CAPÍTULO 24. El peor momento—Me parece perfecto. Vámonos a casa —accedo, dándole la vuelta a la silla y haciéndola rodar hacia el coche—. Ahí arreglaremos todo.Liliana acaricia una última vez la losa de la tumba de su madre y me sigue. No todos mis instintos funcionan bien, eso es evidente, porque hoy hace un mes que la señora Duque murió y Liliana debe estar pasando uno de los peores momentos de su vida, y aun así yo decido aprovecharlo para zanjar este asunto.Unos segundos después se me une y camina a mi lado, llorando en silencio. No solloza, ni gime, pero las lágrimas caen sin pausa por sus mejillas. Tiene los ojos perdidos, como si ni siquiera supiera lo que hace y me digo que eso no va a ablandarme. No soy el tipo de hombre que se deja afectar por el drama de nadie… pero ¡maldición! hay algo en su dolor que me lleva, sin querer, al momento en que perdí a mi madre.Es una sensación desesperada y no quiero revivirla, así que saco el teléfono y le marco a Vincent. —Ya vamos de
CAPÍTULO 25. Aunque sea mentira….Me acurruco en el calor de su cuerpo y dejo que las lágrimas caigan sin control. No puedo más. Siento que algo se rompe dentro de mí, una grieta profunda que amenaza con arrasar todo a su paso. El miedo y la desesperación han hecho estragos, y es como si la poca fuerza que me quedaba se desvaneciera.Me duele el alma, me duele el cuerpo. Mi vida era hermosa y poco a poco he ido perdiendo todo, absolutamente todo, dejando solo miedo y angustia. Poco a poco, pierdo la conciencia, dejándome caer en una oscuridad que, por un momento, se siente como un refugio. Cuando abro los ojos de nuevo solo veo el techo sobre mí, todavía tengo la cara mojada y estoy en la cama de Logan. Él está sentado en su silla junto a mí, con los brazos cruzados, observándome en silencio. Trato de incorporarme, pero la cabeza me da vueltas. —No te muevas tan rápido —dice con ese tono brusco que nunca abandona del todo, pero hay un matiz más suave debajo. —Estoy bien —miento por
CAPITULO 26. La mismaLoganLiliana duerme profundamente, pero su rostro no refleja paz. Cada tanto, su cuerpo tiembla, como si estuviera atrapada en una pesadilla. En sus sueños, susurra los nombres de sus padres, con una tristeza que atraviesa incluso el silencio de la noche. Me quedo sentado a un lado de la cama, observándola, y no puedo sacarme de la cabeza lo que me dijo en el cementerio:“Pensé que podía compensar lo que no pude hacer por ella. No era compatible con mi madre, así que no pude ayudarla… pero cuando me dijeron que era compatible contigo… creí… creí que era el destino. Sentí que era una oportunidad para salvar una vida, y te puse en su lugar yo… solo te puse en su lugar. No estaba viéndote a ti cuando decía que sí, la estaba viendo a ella… ¡Solo quería que volviera… solo… quería que mamá volviera!”Pensó que salvarme era su forma de compensar lo que no pudo hacer por su madre, y eso, de alguna manera, me sacude más de lo que quiero admitir. Hace que recuerde a ese n
CAPÍTULO 27. La última vezLilianaNo sé qué sentir cuando logan me mira, cuando me toca. Juro que todavía puedo sentir el calor de su cuerpo envolviéndome toda la noche. No es que confíe en él, porque sería estúpido hacerlo, pero hay momentos en los que casi parece… humano.Lo veo sonreírme mientras le delineo la barba y mis ojos van sin querer a su boca. La recuerdo besándome, recuerdo el sabor de las fresas en su boca y siento que jamás volveré a saborearlas de la misma manera.“De verdad tengo que estar muy jodida”, pienso porque sé que es un maldito ogro pero aun así, cuando estoy con él, me siento menos sola.Lo observo durante la sesión de fisioterapia, viendo cómo aprieta los dientes con cada movimiento, cómo su cuerpo tenso lucha contra el dolor. Y aunque trato de mantenerme fuerte, algo dentro de mí se quiebra al verlo así. No importa lo que me haya hecho, no puedo soportar verlo sufrir, porque sé que ha pasado por muchas cosas que ni un ogro como él se merece.Para cuando
CAPÍTULO 28. Amor filialLogan.Cuando Vincent me dice que tengo visita, ya estoy de mal humor. Detesto las visitas, especialmente cuando no las espero; mis días son lo suficientemente caóticos sin tener que lidiar con sorpresas desagradables.Y para acabar de rematar tengo a Liliana a diez centímetros de mí, y sus pechos pequeños subiendo y bajando al compás errático de su respiración bajo el vestido mojado…—¡Logan!—¡Ya voy! —grito con frustración y Liliana aprovecha para escapar de mí.Sale del jacuzzi y luego me ayuda a secarme y vestirme a toda prisa. Todo el tiempo noto que me observa con una mezcla de preocupación y algo más que no puedo descifrar. La dejo sola en la habitación para que pueda cambiarse tranquila y salgo al salón. Y mi silla se detiene de golpe cuando lo primero que veo es a Gemma. Mi hermana. —¡Logan! —grita antes de lanzarse sobre mí con lágrimas en los ojos. —Gemma… —murmuro, mientras me da un abrazo que no sé cómo corresponder. Hace mucho que no la veía
CAPÍTULO 29. Tentación.LilianaMe siento frente a la maceta donde está la planta de mamá. El jardín está tranquilo, pero mi mente no. Necesito alejarme del caos de la casa porque parece que se van a matar ahí dentro.El aire fresco y el aroma de la tierra deberían calmarme, pero no lo logran. Cada vez tengo más miedo de todo lo que está pasando, pero este es el precio de confiar en la persona incorrecta así que despegar los labios no es una opción… al menos no todavía.—Mamá, hice todo lo que me pediste —susurro como si la plantita pudiera escucharme, como si a través de ella, de alguna forma, pudiera hablar con mi madre—. He sido buena, he sido generosa, he tratado de compensar todo lo que pasó pero… tengo miedo. Las palabras me queman la garganta y me cubro la cara con las manos.—No sé qué está pasando con Logan. Desde que volvimos del cementerio es diferente, como si… como si el hombre cruel que solía ser se hubiera desvanecido. Pero eso no significa que confíe en él.Acaricio l
CAPÍTULO 30. Fresas salvajes.LoganNo debería estar escuchando detrás de las ventanas, eso es evidente, pero es un efecto colateral de la puñetera silla que se mueve como un caracol, y de esta desconfianza natural que siento por todo y por todos desde que abrí los ojos.Escuchar a Liliana hablándole a una planta de fresas como si fuera su madre me hace un nudo en el estómago, porque ella tiene también su cuota de desconfianza y de miedo. No sabe si soy una buena persona… en este punto honestamente yo tampoco, pero no puedo dejar de preguntarme si la persona en la creyó erróneamente seré yo. Lo único que me queda muy claro es que hizo todo lo que pudo por salvar mi vida.Quizás por eso, o quizás porque realmente soy un ogro con lo que me pertenece, no puedo explicar la rabia que me da que Gemma traten a Lilian de esa forma. Sé que yo soy un experto en hacerle daño, pero que alguien más se atreva… eso me exacerba de una manera diferente.Por un segundo mientras miraba el cheque pensé q
CAPÍTULO 31. PesadillasLiliana—No es una orden —murmura y por alguna razón empiezo a creerle—. Solo quiero que te quedes aquí. Está haciendo mucho frío, nunca se sabe cuándo pueda dolerme de nuevo.Bueno… eso es más creíble.—Está bien, me quedaré —asiento, pero antes de que dé un paso hacia el sofá, me sujeta más fuerte.—Quise decir en la cama, Liliana —me corrige, mirándome a los ojos—. Y no, no te voy a hacer nada. Si quieres puedes poner una… barrera de almohadas o lo que sea.Durante un segundo pierdo el aliento, pero después de todo la idea casi me hace gracia, ¿una esposa durmiendo con almohadas entre ella y su marido? Sería como confirmarle a Logan que esto fue una farsa desde el inicio. —No hace falta —le digo mientras me acuesto a su lado, intentando no pensar demasiado en lo cerca que estamos. Logan se acomoda de costado, apoyando la cabeza en su antebrazo, y desliza su mano sobre mi abdomen.—¿Cómo está tu cicatriz? La pregunta me toma por sorpresa, pero menos que su