TOMO 3. CAPÍTULO 166. Un hombre con autocontrolLoganLiliana y yo nos miramos durante el tiempo suficiente como para que esto se sienta un poco incómodo, pero los dos sabemos que tengo razón, que posiblemente ninguna de esa pobre gente haya firmado nada, y que Ryker solo los haya utilizado para el tráfico sin su consentimiento.Ella me hace un gesto de afirmación con la cabeza y luego alcanza su celular y llama a su contacto tecnológico y, aunque no lo conozco, siento que el tal Kolya me enciende la sangre. No tengo idea de cómo es, pero la forma en que Liliana se dirige a él, con tanta familiaridad y cariño, me da ganas de romper algo en dos aunque sea mi propia cabeza.Lili camina por el despacho mientras hablan, y el tipo le responde como si ella su prioridad en todo momento. Está completamente concentrada en la conversación, pero yo no puedo evitar fijarme en los detalles: la forma en que sonríe, como si hablar con él la tranquilizara.—Gracias, Kolya —dice con una voz cálida que
TOMO 3. CAPÍTULO 167. Un hombre con hambre de poderLilianaLogan me besa de nuevo, y por más que intento racionalizar lo que siento por él, me resulta imposible. Esto que hay entre nosotros es peligroso, como caminar al borde de un precipicio con los ojos vendados; y al final es un poco desesperado también, como si ambos supiéramos que nos estamos ahogando pero no pudiéramos soltarnos el uno al otro. Y sin embargo, no puedo evitar corresponderle, porque el magnetismo entre los dos es casi insoportable.Apoya su frente en la mía y luego se aparta con una sonrisa triste, pero antes de que este temblor que todavía me recorre desaparezca, se despide apresurado y se va a su habitación. Lo veo salir, y me quedo ahí, inmóvil, sintiendo todavía el calor de sus labios sobre los míos. ¡Soy una maldit@ tonta, pero al menos no estoy sola en el escaño de los tontos!Nos volvemos a encontrar unas horas más tarde, casi al amanecer, porque ambos escuchamos cuando los niños despiertan con hambre. Pare
TOMO 3. CAPÍTULO 168. El verdadero castigoLoganLiliana y yo regresamos a la hacienda, y aunque el camino ha estado silencioso, puedo sentir que ambos estamos inmersos en pensamientos distintos. Yo todavía estoy digiriendo el hecho de que Ryker está a punto de ser arrestado. Es una victoria demasiado grande como para que no queramos celebrarla, pero cuando llegamos, Arthur está esperándome en la entrada.Veo que su rostro está serio y sé que quizás no sean buenas noticias… o tal vez sí… con ese condenado inglés nunca se sabe.—Necesito hablar contigo —me dice, con ese tono seco que solo usa cuando algo serio está pasando, y Liliana frunce el ceño y me mira, claramente curiosa, pero yo no sé qué decirle y Arthur tiene cara de que esto es entre él y yo.—Trata de no apalearlo mucho —le dice ella por fin y se gira hacia Beri, que viene con un cochecito para los dos bebés.—Yo también tengo que hablar contigo —le dice ella abriéndole los ojos a Liliana y ella y yo nos miramos porque hast
TOMO 3. CAPÍTULO 169. Horas oscurasLilianaSubo a la camioneta con Beri y los bebés, asegurándome de que estén bien abrigados antes de que arranquemos. El trayecto hasta el centro de la ciudad es bastante animado y sé que comprar ropa para los bebés es solo la excusa, porque quiere hablarme de algún tema que no puede tocar en casa.Beri me mira de reojo mientras revisa su teléfono y finalmente suspira.—¿Me vas a decir qué pasa contigo y Logan? —pregunta de repente, rompiendo el silencio, y yo la miro sorprendida por la pregunta.—Nada pasa con Logan…Ella suelta una carcajada sarcástica, y con una mano se ajusta el cabello.—Por favor, Lili. Lo veo en tu cara cada vez que estás cerca de él. Y, bueno, en la forma en que él te mira a ti...—Estás imaginando cosas —le respondo, tratando de mantener la voz firme.—¿Ah, sí? —dice, divertida—. Entonces explícame por qué aprietas los labios como si estuvieras tragando algo asqueroso cada vez que dice algo.—¡Porque me cae mal!—¡Porque no
TOMO 3. CAPÍTULO 170. Terror.LoganSiento un vacío en el pecho que no puedo describir. El terror me tiene inmovilizado por dentro, como si algo enorme y oscuro estuviera aplastándome. Miro mi teléfono por décima vez, pero no hay llamadas, ni mensajes, ni nada. Liliana no contesta, Beri no contesta, nadie contesta. Mi mente está llena de imágenes horribles de lo que podría estar pasando, y no puedo evitar pensar que si algo les pasa a Liliana y a mis hijos, yo... yo no sé si podría seguir.Gemma está frente a mí, moviéndose de un lado a otro, impaciente. Tiene el rostro tenso, y eso me saca de mi parálisis momentánea. Me acerco a ella y la agarro por los brazos.—¡Llámala! —le digo, con la voz rota por la desesperación.Ella me mira, confundida.—¿Qué?—A Carolina. ¡Llámala, mándale un mensaje, lo que sea! —le digo, casi gritando.—¿Estás loco? ¿Qué quieres que le diga? —pregunta, horrorizada.—Dile que vas a encontrarte con ella, que quieres hablar, lo que sea que la haga responder.
TOMO 3. CAPÍTULO 171. Las peores venganzasLilianaEl llanto de mis hijos me perfora los oídos y siento una furia que no puedo contener. Quiero destruirlo todo, a Carolina, a Ryker, a este lugar asqueroso. Quiero arrancar las cuerdas que me atan a esta maldit@ silla y tomar a mis bebés en brazos, pero no puedo moverme. Mis muñecas están quemadas por los forcejeos, y mis dedos han perdido toda sensibilidad. El miedo me tiene atrapada, pero es el llanto de ellos lo que me está matando.De repente, Carolina entra a la habitación con ese andar triunfante suyo, como si el mundo le perteneciera. Me mira con una sonrisa venenosa y ordena que traigan a mis hijos. Dos hombres entran con las sillitas del coche y las dejan en el suelo frente a mí.Mis bebés están allí, vivos, sanos, pero demasiado inquietos. Se mueven tanto que si no estuvieran bien asegurados ya habrían logrado salir de las sillitas. Mi pecho se alivia un poco al ver que no están heridos, pero la rabia y la desesperación me com
TOMO 3. CAPÍTULO 172. Gente de confianzaLoganEl rugido del helicóptero llena el aire y el polvo se levanta en remolinos alrededor del helipuerto. Estoy de pie con Arthur y el equipo de seguridad que nos queda, mirando cómo la máquina aterriza. Mi corazón late a mil por hora, pero trato de mantenerme firme, porque sé que Liliana y los niños necesitan que esté enfocado, no perdido en el pánico que me está carcomiendo.Cuando Ranger baja del helicóptero, acompañado de seis hombres de mirada dura y experiencia evidente, siento una chispa de esperanza. Mi amigo es un hombre de pocas palabras, pero su presencia siempre ha sido sinónimo de resultados. Tiene una manera de moverse que demuestra que está acostumbrado a la acción, y su equipo es igual de letal.—¿Cuál es la situación? —pregunta, y su voz grave y directa corta el ruido del rotor que aún no se detiene del todo.—Secuestraron a Liliana y a los gemelos —le repito caminando hacia él, y mi voz es más firme de lo que me siento—. No e
TOMO 3. CAPÍTULO 173. Un tiempo para desquitarseLilianaUn poco antesEl sabor metálico de la sangre invade mi boca mientras Gemma se me acerca, sus ojos brillan con algo que no sé si es odio, resentimiento o puro fastidio. Siento la piel de mi rostro ardiendo por el primer golpe, pero el dolor físico es lo de menos. El verdadero tormento es el nudo que tengo en el pecho al saber que mis hijos están en peligro, al escucharlos llorar a mis pies mientras están rodeados de toda esta gente que solo quiere lastimarlos.Frente a mí Carolina y Ryker se desafían con la mirada, es evidente que ella no lo considera más que un empleado glorificado, pero después de salvarle el pellejo una vez para usarlo en su beneficio, es obvio que no le tiene ningún respeto. Sin embrago la intervención de Gemma los hace enfocarse en otra cosa.Ella se detiene un momento, girándose hacia Carolina con un gesto burlón.—¿Tienen apuro o puedo desquitarme un poco? —pregunta con una indiferencia que me hiela la san