Doménico Masseria
Ha pasado un mes desde que se llevaron a Fiorella, aún no he obtenido alguna noticia de ella, todos los lugares que mi hacker descubre son piezas rotas y espacios vacíos, es como si alguien les avisara a tiempo para que huyan antes de ser encontrados. No soy hombre de lágrimas, ni de sentir dolor, mentiría si digo que extraño a mares a mi esposa, poco la recuerdo, pero enterarme que esta o estaba embarazada me desconcertó.
“Un hijo”
Eso amartilla mi cabeza cada vez que veo esa prueba de embarazo que encontré día después de ser raptada de mi casa, de mis propias narices. No tengo una pista que me lleve a ella, que me revele si aún vive o no. Un maldito mes que no se de ella al igual que de la pelirroja que no deja de colarse en mis sueños y pensamientos.
Estoy por salir a una fiesta de máscaras que me invitaron cuando me llega un audio de voz de un número desconocido.
— Dom… Domenic…ayúdame, mi amor. — Escucho sollozos, gritos e insultos, junto con golpes. — M… mataron nuestro bebé, cariño. Perdí mi Dante, me lo sacaron.
Escucho más llanto de su parte, mis manos tiemblan cayendo mi móvil al piso al escuchar esa confesión de Fiorella. Unas lágrimas que creí no tener se escaparon de mis ojos. Grito desesperado, frustrado, acabando todo a mi paso. Golpeo uno de mis hombres que se atravesó en esos momentos dejándolo casi muerto. Filippo me separa del hombre moribundo golpeando mi rostro para que reaccione, mi ira aumenta con su golpe, alzo mi mano golpeando la pared en vez de mi hermano menor.
— ¿Qué mierda pasa, Dominic? — Grito algo histérico — Casi matas a Matías a golpes, si no lo hiciste ¿Qué te hizo ese pobre hombre? Esta situación te está volviendo loco, hermano.
— Lo…lo mataron – Solté cayendo de rodillas al piso –— Mataron mi bebé, lo mataron.
En estos momentos no me importaba verme débil, había perdido lo que me podría sacar de esta mierda, el que podría hacerme querer ser una mejor persona, sería mi luz, mi balanza entre el bien y el mal y ya no estaba.
Quería venganza, mucha venganza.
— ¿Cuál bebe, Dom?
— Fiorella, tendría un hijo mío, Filippo, y me lo arrebataron.
— Dom… hermano. Ya vengarás su muerte. Vamos a la fiesta, hagamos alianzas para cobrar la vida de mi sobrino. Los haremos pagar. — Observe a mi hermano sin poder creer una de sus palabras, pero dijo algo cierto, en esa fiesta puedo hacer alianzas que me llevaran al paradero de Favrizio. –— Vamos, hermano.
Me adentro a mi cuarto destruido, lavo mi rostro apretando mis dientes jurando que vengare a mi pequeño, solo recordarlo, hace que mi sangre hierva por dentro.
Subo al auto acompañado de Filippo que pasa mi mascara, pregunto por Matías si sobrevivió o no a mi paliza informándome que tiene 3 costillas rotas, su tabique está roto y unos cuantos huesos más, y algunos morados que pasaran en algunos días. Le daré una recompensa por mi estado de locura.
Mis ojos se instalan en Alana, una rubia preciosa que me provee armas y algo más que mercancía, sexo. Filippo se desaparece de mi vista. La rubia me ofrece un trago, creo que me ha leído el pensamiento, lo necesito en estos momentos, en este vacío que ciento por dentro por tal perdida. Mis esperanzas me las arrebataron de mis manos, pero ya encontrare el talón de Aquiles de Favrizio, y lo hare pagar muy caro.
— Hiciste de mi noche la mejor de todas con tu presencia, Dom. Será mi mejor cumpleaños. — Balbuceo besando mis labios tocando mi entrepierna, siempre tan traviesa. — La noche es joven. Otro trago, querido.
— Mejor la botella para celebrarte mejor, querida. — Bufe mirándola con picardía. No me culpen sufro por lo de mi bebé, aunque, la lujuria me nubla la visión ante una dama de buenos pechos, caderas angostas y unas lindas piernas largas. — No lo crees, Alana.
— Todo a su tiempo, mi domador. La noche aún es muy joven y trae consigo sorpresas. — Me susurro mordiendo el lóbulo de mi oreja — Debo recibir el resto de invitados… no te me vayas a perder, debo aprovechar que te dejaron la noche libre. Desde que te casaste poco te veo y ni que hablar de tocarte. Dominic, extraño nuestras secciones de sexo duro y sin control.
La miro frio tomando otro vaso de wiski, era lo único que me ayuda a calmar el fuego interno que me quema en mi interior.
Una palmada en mi espalda me saca de mis pensamientos, sonrió con amargura al ver a mi amigo Stefano acompañado de su primo Salvatore Maggadino, amigos de mi infancia y grandes aliados en mis negocios. Hacen un par de bromas al ver que no pierdo el tiempo con las chicas estando casado, no me culpen por ser un tipo atractivo. Conversamos un rato de negocios, les hable de mis problemas con Favrizio, del secuestro de Fiorella, de la perdida de mi bebé. Aprietan sus puños al escuchar el mensaje, sin decirles alguna palabra quedaron en ayudarme a encontrar y cazar esa rata y sacarla de su escondite.
— Amigo, no has pensado devolverle el favor matando a su hija — Menciono Salvatore haciendo que abra mucho mis ojos — No lo sabias, Dominic. Me entere hace poco que tiene una hija por los labios de Frank Genovese, uno de sus mejores aliados. Escuche mencionar que es rusa, tiene como 23 años de edad y que es una hermosura. Puedes empezar por eso, Dom.
—¿Estás seguro, Salvatore? — Pregunte con asombro — Es una información muy valiosa para mí, amigo. — Conteste sintiendo un aire fresco en mi pecho, podre vengar la muerte de mi pequeño Dante. — Confirmare esa información y si es así, esa chiquilla deseara no ver sido hija de ese hijo de puta. Gracias, amigo, por esa información.
— Dom, somos amigos y sabes que siempre te apoyaremos, compañero. Tú has hecho lo mismo por nosotros.
Esta información no pienso compartirla con Filippo, pero si con Francesco que se salvó que lo matará a la semana al darme una foto de la pelirroja, no me dio explicaciones como la consiguió, solo se limitó a decirme lo que quería escuchar, aunque, no ha podido dar aun con su paradero, solo se su nombre, igual de hermoso como ella.
Mi botella ha quedado vacía, me cuelo en la fiesta buscando información de Favrizio que me lleve a su paradero. Buscarlo a él, es como buscar una aguja en un pajar. No se esconderá toda la vida, en algún momento, debe asomar su cabeza y ahí estaré para darle su merecido. Conocer gente es algo bueno, te lleva hacer negocios muy jugosos.
Alana se acerca por mi espalda dejando un casto beso en mi cuello, mi amigo atiende el llamado de esa preciosa chica, volteó a mirarla encontrándome con esos lindos ojos verdes esmeraldas escondidos en esa mascara gris. Estoy por besarla cuando mis ojos se clavan en una pelinegra de curvas preciosas, ese vestido rojo le calza a la perfección, sus ojos se conectan con los míos alzando su copa quitando su masticara de su rostro. La observo fijo, Alana toma mi rostro para que la observe, sin embargo, mi mirada vuelve a la chica del elegante carmesí sin hallarla, se ha esfumado. Mi móvil vibra en mi bolsillo, lo saco para revisar el mensaje viendo una imagen del rostro de ella y una parte de sus pechos con un mensaje “No me reconoces, bambino… veo mejor tu pierna”.
¡Diablos!
Me suelto del agarre de Alana buscando a mis hombres para que la busquen por todos lados hasta debajo de las piedras. Les doy la descripción de como viste, les muestro la fotografía que me envió.
— La traen conmigo o no se aparezcan ante mí sin ella. juro que los mato a todos si no la encuentran.
— ¿Por qué huyes de mí, muñeca? — balbuceo para mis adentros.
— ¿Qué paso, Dominic? — Pregunto alarmada Alana — Pensé que tendríamos acción esta noche, domador. Tengo unos jugueticos de los que tanto te gustan.
Mientras Alana hablaba mis pensamientos estaban en otro lado, vuelvo en sí, al sentir su mano tocando mi paquete.
— Dominic, compláceme, por favor.
— Eso hare, muñeca. — Dije. Quería sacarme la frustración que tenía al tenerla tan cerca y dejarla escapar en mi propia cara. — Jugaremos a tu estilo, rubia.
La chica sonríe lamiendo sus labios tomando mis manos sacándome del jardín adentrándome a la casa subiendo las escaleras adentrándonos a un cuarto oscuro. En mi afán por poseerla o que ella me posea, dejo la puerta media abierta. Ataco mis labios sin piedad, es una loba feroz sacándome de encima mi ropa, disfrutó de su olor, de sus toques salvajes. Su boca es toda una maestra hundiendo todo mi falo en su garganta, algunas arqueadas se hicieron presentes, tome su cabello llevando el ritmo, gimo al sentir que estoy por correrme en su boca, me mira fijo a los ojos con una gran sonrisa sin desatenderme. Está por terminar para recibir mi corrida cuando escucho su voz abriendo la puerta.
— ¡UFF! Espero no interrumpir nada.
Melania Castello Durante un mes no he tenido descanso despintando a Domenico del paradero de mi padre. Su hacker hace muy bien su trabajo, le he ayudado un poco dándole suerte de encontrar una foto de la pelirroja, será lo único que obtendrá de mí. Me encanta jugar ese juego de quien será atrapado primero. El muy idiota no sabe que conozco sus pasos, me he adelantado a él. Llevo estudiándolo durante 5 años desde que me convertí en una Castello. Me he preparado muy bien para dar mi estocada. Un mensaje llega de mi infiltrado.InfiltradoDato entregado al jefe, jefecita. Está colérico por no tener mayor información, tuya. Está muy despreocupado por su esposa, creo que no le importa tanto no saber de ella. Melania Ya veremos si le dura su tranquilid
Doménico Masseria Estoy en mi cúspide olvidándome de todo, solo la quiero a ella. Dejo de lado Alana calzando mi pantalón lo más rápido que me dan mis manos corriendo a mi encuentro con ese ángel, que es sí, es un demonio igual o peor que yo. Busco en un par de habitaciones solo encontrando soledad en cada una de ellas. Estoy por perder los estribos observando que me falta una por revisar. Tomo la perilla moviéndola encontrando que tiene seguro, sim importar que no sea mi casa le doy un fuerte golpe tumbando la puerta observando como brinca el primo de la rubia en la cama levantándose de golpe analizando que alguien sale del baño teniendo las esperanzas que sea ella. Me quedo de una sola pieza cuando veo un chico castaño con un bigote estúpido abriendo mis ojos de par. Jamás imagine que Patrick le gustaran los chicos. No soy quien para juzga
Melania Castello —¿Come me veo? No podría verme más sexy que en estos momentos, mi bombón de caramelo blanco.— Nada apetecible para hacerte el amor.— Perfecto… lo que menos quiero es coger, solo hacer arder de enojo al diablo, y ya tengo algo planeado para él.— Eres un enigma, Mel.— Shuuu… soy Marisha, cariño.Mi plan de escape de Alana, la prima de mi adorado Patrick fue todo un plan maestro. Soy la de las escapadas y de los disfraces, nunca sabrás que atenerte conmigo. Hoy me puedes ver como todo una diosa, y si cierras tu ojos puedo desaparecer en tus narices sin saber a qué hora me escape de tus ojos, al igual que hice en estos momentos. El amor que le tengo a los disfraces y las pelucas es un fetiche que me ha ayudado a cubrir muy bien algunos de mis rasgos. Un día me puedes ver pelirroja, al d&ia
Domenico Masseria Hablo por teléfono con Salvatore confirmando que tiene las pruebas realizadas del posible ADN de las bragas encontradas en ese bosque que me ha dejado la diabla. Para mi mayor sorpresa, no era lo que esperaba ni yo, y menos mi amigo con tal hallazgo. Esa diabla se volvió a salir con las suyas. Es increíble que estoy cayendo en la trampa de una mocosa que le gusta tentar mucho la suerte y me está colmando mi paciencia.— No eres el único sorprendido, Dom. Imagina mi sorpresa cuando me arrojaron los resultados en la base de datos. No sabía si reír, llorar o gritar por lo ingeniosa que es esta chica. Quise gritar de la ira por los juegos sucios de esa chica, juega sus cartas a su antojo, amigo.— El ADN es de una muerta… ¿Cómo consiguió sus bragas? ¿Quién rayos es esa chica? — solté algo molesto.
Melania CastelloEstoy por cerrar mi computadora para seguir disfrutando de mis juegos con mi bombón asesino cuando veo salir a ese diablo completamente desnudo de la ducha mostrándose sin ninguna vergüenza muy seguro de que lo estoy observando, y no se equivocó. Trago en seco. Siento que mis mejillas arden por completo como si tuviera una braza en ellas calentando fuertemente. Suelto una carcajada al ver la nota que me escribió, muevo mi cabeza sosteniendo mi gran sonrisa. Tendré que demostrarle a Domenico Masseria, que no hay nada imposible para Melania Castello, alias “La Niña de la Mafia” o Marisha Cossío, como me conoce.No dejo de mirar la esa pantalla observando como lentamente se calza su ropa provocándome condenadamente con lo sexy que es. Siento algo de tristeza al ver como tapa su imponente paquete. — ya veremos si no te provoca esta diabla, Domenico &mda
Domenico Masseria¿Jugamos?Acaso era una puta broma de esta mujer. Estoy por abrir mi boca para refutarle y decirle unas cuantas cosas que esta diabla se merece, pero antes de lograr mi objetivo, me pone un parcha en mis labios dejando pintado sus labios rojos carmesí. Me remuevo furioso. Ella va desatando lento cada uno de los botones de mi camisa blanca manga larga moviendo su trasero lento en mi entrepierna de una forma dolorosa para mi pobre amigo. Muerde, sus labios de una forma muy provocadora, sus ojos cafés están encendidos en llamas al igual que mi amigo que palpita enloquecido buscando su liberación para ponerse en acción. Ella quiere acción, soy conocedor de cuando una mujer quiere explotar en deseo, y esta vez no es la excepción.Al terminar mi tortura con los botones de mi camisa pasa su lengua traviesa por todo mi torso desnudo jugueteando con mis pezones tir&aacu
Melania CastelloEstoy por cerrar mi computadora para seguir disfrutando de mis juegos con mi bombón asesino cuando veo salir a ese diablo completamente desnudo de la ducha mostrándose sin ninguna vergüenza muy seguro de que lo estoy observando, y no se equivocó. Trago en seco. Siento que mis mejillas arden por completo como si tuviera una braza en ellas calentando fuertemente. Suelto una carcajada al ver la nota que me escribió, muevo mi cabeza sosteniendo mi gran sonrisa. Tendré que demostrarle a Domenico Masseria, que no hay nada imposible para Melania Castello, alias “La Niña de la Mafia” o Marisha Cossío, como me conoce.No dejo de mirar la esa pantalla observando como lentamente se calza su ropa provocándome condenadamente con lo sexy que es. Siento algo de tristeza al ver como tapa su imponente paquete. — ya veremos si no te provoca esta diabla, Domenico &mda
Domenico MasseriaAl fin tengo a esa diabla entre mis manos. No tengo ninguna intención de dejarla ir a ningún lado, aunque está preparada para la guerra. No había notado el infrarrojo que apunta a mi pecho, ella sonríe enarcando una de sus cejas con una risita perversa. Esto me enciende a mil, soy un horno que quema. Me lo pienso unos segundos si ejerzo no prisión al no dejarla ir. Es una cajita de sorpresa, mi ángel caído.— Veo que me subestimas mucho, Domenico…¿será porque soy mujer? Te puedo asegurar que tengo más ovarios o en tu plano más pelotas que cualquiera de tus hombres. — Me apunta con su arma en mi pecho con una sonrisa perversa muy sexy. Lame sus labios con dulzura — me dejarás ir y me tendrás al caer la noche en tu casa. ¿Aceptas el trato?— ¿Por qué deber&iacut