener soltó una carcajada. —¡Ya basta! —exclamó entre risas, al verla le pareció la mujer más hermosa y pura de todas, decidió hacerla feliz de ahora en adelante, sujeto sus manos, se arqueo un poco hacia abajo y la beso, la pequeña mujer no se resistió, se dejó llevar por la ternura de su hombre, se soltó y lo abrazo por el cuello. —Em… —el carraspeo de garganta de alguien llamó la atención de los dos, volvieron para ver a la persona que había entrado y el doctor estaba justo allí presente. —¿No te diste cuenta que nos interrumpes? —le preguntó con desdén, se acercó a él y dió un go
La esposa de mi nieto, está justo detrás de ti.¡Uhum! el carraspeo de garganta del abuelo, hizo reaccionar al hombre, volvió para verlo, y la mirada del anciano estaba puesta en Mey. —Jenn, mi esposa estaba allí, tuve que quedarme con ella y cuidarla.—Pero… yo también te necesito…Antes de que terminara la oración el anciano la interrumpió. —Creo que estas fuera de lugar señorita, la esposa de mi nieto está justo detrás de ti, no deberías faltarle al respeto de esa manera —las palabras del anciano hicieron que la mujer empuñara sus manos con fuerza y su rostro se distorsionó por la ira. Mey, se levantó del sofá de inmediato y lo interrumpió, aunque sintió celos, los escondió en el fondo de su corazón. —No abuelo, no importa, Jenn, es como una hermana para él —al escucharla soltó al hombre enseguida. —Así es, y cómo su hermana debería cuidarme más —dijo con arrogancia.Martín, frunció su entrecejo y miró a su esposa mientras se acercaba a ella. —No, Jenn debo