TOMO 3. CAPÍTULO 104. El destino haciendo su trabajoLilianaNo pasa mucho tiempo antes de que por fin el día llegue, porque si algo he aprendido de mi nueva familia es a no dilatar los acontecimientos importantes; y mientras subo al avión cargando a mis hijos en brazos, no puedo evitar sonreír.Mis bebés tienen ocho meses ya. Ocho meses llenos de trabajo, sacrificios, lágrimas, pero también de un amor que no sabía que existía. Son hermosos, sanos y fuertes; y aunque se parecen mucho, no son idénticos.—Brianna tiene tu cabello y tus ojos —murmura Beri porque es cierto que mi hija se parece demasiado a mí—, pero Brendan...—Brendan es la viva imagen de Logan —suspiro cerrando los ojos porque su imagen sigue viniendo a mi cabeza. Esos ojos no los podría confundir con nada en este mundo.Ni siquiera me preocupa ya una prueba de paternidad aunque sería extremadamente fácil, pero después de ver a mi hijo crecer por primera vez en mi vida le creí al infeliz de Ryker, de verdad que hizo has
TOMO 3. CAPÍTULO 105. Un hilo que tira del corazónLoganVincent es tan predecible y lo conozco tan bien que sé perfectamente que cuando habla de una "fiesta" no está pensando en algo al estilo de una bacanal romana. Así que cruzo los brazos y espero a que me cuente qué tontería relacionada por supuesto con trabajo se le ocurrió ahora.—Muy pronto se reunirán los hacendados de la región… —me explica y suelto un gruñido.—¿Quién se casa? —Nadie.—¿Quién se divorcia? —pregunto con ironía y él bufa.—Deberías ser tú pero no tienes tanta suerte. Se van a reunir para discutir una nueva ley estatal que busca limitar la producción de las tierras. Todos están indignados porque si esa basura se aprueba, las restricciones nos golpearán duro. Sé que no estás del mejor humor para reuniones sociales, pero…—Mi hacienda no está para perder terreno frente a burocracias absurdas —gruño porque entiendo que me guste o no soy alguien con cierta influencia en la comunidad y no puedo dejar que esto pase
TOMO 3. CAPÍTULO 106. Una tortura dosificadaLiliana.Escucho el alboroto afuera y mis sentidos se agudizan al instante. Algo está mal. Lo sé, lo siento en la forma en que mi piel se eriza con anticipación, pero no tengo miedo. Hace mucho que dejé de tenerlo, pero la adrenalina, en cambio… esa no pasa.Yo estoy con mi hijo poniéndole su vacuna, Brianna fue primero y sé que ahora está en el pasillo, pero está con Beri y eso es como tener un chaleco antibalas estando dentro de un tanque de guerra, así que sea lo que sea que hay afuera, sé que mi hija está a salvo.Sin embargo antes de que pueda acercarme a la puerta, Arthur entra a la habitación con expresión seria y cierra detrás de él.—Tienes que salir por la otra puerta —dice sin rodeos, pero con esa calma suya que nunca pierde.Sobra decir que tuve que contarle toda la verdad para que hiciera este viaje conmigo, y sé que puedo contar con su ayuda y su lealtad.—No me digas que tengo tanta suerte y Logan está ahí afuera —pregunto, a
TOMO 3. CAPÍTULO 107. Tiene que ser suyaLoganEl aire se siente espeso, pesado, mientras veo cómo ese hombre se lleva a la niña que no puedo dejar de mirar. Brianna. Ese nombre ya me resulta imposible de sacar de mi mente. Vincent me detiene antes de que haga algo estúpido, pero cada fibra de mi cuerpo me grita que lo persiga, que lo detenga, que exija respuestas.—Logan, no. No aquí, no ahora —dice Vincent, poniéndose frente a mí como si tuviera miedo de que salga corriendo tras ellos.—¡Los aretes, maldit@ sea! —respondo, furioso, señalando la dirección por donde desaparecieron—. ¡Eran de Liliana!—¡Y también podrían ser una copia, o una coincidencia! ¡A lo mejor al diseñador le gustaron y los replicó! —intenta razonar, aunque sé que ni él se lo cree—. No podemos armar un escándalo en medio del hospital.Pero no hay nada que pueda quitarme esta sensación de que esa niña es muy cercana a mí.Vincent suspira y me sujeta del brazo.—Vamos a casa. Necesitas pensar con claridad.Casi te
TOMO 3. CAPÍTULO 108. Diversión tras las cámaras.LilianaHay que empezar por decir que Arthur Wexler es un bombón inglés, con su uno ochenta y siete, su sofisticación inglesa, cuerpo de gimnasio reprimido y acento de Henry Cavill enojado… Aunque Diosito es testigo de que no fue por eso que lo contraté para dirigir mi empresa, sino por su licenciatura en Oxford y sus dos maestrías en negocios internacionales en Cambridge.Total que es un cerebrito guapo y no se puede negar que ha hecho crecer mi negocio exponencialmente.—También es un hombre lo suficientemente inteligente como para haber invertido en esta empresa y hacerse rico en el proceso —me dice Beri como si pudiera leer mis pensamientos—. ¿No has pensado que aquí el rey Arthur es mejor candidato que su señor Greñas feas?—Es Señor Greñitas —replico y sonrío—. Y ahora no tengo tiempo para pensar en eso, Beri. Tengo que priorizar, ¿recuerdas? Pero mientras tanto no hay ningún problema con mirar un poquito.Empujo una silla hacia
TOMO 3. CAPÍTULO 109. Migajas de una tortura.LoganEstoy en medio de la reunión, con una copa de whisky en la mano, cuando escucho esas palabras salir de la boca de Arthur Wexler:“BR Savage Tea”.El nombre me golpea como un mazo y escupo el trago que estoy tomando, sintiendo el ardor en la garganta. Mi cerebro entra en cortocircuito. Ese es el nombre de la empresa que tiene las tierras donde estaba la casa de Liliana. Esas tierras que, según los registros, no pertenecieron nunca a una persona física. ¿Qué demonios significa esto?Arthur se despide con elegancia, como si no hubiera soltado una bomba en el salón. Sus lentes brillan bajo la luz, y su sonrisa, a pesar de su falsa amabilidad, me parece casi un desafío personal.—Logan, ¿estás bien? —me pregunta Vincent, dándome un codazo en las costillas y yo me limpio la boca con la manga, todavía en shock.—¿Tú escuchaste eso?—¿Qué cosa? ¿El nombre de su empresa? —responde, confundido.—¡Claro que el nombre! —le espeto, mirando fijame
TOMO 3. CAPÍTULO 110. De donde yo vengoLilianaBeso a mis bebés en la frente, uno por uno. Brianna está juguetona y no quiere soltar mi collar, increíble que no me importe algo que cuesta dos millones de dólares.Mientras, Brendan se ríe a carcajadas viendo cómo trato de quitármela de encima sin despeinarme. Beri los carga con paciencia, un brazo para cada uno y luego me espanta como si fuera yo la que no los deja dormir.—Shu shu, ya vete a divertirte. Y por ellos no te preocupes —me dice con su tono tranquilizador de siempre—. Nada les pasará. Estaremos aquí cuando vuelvas.Suspiro y acaricio la mejilla de Brendan antes de mirar a Beri.—Gracias. De verdad.—Haz lo que tengas que hacer, Lili. Nosotros nos encargamos aquí.La miro una última vez antes de salir.No, no estoy preocupada porque le dejo un equipo de seguridad incluso mayor que el que me llevo.Ahora vivimos en una de las enormes haciendas que compré, rodeada de plantaciones de fresas que se extienden hasta donde alcanza
TOMO 3. CAPÍTULO 111. Alguien másLoganLo primero que pasa cuando siento ese olor a fresas es que siento que me estoy asfixiando. Todo en mi pecho se cierra de golpe y no puedo respirar.Sé que probablemente me veo como alguien que está enloqueciendo. Carolina me mira con horror y retrocede, pero solo estoy buscando algo, cualquier cosa, algún indicio que me diga que no estoy perdiendo la cabeza.Por desgracia sucede todo lo contrario y mis manos tiemblan mientras leo la etiqueta: Té de fresas salvajes. Producto exclusivo de BR Savage Tea.—No puede ser… —murmuro. Me falta el aire. Me tambaleo hacia atrás, y el paquete se me resbala de las manos.Vincent, que siempre está demasiado cerca cuando no lo necesito, aparece en escena. Me toma del brazo y trata de calmarme, pero yo estoy fuera de control.—¡Logan, respira! ¡Por el amor de Dios, respira!No puedo. Mis piernas se doblan, y él pierde la paciencia. Antes de que me dé cuenta me está arrastrando hacia la terraza trasera, agarra