Capítulo 31

Hemos dejado encargados a los chicos, Dona está en buenas manos, son cuidadosos y amorosos con ella y eso me hace sentir tranquilla. Joe conduce en dirección al rodeo y puedo ver cómo es que hay autos estacionados a varias cuadras del lugar y eso que es temprano. 

Aparcamos en un estacionamiento lleno de vaqueros, llevan sombreros y camisolas con patrocinadores. Me bajo de la camioneta de Joe que es mucho más alta que yo por lo que tengo que dar un salto para llegar a tierra. Él se apresura a llegar a mi lado pero yo estoy perdida viendo todo el panorama. Me toma de la mano y del otro lado lleva una silla de montar y un par de maletas. 

—¿Te ayudó? —le digo pero él se niega. Ingresamos a un establo gigante lleno de toros que parecen estar muy furiosos. Están enjaulados en espac

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