CAPÍTULO 22. La única opciónLogan¿Cuánto hace que no me acuesto con una mujer? ¿Dos, tres meses? ¡Tiene que ser mucho para que esta maldit@ calentura con Liliana no se me pase! Me acuerdo de la última, Carolina. Es una ex a la que puedo usar cuando lo necesito. Ella tiene toda una película armada en su cabeza de que algún día tendremos más, pero la verdad es que me aburriría mortalmente con una mujer como ella a mi lado para toda la vida.—¡Como un demonio, el puto accidente me hizo algo y el cabrón de Esteban no me lo dijo! —espeto molesto.¡Eso tiene que ser! Porque Liliana simplemente no se me sale de la cabeza.Doy vueltas por el despacho como si eso pudiera ayudar, pero aparte de chocar con los muebles no resuelvo nada. Me basta con pestañear para recordarla, es un volcán la condenada, y tiene la piel tan suavecita que dan ganas de…Lanzo a un lado los documentos que no logro revisar porque mi cabeza está en otro lado. En Liliana, en sus gemidos y en su olor y en esa humedad qu
CAPÍTULO 23. Cuestión de tiempo.LilianaLimpio la tumba de mamá con cuidado, como si al hacerlo pudiera limpiar también la tristeza que siento cada segundo en que ella no está. Las flores que traje, unas dalias y geranios que tomé del jardín de la hacienda, las acomodo con delicadeza frente a la lápida. Incluso aunque no tuviera prohibido salir de la casa, no podría permitirme un ramo de una florería, pero al menos estas vienen con todo mi corazón en ellas.Logan me observa desde un par de metros atrás, pero no dice nada. Su silencio pesa más que cualquier comentario. —¿Ella… no sobrevivió a la operación? —pregunta de repente, con un tono seco, pero menos cruel de lo habitual. Siento un nudo en la garganta, y lo miro, ¿cómo sabe de la operación…? No recuerdo haberle dicho…Pero no tiene caso romperme la cabeza con algo inútil, así que paso saliva y me obligo a responder. —A la operación sí —murmuro con un susurro mientras mis ojos se vuelven húmedos y pesados—. Pero su cuerpo rech
CAPÍTULO 24. El peor momento—Me parece perfecto. Vámonos a casa —accedo, dándole la vuelta a la silla y haciéndola rodar hacia el coche—. Ahí arreglaremos todo.Liliana acaricia una última vez la losa de la tumba de su madre y me sigue. No todos mis instintos funcionan bien, eso es evidente, porque hoy hace un mes que la señora Duque murió y Liliana debe estar pasando uno de los peores momentos de su vida, y aun así yo decido aprovecharlo para zanjar este asunto.Unos segundos después se me une y camina a mi lado, llorando en silencio. No solloza, ni gime, pero las lágrimas caen sin pausa por sus mejillas. Tiene los ojos perdidos, como si ni siquiera supiera lo que hace y me digo que eso no va a ablandarme. No soy el tipo de hombre que se deja afectar por el drama de nadie… pero ¡maldición! hay algo en su dolor que me lleva, sin querer, al momento en que perdí a mi madre.Es una sensación desesperada y no quiero revivirla, así que saco el teléfono y le marco a Vincent. —Ya vamos de
CAPÍTULO 25. Aunque sea mentira….Me acurruco en el calor de su cuerpo y dejo que las lágrimas caigan sin control. No puedo más. Siento que algo se rompe dentro de mí, una grieta profunda que amenaza con arrasar todo a su paso. El miedo y la desesperación han hecho estragos, y es como si la poca fuerza que me quedaba se desvaneciera.Me duele el alma, me duele el cuerpo. Mi vida era hermosa y poco a poco he ido perdiendo todo, absolutamente todo, dejando solo miedo y angustia. Poco a poco, pierdo la conciencia, dejándome caer en una oscuridad que, por un momento, se siente como un refugio. Cuando abro los ojos de nuevo solo veo el techo sobre mí, todavía tengo la cara mojada y estoy en la cama de Logan. Él está sentado en su silla junto a mí, con los brazos cruzados, observándome en silencio. Trato de incorporarme, pero la cabeza me da vueltas. —No te muevas tan rápido —dice con ese tono brusco que nunca abandona del todo, pero hay un matiz más suave debajo. —Estoy bien —miento por
CAPITULO 26. La mismaLoganLiliana duerme profundamente, pero su rostro no refleja paz. Cada tanto, su cuerpo tiembla, como si estuviera atrapada en una pesadilla. En sus sueños, susurra los nombres de sus padres, con una tristeza que atraviesa incluso el silencio de la noche. Me quedo sentado a un lado de la cama, observándola, y no puedo sacarme de la cabeza lo que me dijo en el cementerio:“Pensé que podía compensar lo que no pude hacer por ella. No era compatible con mi madre, así que no pude ayudarla… pero cuando me dijeron que era compatible contigo… creí… creí que era el destino. Sentí que era una oportunidad para salvar una vida, y te puse en su lugar yo… solo te puse en su lugar. No estaba viéndote a ti cuando decía que sí, la estaba viendo a ella… ¡Solo quería que volviera… solo… quería que mamá volviera!”Pensó que salvarme era su forma de compensar lo que no pudo hacer por su madre, y eso, de alguna manera, me sacude más de lo que quiero admitir. Hace que recuerde a ese n
CAPÍTULO 27. La última vezLilianaNo sé qué sentir cuando logan me mira, cuando me toca. Juro que todavía puedo sentir el calor de su cuerpo envolviéndome toda la noche. No es que confíe en él, porque sería estúpido hacerlo, pero hay momentos en los que casi parece… humano.Lo veo sonreírme mientras le delineo la barba y mis ojos van sin querer a su boca. La recuerdo besándome, recuerdo el sabor de las fresas en su boca y siento que jamás volveré a saborearlas de la misma manera.“De verdad tengo que estar muy jodida”, pienso porque sé que es un maldito ogro pero aun así, cuando estoy con él, me siento menos sola.Lo observo durante la sesión de fisioterapia, viendo cómo aprieta los dientes con cada movimiento, cómo su cuerpo tenso lucha contra el dolor. Y aunque trato de mantenerme fuerte, algo dentro de mí se quiebra al verlo así. No importa lo que me haya hecho, no puedo soportar verlo sufrir, porque sé que ha pasado por muchas cosas que ni un ogro como él se merece.Para cuando
CAPÍTULO 28. Amor filialLogan.Cuando Vincent me dice que tengo visita, ya estoy de mal humor. Detesto las visitas, especialmente cuando no las espero; mis días son lo suficientemente caóticos sin tener que lidiar con sorpresas desagradables.Y para acabar de rematar tengo a Liliana a diez centímetros de mí, y sus pechos pequeños subiendo y bajando al compás errático de su respiración bajo el vestido mojado…—¡Logan!—¡Ya voy! —grito con frustración y Liliana aprovecha para escapar de mí.Sale del jacuzzi y luego me ayuda a secarme y vestirme a toda prisa. Todo el tiempo noto que me observa con una mezcla de preocupación y algo más que no puedo descifrar. La dejo sola en la habitación para que pueda cambiarse tranquila y salgo al salón. Y mi silla se detiene de golpe cuando lo primero que veo es a Gemma. Mi hermana. —¡Logan! —grita antes de lanzarse sobre mí con lágrimas en los ojos. —Gemma… —murmuro, mientras me da un abrazo que no sé cómo corresponder. Hace mucho que no la veía
CAPÍTULO 29. Tentación.LilianaMe siento frente a la maceta donde está la planta de mamá. El jardín está tranquilo, pero mi mente no. Necesito alejarme del caos de la casa porque parece que se van a matar ahí dentro.El aire fresco y el aroma de la tierra deberían calmarme, pero no lo logran. Cada vez tengo más miedo de todo lo que está pasando, pero este es el precio de confiar en la persona incorrecta así que despegar los labios no es una opción… al menos no todavía.—Mamá, hice todo lo que me pediste —susurro como si la plantita pudiera escucharme, como si a través de ella, de alguna forma, pudiera hablar con mi madre—. He sido buena, he sido generosa, he tratado de compensar todo lo que pasó pero… tengo miedo. Las palabras me queman la garganta y me cubro la cara con las manos.—No sé qué está pasando con Logan. Desde que volvimos del cementerio es diferente, como si… como si el hombre cruel que solía ser se hubiera desvanecido. Pero eso no significa que confíe en él.Acaricio l