Escuché la voz de mi madre y de mis hermanos a lo lejos, mientras recobraba el conocimiento.
—Tranquilízate mamá. Emma solo necesita espacio, aire y en su estado es natural...—Me senté con ayuda de Alejandro y Verónica me pasó un poco de agua la cual agradecida tomé.Jack y James me veían desde una esquina y pude escuchar cuando Jack le dijo: "se ha despertado el tigre, corre".—¡No estoy de ningún maldito estado! ¡¡¡Estaré gorda y ahora malhumorada, pero no voy a tener un bebé!!!—Grité y la risa de James resonó en la habitación acompañada de la de Jack.Busqué mi equilibrio, no sé si es por la pesada broma pero estaba mareada. Me puse en pie y tomé una copa con agua. Se la arrojé y fallé.— ¿Qué clase de novela estás viviendo James? ¿Te volviste loco? ¡No tienes derecho a bromear con mi cuerpo sin siquiera avisarme!— Espeté.—¡Vamos! Tenías que…—Soltó otra carcajada.—Tenías... Tu cara. —Siguió riendo.— Cuando dije trillizos; moriste, ¿cierto?—Le di fuertes palmadas en la cara, no digo cachetadas porque no fueron tan intensas y picantes pero, sí picantes como para ser simplemente una caricia.—James, no le veo el chiste—Riñó su madre con el gesto demasiado serio.— Yo menos.Después de tan mala broma nos dedicamos a hablar de la broma, dejé que mi madre y Cecilia divagaran y se llevaran la contraría un rato; mi madre lo quería en un lugar y Cecilia en otro, con mesas de una forma y la otra de otra, decoradora y hacer la cosas; realmente no estamos hechos para convivir. Ambas mujeres terminaron discutiendo a gritos, creo que todo el restaurante nos escuchaba.— ¿Cuántas posibilidades hay de que ella haga lo mismo que tú?—Espetó Cecilia ganándose malas miradas por parte de mi padre mi madre y su esposo.— ¡Cecilia, madura por Dios!—Los presentes solo les observábamos esperando que no llegaran a los golpes. — Fue un maldito error—espetó mi madre de manera suplicante.—¡¡Que dejó mi matrimonio en crisis!!—recalcó la mujer.—¡Cecilia basta! —Riñó su esposo en un tono demasiado aseveró la mujer tomó sus cosas y se puso en pie.—James, de verdad me impresionas, al menos ella— señaló a Sofía— no lo sabía, pero tú, me decepcionas—Con toda su indignación dejó la habitación.Todos nos quedamos en silencio unos segundos. James ni Julián persiguieron a Cecilia como es costumbre, ambos se quedaron sentados en un fuerte juego de miradas, que fue interrumpido por la voz de Sofía.—¿Qué es lo que ignoro?—Preguntó una exaltada Sofía.El aire en el lugar está totalmente tenso, y los ceños fruncidos sobraban, mi padre encendió un cigarro igual que mi madre y en segundos se los habían acabado, mis hermanos y yo nos mirábamos en busca de respuestas, Alessandro hizo un ademán con sus hombros, al parecer no sabe nada o no quiere ser quien lo diga, pero recordé lo que la alterada Cecilia dijo y posé mi mirada en James quién rodó los ojos para preguntar:—¿Lo dicen ustedes o lo digo yo?— todos posamos nuestras miradas sobre James; nuestros padres con algo de angustia y vergüenza y nosotros con intriga.Mi madre tomó el control.—Julián y yo estuvimos a punto de casarnos. Como toda relación teníamos muchos problemas, yo era como una hija para su abuelo —Dijo refiriéndose a Sofía y James. — y cuando su papá rompió trato con él también rompió con nuestro compromiso. Semanas después comenzó una relación con Cecilia y todo lo que había entre nosotros se rompió por completo. Él se casó y yo seguí mi camino. —Volteó a vernos a nosotros.— Miranda, su abuela nos convenció a su padre y a mí de mantenernos juntos por el bien de la familia y todo lo que esa mujer puede decir. Unos meses después de estar a cargo del negocio y de estar en casi todo juntos su padre dejó a una de sus tantas conquistas y decidimos intentarlo, nos casamos y tiempo después nació Alessandro y me mudé a vivir acá —Mi madre miró a mi padre y a Julián y mi padre simplemente se hizo el desentendido.—Cuando James tenía unos siete años y Cecilia lo envió al internado nuestro matrimonio cayó en crisis, me reencontré con Emilia tuvimos una pequeña aventura y luego su madre dijo que su matrimonio merecía una oportunidad, lo dejamos y cada quién hizo lo correcto.—Ella se arrastró como una perra y tú le llevaste joyas a tu esposa—Espeté.—Sabes papá, no entiendo que haces tú con ella, porque dinero siempre has tenido eres una persona valiosa y agradable. ¿Cuánto duró "la pequeña aventura"?—Pregunté.—Hasta que naciste —Respondió mi hermano mayor.— ¡¿Dejaste que me casara con el hijo de tu amante?!—Una dolida Sofía confrontó a su padre. — ¡¿En dónde tienes la cabeza?! Claro, esto debe ser un plan para verse sin sospechas —Sofía tomó sus cosas y salió con los ojos cargados de lágrimas.—Entonces, las infidelidades son hereditarias —Musitó mi hermano sarcástico. — ¿Con qué derecho nos hablas tú de la promiscuidad mamá?—¿Todavía tienen el descaro de hacerme reclamos?—Pregunté indignada.Tomé mis cosas y salí del restaurante, me sentía traicionada por todos. El rechazo de mi madre era cada vez más obvio, la alejé de su amor por segunda vez.Tomé un taxi, me llevó a un bar algo alejado de dónde estábamos, James me buscaría en casa, el departamento, mi oficina, pero bares por esta área jamás.Llegué y me pedí una hamburguesa, el estrés y el enojo me había provocado un gran apetito, la hamburguesa estaba justo como me gusta, carne bien condimentada, queso derretido, tomate delgado y sin lechuga.Comí muy rápido y tuve que ir a vomitar, cuando volví encontré a Sofía bebiendo de una forma abrupta, me senté con ella en una mesa y comenzamos a brindar por los traidores, son simplemente un par de cerdos.Nos fuimos a bailar, y coquetear como si los anillos que llevábamos no nos comprometieran a nada ni nadie. Bailar como ya hace bastante no lo hacíamos nos produjo bastante dolor en los pies. Perdimos nuestros tacones y continuamos hasta que la sed nos devolvió descalzas a la mesa. Seguimos con la ronda de tequilas, en el bar por un rato más.Pedimos un par de botellas para finalmente irnos... Mientras yo pagaba Sofía se dedicó a coquetearle a un muy guapo hombre, alto, pelo negro, mirada penetrante, un cuerpo bien trabajado, sonrisa de derrame y muy interesado en ella.Ellos tenían esa sensual conversación —ahora entiendo como conquistó a mi hermano— Y el tipo se sintió en confianza de robarle un beso. —Mi hermano no tiene nada de que enterarse.La dejé coquetear mientras yo me bebía mi martini, a mí no me regalaron uno pero a ella sí. El tipo es todo un conquistador justo como le gusta a ella.Él se la llevó a bailar les eché una ojeada y pude notar la cara de incomodidad por parte de Sofía, me levanté y le hice una seña, el tipo trató de retenerle, pero le di un puñetazo.—Zorra de m****a. —espetó y por ello le solté otro más fuerte. —¡Perra!—Déjate de insultos baratos. —Sofí le empujó y le sacó el dedo.Salimos con la frente en alto, al menos el idiota es casi un caballero y no me golpeó de vuelta pensé. Sofía se mostró muy ofendida durante unos segundo, luego vomitó bastante, se retorcía tanto que el guarda de seguridad, un musculoso y grandote rascacielos le sostuvo.—Vamos, no puedes pelear con él, está muy grande.—No, él no es grande, James... y Ale. Ellos son grandes.—Además, él no quiere pelear con nosotras él es tu amigo Sofía.—Sofía saltó y le dio un beso en la mejilla y acarició su abdomen.—Sí. —Nos despedimos del amigo de Sofía que se veía un poco triste por nuestra partida y buscamos el carro.— Arturo va a ser grande.—Sí, y un mujeriego — Aseguré ganándome una mala mirada por parte de mi amiga.—¿Cómo aseguras algo así?—Sus tíos, su abuelo, su abuela, su PADRE.—Ella estiró los labios y asintió con la ceja levantada.En nuestra borrachera seguimos conversando mientras buscábamos el auto de Sofía, después de darle dos vueltas al estacionamiento creímos encontrar el auto, ella se puso al volante mientras yo buscaba qué escuchar.—¿Sabes que va con el tequila?—El limón —Respondí como lo más lógico.—Nu, nu, nu—ya no puede pronunciar la "o" me reí de ella.—Estás borrachas. Sal del auto —ordené.—Nu...—Me hizo ojitos como una niña pequeña. — a mí me gusta manejar.—Te voy a hacer un examen.Primero le hice caminar de un lado a otro en línea recta, pero ella creyó que modelaba así que me hizo una poses acompañadas de su mejor cara sensual, luego jugamos a atrapar las llaves, Sofía fue la ganadora se cayó 5 veces y las atrapó 3. Solo me caí 4 veces en el intento y las atrapé una sola vez. Además, ella argumentó que era su auto.Al subirnos decidimos irnos de paseo y la playa sonó como un lugar muy agradable para visitar, el tequila y las rancheras fueron las mejores compañeras.El viaje fue tan divertido, está mujer y yo molestamos un montón, saludamos a las personas en la calle, molestamos a parejillas en un parque de camino, vomitamos, observando el cielo y reímos como hace un buen rato yo no hacía, el que Verónica esté por convertirse en madre ha cortado un poco mis alas y esa burbuja en la que James y yo estamos viviendo, no es buena en lo absoluto.Finalmente; el silencio se apoderó del auto, la música y nuestras respiraciones eran lo único que se apreciaba, ni una sola palabra, hasta que ella comenzó a llorar y balbucear:—Emma... él, tiene… Una... ¡Amate!—Pobre de tu mamá.—Sí. Ella, es muy buena en la cama.—Está mujer siempre con confesiones extrañas.—¿¡Has visto a tu mamá en la cama?!—Pregunté escandalizada, nunca he visto a Emilia y ahora me imagino que es toda un fierilla porque solo así explico que mi padre se quedase y la típica historia de que la ama y tenían hijos pequeños.—Nu, yu nunca, ¡uy cuchinita! Tu hermanu, tiene una amante.—Dijo cuando me volteó a ver. —Él es mi único hombre.—suspiró con tristeza y decepción.—¿En serio, solo él?—Asintió con una risilla. —¿Es el único?—Asintió. — ¿Ni siquiera te habían tocado ahí?—Señalé mis pates y ella negó con la cabeza, yo estallé en risas.—Sabes eso es lindo. Yo no le voy a dar mi primer nada a tu hermano.—Sí, porque él lo ha mantenido en uso —Hizo una seña y ambas estallamos en risas de nuevo, esta vez opacadas por el golpe de la bolsa de aire.Habíamos chocado.—¡Cásate conmigo! —Dijo James y de inmediato negué con la cabeza. —Hasta donde entiendo esa es la razón por la cual hoy fui a comprar un vestido. —Emma, todos preguntan si estoy seguro, ¡Y lo estoy! Me quedé en silencio mientras analizaba la situación que se presentaba, parecía un adolescente obsesionado o más bien encaprichado. —James, has insistido demasiado y puede que veas el casarte conmigo como un reto, una prueba…—interrumpió lo que estaba diciendo. —Nena, —acarició mis mejillas y posó mi mirada en la suya. —Emma, tienes miedo a que te deje en el alatar y yo temo lo mismo. ¡Casémonos! Sin nada, sin nadie, firmemos. Tú, yo, nuestras firmas en un juzgado. —James, no… no podemos. —Nena, de esa manera si apareces o no en la boda, al día siguiente serás mi esposa igual. —La boda será un formalismo... — Dije más para mí que para él. —Sí —le miré y en su rostro solo había seriedad. Le di varias vue
Emma solía decir que a sus pacientes: “el amor es una enfermedad y el enamoramiento una de sus etapas”. Tenía cierta logística empleada en aquella teoría,“Mientras más luches contra él, más te hundes y cuanto más lo aceptes más te pierdes. El amor es la cosa más bizarra que hay en el mundo, no estamos seguros de qué es, como actúa, ni en que parte del cuerpo lo sentimos;—Aunque digan que en el hígado, la mente, la piel, las manos , el pecho, todo se llena y contagia por culpa del mismo. —pero de lo que estamos muy seguros es que aunque sea una única vez en la vida, todos lo vivimos.” Fue una mañana extraña para los novios, ambos se despertaron con un poco de resaca, en las camas que solían usar de adolescentes. James recibió su desayuno favorito en la cama, rodeado de besos por parte de sus hermanas y su madre, su padre los observó desde el umbral de la puerta y cuando le dieron un poco de espacio llamó a su prometida. —Esposa.
¡ ………………….Luna de miel Después de un aburrido y callado vuelo llegaron a Brasil, James, había conseguido una cabaña para que pasaran juntos, solos y cómodos. — ¿Cuántos días? —Pasaremos cinco días acá y cinco por el resto de Sur américa. — ¿Cataremos vinos? —Preguntó Emma con emoción. —También veremos tierra Inca, Azteca y Maya y la antigua Guatemala. —¿Sabes que eso no está en sur américa? — Preguntó y esbozó una pequeña sonrisa.—¿Iremos a México y Guatemala? —asintió—Gracias. —ella dejó un beso en su mejilla y luego salió en dirección a la habitación. Esa luna de miel era una de las cosas que habían logrado soñar juntas, ellos dos habían hablado de viajar a lo largo de América y descubrir lo que los españoles habían logrado saquear y regocijarse con lo que no lograron destruir. Emma en ese momento se dedicó a darle una inspección al lugar en el que se hospedaban, era igu
Entró al hospital por el lado de emergencia, vio cómo se llevan a su esposa de emergencia y la culpabilidad invadió su cuerpo. Dehaber ido desde el principio a su habitación ella tal vez no estuviese tan mal ahora. Eso serepetíaJames en la cabeza una y otra vez. Tal vez lleva mucho tiempo enferma y ni siquiera lo había notado. Pasaron 30 minutos hasta que su suegro fue a hablar con él, quien explicó que estaban esperándolos resultados e intentando disminuir la calentura pero por ahora solo quedaba espera. —James, ¿cómo está Emma?—Preguntó una angustiada Verónica. Su prima la abrazó y le dio un beso en la mejilla para luego soltarla y decir: —Están esperando resultados. —Verónica le dio un fuerte abrazo y luego lo dirigió hacia la sala de esperas del 3 piso. —¿Sabe algo doña Emilia?—la preocupación se apoderaba de todo el cuerpo. —Adrián y u
En dos semanas se inauguraba mi hospital psiquiátrico, probablemente sea la primer paciente porque James insiste en volverme loca. James y yo estábamos demasiado separados, es tanto que a pesar de tener una enorme y hermosa casa dormimos en habitaciones separadas; desde hace dos meses no cruzamos más que un <<Perdona o gracias>> cuando corresponde. Decidí que era tiempo de afrontar mi realidad; él no quiere nada conmigo y no es justo vivir en las sombras, vivir a sí de mal, juntos pero por nuestro lado, vivirasí no tiene sentido, no sé qué es bueno o malo, me siento desubicada. —Emma, no me estás ayudando. —Dijo mi molesto amigo. —Claro que sí. —Mentí. —Le debes dar un juego de té, recuerdo a mí me gustaba jugar con mi madre. —Mi hija no tiene una madre, no tiene amigas. —Tal vez… Verónica y yo. —Sonreí. —No. Quiero algo bonito. —Es de esperarse, es su pequeña de quien hablamos. <
James....................... Vimos a Emma partir y me volteé para salir del aeropuerto, no estaba de humor para nada, la había perdido y fue totalmente mi culpa. Quise gritarle mil veces que no se fuera, esta mañana incluso, fui a su habitación mientras dormía e intenté detenerla, pero no tuve el valor. —James. —Si doña Emilia. —¿A dónde va Emma? —preguntó la mujer. —No me lo quiso decir, creo que se va de vacaciones. —Compartí unas palabras con todos ellos y luego me despedí. Quedé con Jack en un bar, solíamos ir mucho ahí y después nos aburrimos, es al aire libre y sirven muy buena comida, cuando llegué estaba en la mesa de siempre leyendo de su teléfono. —Ey…. —Ey. —me senté al frente de él y nos observamos uno al otro. —Yo primero. —Asentí— Quiere llevarlo a otro nivel. —Quiere el divorcio. Mi amigo me vio sorprendido y después de que acabará el contenid
Decidí no conducir a casa, Emma y yo necesitábamos estar en un terreno neutral y relajante, fui al muelle y sacamos nuestro velero. Cuando estuvimos mar adentro dijo: —Terapia. —Lo que quieras. —Asintió. Toqué sus labios y ella volvió sonreí y le besé. A pesar de estar ambos en la misma casa y en la misma habitación Emma decidió que no tendríamos untimidad puesto que muchos terapeutas matrimoniales lo solicitan, por lo tanto, durmieron como habían estado haciendo; cada quien en su habitación. La mañana siguiente fueron visitados por la familia de Emma, desayunaron con ellos en el jardín y Emma comentó un poco con respecto a su viaje, ellos con respecto a sus trabajos y luego los hombres se fueron a jugar un poco de póquer contra Emilia quien creía podía ganarles. Solo quedaron Sofía, Verónica y Emma. —Verónica dinos lo que te pasa. —Me duelen los ovarios. —Tengo algo buenísimo pero hay que metérs
James.... Desde que Emma me dejó caliente en el carro, estoy vuelto loco, pensé en enviarle un mensaje pero cuando llegué dispusieron de mi tiempo como nunca habían hecho. —James, tu almuerzo. —Miré a Jack quien estaba sentado en esperando junto a la comida—Por favor, son días difíciles y te necesito, no tengo a nadie más. —Eso es real, solo hemos sido uno para y por el otro. Diría que tengo un mejor matrimonio con Jack que con Emma. Me acerqué y abrí el plato de comida, muchas costillas y salsa. —Habla. —dije mientras llevaba una costilla a mi boca. —Le dije a Verónica que no le quería para nada ni por nada, la quiero lejos, no quiero nada con ella, amo a Ad, cuando la vi mirarme de manera tan fría, cuando lloró, cuando me insultó, me sentí podrido. —Emma y yo vamos a terapia. —Dije eso y mi celular vibró. Tenía un nuevo mensaje. Lo abrí y procedía de: tucalienteydesatendidaesposa.