TOMO 3. CAPÍTULO 169. Horas oscurasLilianaSubo a la camioneta con Beri y los bebés, asegurándome de que estén bien abrigados antes de que arranquemos. El trayecto hasta el centro de la ciudad es bastante animado y sé que comprar ropa para los bebés es solo la excusa, porque quiere hablarme de algún tema que no puede tocar en casa.Beri me mira de reojo mientras revisa su teléfono y finalmente suspira.—¿Me vas a decir qué pasa contigo y Logan? —pregunta de repente, rompiendo el silencio, y yo la miro sorprendida por la pregunta.—Nada pasa con Logan…Ella suelta una carcajada sarcástica, y con una mano se ajusta el cabello.—Por favor, Lili. Lo veo en tu cara cada vez que estás cerca de él. Y, bueno, en la forma en que él te mira a ti...—Estás imaginando cosas —le respondo, tratando de mantener la voz firme.—¿Ah, sí? —dice, divertida—. Entonces explícame por qué aprietas los labios como si estuvieras tragando algo asqueroso cada vez que dice algo.—¡Porque me cae mal!—¡Porque no
TOMO 3. CAPÍTULO 170. Terror.LoganSiento un vacío en el pecho que no puedo describir. El terror me tiene inmovilizado por dentro, como si algo enorme y oscuro estuviera aplastándome. Miro mi teléfono por décima vez, pero no hay llamadas, ni mensajes, ni nada. Liliana no contesta, Beri no contesta, nadie contesta. Mi mente está llena de imágenes horribles de lo que podría estar pasando, y no puedo evitar pensar que si algo les pasa a Liliana y a mis hijos, yo... yo no sé si podría seguir.Gemma está frente a mí, moviéndose de un lado a otro, impaciente. Tiene el rostro tenso, y eso me saca de mi parálisis momentánea. Me acerco a ella y la agarro por los brazos.—¡Llámala! —le digo, con la voz rota por la desesperación.Ella me mira, confundida.—¿Qué?—A Carolina. ¡Llámala, mándale un mensaje, lo que sea! —le digo, casi gritando.—¿Estás loco? ¿Qué quieres que le diga? —pregunta, horrorizada.—Dile que vas a encontrarte con ella, que quieres hablar, lo que sea que la haga responder.
TOMO 3. CAPÍTULO 171. Las peores venganzasLilianaEl llanto de mis hijos me perfora los oídos y siento una furia que no puedo contener. Quiero destruirlo todo, a Carolina, a Ryker, a este lugar asqueroso. Quiero arrancar las cuerdas que me atan a esta maldit@ silla y tomar a mis bebés en brazos, pero no puedo moverme. Mis muñecas están quemadas por los forcejeos, y mis dedos han perdido toda sensibilidad. El miedo me tiene atrapada, pero es el llanto de ellos lo que me está matando.De repente, Carolina entra a la habitación con ese andar triunfante suyo, como si el mundo le perteneciera. Me mira con una sonrisa venenosa y ordena que traigan a mis hijos. Dos hombres entran con las sillitas del coche y las dejan en el suelo frente a mí.Mis bebés están allí, vivos, sanos, pero demasiado inquietos. Se mueven tanto que si no estuvieran bien asegurados ya habrían logrado salir de las sillitas. Mi pecho se alivia un poco al ver que no están heridos, pero la rabia y la desesperación me com
TOMO 3. CAPÍTULO 172. Gente de confianzaLoganEl rugido del helicóptero llena el aire y el polvo se levanta en remolinos alrededor del helipuerto. Estoy de pie con Arthur y el equipo de seguridad que nos queda, mirando cómo la máquina aterriza. Mi corazón late a mil por hora, pero trato de mantenerme firme, porque sé que Liliana y los niños necesitan que esté enfocado, no perdido en el pánico que me está carcomiendo.Cuando Ranger baja del helicóptero, acompañado de seis hombres de mirada dura y experiencia evidente, siento una chispa de esperanza. Mi amigo es un hombre de pocas palabras, pero su presencia siempre ha sido sinónimo de resultados. Tiene una manera de moverse que demuestra que está acostumbrado a la acción, y su equipo es igual de letal.—¿Cuál es la situación? —pregunta, y su voz grave y directa corta el ruido del rotor que aún no se detiene del todo.—Secuestraron a Liliana y a los gemelos —le repito caminando hacia él, y mi voz es más firme de lo que me siento—. No e
TOMO 3. CAPÍTULO 173. Un tiempo para desquitarseLilianaUn poco antesEl sabor metálico de la sangre invade mi boca mientras Gemma se me acerca, sus ojos brillan con algo que no sé si es odio, resentimiento o puro fastidio. Siento la piel de mi rostro ardiendo por el primer golpe, pero el dolor físico es lo de menos. El verdadero tormento es el nudo que tengo en el pecho al saber que mis hijos están en peligro, al escucharlos llorar a mis pies mientras están rodeados de toda esta gente que solo quiere lastimarlos.Frente a mí Carolina y Ryker se desafían con la mirada, es evidente que ella no lo considera más que un empleado glorificado, pero después de salvarle el pellejo una vez para usarlo en su beneficio, es obvio que no le tiene ningún respeto. Sin embrago la intervención de Gemma los hace enfocarse en otra cosa.Ella se detiene un momento, girándose hacia Carolina con un gesto burlón.—¿Tienen apuro o puedo desquitarme un poco? —pregunta con una indiferencia que me hiela la san
TOMO 3. CAPÍTULO 174. Una mujer distintaLoganLa noche está tan oscura que apenas puedo ver unos metros delante de mí. El frío me cala hasta los huesos, pero no siento nada más que el tamborileo frenético de mi corazón. Mis piernas se mueven solas, cada paso impulsado por la desesperación. En medio de la penumbra, una silueta aparece entre los árboles: una mujer corriendo con dos sillitas de bebé en las manos.Escucho el disparo y por un instante pienso que es Liliana. La veo trastabillar y tratar de apresurarse, pero luego dos disparos más se escuchan. Las piernas no me alcanzan para correr más y la veo continuar a pesar de todo, desplomándose en los brazos de alguien.El Arthur. Arthur la alcanza antes que yo, mientras corro desesperado en esa dirección y escucho a Ranger gritar una orden para responder al fuego.—¡Liliana! —grito con todas mis fuerzas, aunque mi voz se pierde entre el caos.Cada segundo es una eternidad, y solo veo que a pesar de todo la mujer sostiene las dos sil
TOMO 3. CAPÍTULO 175. Las rejas o el ataúdLilianaEl frío del sótano parece más denso, como si el aire estuviera lleno de hielo y miedo. Estoy amarrada a esta silla y las lágrimas ya ni me queman en las mejillas; hace rato que la desesperación se tragó cualquier sensación de alivio. Cada vez que escucho un disparo, mi corazón salta y luego cae al vacío porque no lo entiendo. ¿A quién le están disparando? ¿Quién lo está haciendo?Pero evidentemente no soy la única con preguntas porque Ryker y Carolina se miran son comprender. Ella camina de un lado al otro como una leona enjaulada, con una sonrisa sádica pintada en el rostro. Ryker, por otro lado, parece un animal acorralado, con el ceño fruncido y las manos lívidas de apretarlas. Las veo justo cuando Carolina saca un arma y se la pasa frente a mí, como si fuera su papel ser el muro defensivo solo porque es hombre y “empleado”.Ryker apunta el cañón directo a mi pecho, y su mirada es la de un hombre que está al borde de la rabia abso
TOMO 3. CAPÍTULO 176. Todo atrásLoganMi corazón late tan rápido que parece que va a explotar. Mis ojos están fijos en Ryker mientras apunta la pistola al pecho de Liliana. Cada segundo que pasa siento que se me escapa la vida. No puedo dejar que le haga daño, pero tampoco puedo perder el control. Si él siente un mínimo de debilidad de mi parte, lo hará, la matará.Mis palabras son una apuesta peligrosa, pero están funcionando. Veo la duda en su mirada, su respiración agitada. Ryker es una rata, una cucaracha que siempre encuentra una grieta para meterse. Él no quiere morir, eso lo sé con certeza.Me giro hacia Ranger, que está inmóvil, como un depredador listo para atacar, pero apenas doy la orden veo al médico alejarse de Liliana y levantar las manos.Su voz es un chillido que llena la habitación y los hombres de Ranger no esperan ni un segundo ni una orden. Se acercan a él con pasos firmes, le quitan la pistola de un tirón y, sin decir una palabra, le dan un golpe tan fuerte que R