CAPÍTULO 19. Los peores instintos—¿¡Qué demonios quieres decir con que se fue!? —vocifero, golpeando el brazo de mi silla con tanta fuerza que creo que la voy a descomponer.Vincent se queda inmóvil. Su expresión se convierte en una mezcla frustración con una paciencia que sé que le cuesta mantener. Siempre ha sido el más calmado de los dos, pero esta vez puedo ver que incluso él está al límite.—Logan, tranquilízate —dice, como si fuera tan fácil—. No se subió a un avión, solo fue a su casa por algunas cosas que necesitaba. Me pidió incluso un chofer, es obvio que no va a irse a ningún lado.—¡Tú no sabes eso! —le grito con rabia contenida—. ¡No sabemos nada de esta mujer! ¡Con todo lo que ha pasado bien podría haberme mandado a matar y tú ni te enterarías!—Para eso solo habría tenido que sentarse en un rincón y llorar, y no darte un pedazo de su hígado —me replica con condescendencia, pero para mí eso no es suficiente.—¡Localiza al maldito chofer, ahora! ¡Localiza el coche, quier
CAPÍTULO 20. Un animal, una bestia, un bruto…LilianaNo hay una sola persona a nuestro alrededor que no lo mire con desaprobación, pero Logan es un ogro con todos, no solo conmigo, así que al parecer ellos saben sobrellevarlo mejor que yo. Cada uno toma su rumbo y se aleja, hasta que solo nos quedamos los dos mirándonos como si fuéramos a matarnos.Le doy la espalda y me voy a la habitación porque no tengo ningún otro lugar a dónde ir, y el maldito sonido de las ruedas detrás de mí me dice que ni siquiera ahí me dejará en paz.Logan se planta en medio de la habitación, cerrando la puerta de golpe tras de sí. Su mirada es fría, pero hay algo más, una furia contenida que amenaza con desbordarse en cualquier momento.—¿Soy tu prisionera ahora? —escupo con desesperación y él asiente sin más.—Si quieres otro tipo de prisión solo tienes que decírmelo —me advierte—. ¡Pero te aseguro que a partir de aquí solo se va a poner peor! Y no me importa si es hoy, mañana o dentro de un mes, pero tar
CAPÍTULO 21. SospechasLiliana. Me quedo allí, paralizada mientras él se aleja como si nada hubiera pasado. Mis manos tiemblan mientras busco algo distinto que ponerme en el vestidor y luego corro afuera.El aire fresco golpea mi rostro, pero no logra calmarme. Mi pecho sube y baja rápidamente mientras camino sin rumbo, tratando de apartar de mi mente lo que acaba de pasar.“¿Cómo llegamos a esto?”Todavía estoy temblando. Cada palabra de Logan resuena en mi cabeza, y por desgracia puedo entenderlo… pero no justificarlo.Me cubro la cara con las manos y estoy a punto de empezar a llorar cuando la veo: la maceta que traje, la planta de fresas de mamá, alguien la sacó al jardín.Me arrodillo a su lado y mi corazón se encoge al ver que está muriendo. Debí haberla trasplantado hace días, pero con todo lo que ha pasado solo… lo olvidé.Busco el rincón más alejado del jardín y mis manos comienzan a cavar en la tierra, sintiendo el frío y la humedad en mis dedos, y mis lágrimas empiezan a c
CAPÍTULO 22. La única opciónLogan¿Cuánto hace que no me acuesto con una mujer? ¿Dos, tres meses? ¡Tiene que ser mucho para que esta maldit@ calentura con Liliana no se me pase! Me acuerdo de la última, Carolina. Es una ex a la que puedo usar cuando lo necesito. Ella tiene toda una película armada en su cabeza de que algún día tendremos más, pero la verdad es que me aburriría mortalmente con una mujer como ella a mi lado para toda la vida.—¡Como un demonio, el puto accidente me hizo algo y el cabrón de Esteban no me lo dijo! —espeto molesto.¡Eso tiene que ser! Porque Liliana simplemente no se me sale de la cabeza.Doy vueltas por el despacho como si eso pudiera ayudar, pero aparte de chocar con los muebles no resuelvo nada. Me basta con pestañear para recordarla, es un volcán la condenada, y tiene la piel tan suavecita que dan ganas de…Lanzo a un lado los documentos que no logro revisar porque mi cabeza está en otro lado. En Liliana, en sus gemidos y en su olor y en esa humedad qu
CAPÍTULO 23. Cuestión de tiempo.LilianaLimpio la tumba de mamá con cuidado, como si al hacerlo pudiera limpiar también la tristeza que siento cada segundo en que ella no está. Las flores que traje, unas dalias y geranios que tomé del jardín de la hacienda, las acomodo con delicadeza frente a la lápida. Incluso aunque no tuviera prohibido salir de la casa, no podría permitirme un ramo de una florería, pero al menos estas vienen con todo mi corazón en ellas.Logan me observa desde un par de metros atrás, pero no dice nada. Su silencio pesa más que cualquier comentario. —¿Ella… no sobrevivió a la operación? —pregunta de repente, con un tono seco, pero menos cruel de lo habitual. Siento un nudo en la garganta, y lo miro, ¿cómo sabe de la operación…? No recuerdo haberle dicho…Pero no tiene caso romperme la cabeza con algo inútil, así que paso saliva y me obligo a responder. —A la operación sí —murmuro con un susurro mientras mis ojos se vuelven húmedos y pesados—. Pero su cuerpo rech
CAPÍTULO 24. El peor momento—Me parece perfecto. Vámonos a casa —accedo, dándole la vuelta a la silla y haciéndola rodar hacia el coche—. Ahí arreglaremos todo.Liliana acaricia una última vez la losa de la tumba de su madre y me sigue. No todos mis instintos funcionan bien, eso es evidente, porque hoy hace un mes que la señora Duque murió y Liliana debe estar pasando uno de los peores momentos de su vida, y aun así yo decido aprovecharlo para zanjar este asunto.Unos segundos después se me une y camina a mi lado, llorando en silencio. No solloza, ni gime, pero las lágrimas caen sin pausa por sus mejillas. Tiene los ojos perdidos, como si ni siquiera supiera lo que hace y me digo que eso no va a ablandarme. No soy el tipo de hombre que se deja afectar por el drama de nadie… pero ¡maldición! hay algo en su dolor que me lleva, sin querer, al momento en que perdí a mi madre.Es una sensación desesperada y no quiero revivirla, así que saco el teléfono y le marco a Vincent. —Ya vamos de
CAPÍTULO 25. Aunque sea mentira….Me acurruco en el calor de su cuerpo y dejo que las lágrimas caigan sin control. No puedo más. Siento que algo se rompe dentro de mí, una grieta profunda que amenaza con arrasar todo a su paso. El miedo y la desesperación han hecho estragos, y es como si la poca fuerza que me quedaba se desvaneciera.Me duele el alma, me duele el cuerpo. Mi vida era hermosa y poco a poco he ido perdiendo todo, absolutamente todo, dejando solo miedo y angustia. Poco a poco, pierdo la conciencia, dejándome caer en una oscuridad que, por un momento, se siente como un refugio. Cuando abro los ojos de nuevo solo veo el techo sobre mí, todavía tengo la cara mojada y estoy en la cama de Logan. Él está sentado en su silla junto a mí, con los brazos cruzados, observándome en silencio. Trato de incorporarme, pero la cabeza me da vueltas. —No te muevas tan rápido —dice con ese tono brusco que nunca abandona del todo, pero hay un matiz más suave debajo. —Estoy bien —miento por
CAPITULO 26. La mismaLoganLiliana duerme profundamente, pero su rostro no refleja paz. Cada tanto, su cuerpo tiembla, como si estuviera atrapada en una pesadilla. En sus sueños, susurra los nombres de sus padres, con una tristeza que atraviesa incluso el silencio de la noche. Me quedo sentado a un lado de la cama, observándola, y no puedo sacarme de la cabeza lo que me dijo en el cementerio:“Pensé que podía compensar lo que no pude hacer por ella. No era compatible con mi madre, así que no pude ayudarla… pero cuando me dijeron que era compatible contigo… creí… creí que era el destino. Sentí que era una oportunidad para salvar una vida, y te puse en su lugar yo… solo te puse en su lugar. No estaba viéndote a ti cuando decía que sí, la estaba viendo a ella… ¡Solo quería que volviera… solo… quería que mamá volviera!”Pensó que salvarme era su forma de compensar lo que no pudo hacer por su madre, y eso, de alguna manera, me sacude más de lo que quiero admitir. Hace que recuerde a ese n