Mi marido apareció y le dio varios besos a su mamá me pareció tierna la imagen.
—Me encanta que estén llevando la fiesta en paz.— No vaya a ser que los gemelos me odien por tratar mal a su mamá, Emma necesita tranquilidad espero se la des James y yodo lo que necesite. Voy a descansar querida, gracias por el té. — Cecilia dio el último trago y dijo la taza en manos de su hijo.— ¿Le pasa algo?—¿Me besas?— Emma... — Lo besé para distraerlo. — Creo que deberíamos subir. — Me cargó entre sus temibles brazos y me llevó a la cama, me beso acarició y siguió en eso durante varios minutos, me deshice de su ropa y él de la mía y de besos y caricias abrazos no quería pasar.— James.— Emma yo. —se tiró al lado deLlevaba dos semanas encerrada, mi barriga creció un poco por consecuencia el resto de mi cuerpo también lo ha hecho, no tengo teléfono y cada noche a mitad de mis sueños una pesadilla que arrasa con mi paz.— ¿Señora, se le ofrece algo más?— ¿James, no ha llamado?— No señora. — Asentí. — Envió los libros que usted pidió.— Déjelos en la mesa Lorena. — La mujer con una sonrisa apenada dejó los libros sobre la mesita de noche. — Él también necesita de usted, necesita saber que está a salvo.........Dossemanas antes......Estaba en casa el domingo acostada al lado de mi esposo.Lorena anunció que teníamos visitas.No invitamos a nadie a visitarnos sin embargo cada vez es más común
—Emma, serán niños hermosos, tu presión arterial es peligrosa para los bebés.— ¿Puede decirnos el sexo?— Tu acosadora madre me ha preguntado infinidad de veces. — hizo una seña para que me acomodara en la camilla.Pasó el gel frío y comenzó la búsqueda.— Creo que no se va a poder— dijo.— Sus bebés están abrazados y dormidos.— La primera vez que les vi estaban así.— Es su posición favorita — Aseguré.La doctora me dio una cita entre semana para ir a ver el sexo de los bebés. James iba en silencio algo decepcionado a mi lado, tenemos un chófer y varios guardas de seguridad eso no determina con exactitud que esté realmente a salvo estando esa mujer suelta.— Tengo que ir a la oficina — dijo mi esposo. — ¿
El sábado en la noche Emma se mostró muy nerviosa, conocería a su madre, al menos a su madre biológica pero se sentía tan culpable e irresponsable que decidió llamar a su madre adoptiva para que desayunaran, quien diría que se harían tan unidas o reconocerían el amor que se tiene.— Mi amor.— James.— No estás viendo la película. ¿Pasa algo?— Iré a comer con mi madre y pensé debes hacer lo mismo, Cecilia está algo débil y deprimida. — James besó la cabeza de su esposa.A la mañana siguiente amables se alistaron temprano y partieron con dirección a la casa de sus respectivas madre, James abrió la puerta e ingresó silenciosamente, el desayuno no restaba en la mesa y su madre no estaba en el jardín ni en la cocina, James le preparó un batido de fresa
Emma se acercó a la sala en la que estaba su familia, su padre y sus hermanos permanecía en silencio reunidos, la mujer se acercó con cautela y llevó una mano a la parte baja de su abdomen. Alex se acercó a su hija y le ayudó a sentarse.—¿Estás bien? —Preguntó Alex, Emma solo asintió, Alejandro se acercó con un vaso con agua y hielo, su hermana lo bebió lentamente y luego soltó un fuerte suspiro.—¿Cómo está mamá?—Ella está bien, fue un pequeño infarto.—¿No sufrió ningún derrame, ni nada?—No.—Dijo Alejandro, con una sonrisa tras la trágica actitud de su hermanita.—¿Puedo verla?—Está descansando, lo mejor es que hagas lo mismo.—¡¡Alessandro, no
La primera vez que abrí mis ojos y me encontré en el departamento de James, me di cuenta de cuán guapo era en realidad.—Así que Emma...—Dijo antes de llevar un cigarrillo a su boca.—Así que James... —Asintió, le quité el cigarro y lo llevé a mi boca.—¿Te vas?—Es tardísimo, no debí quedarme a dormir. —Respondí con una sonrisa.—Podrías ir a cenar conmigo.—No te encariñes, fue solo sexo.—No es cortés solo acostarte con una dama.—No me vas a conquistar.—No quiero un conquistador, soy simplemente una mujer. —Le guiñé el ojo.—Te has acostado conmigo 3 veces y sé que te gusto.—James, no va
— Emma ¿me acompañas? No quiero ir sola.—Tu marido no quiere que yo sepa— Dijo como excusa.— Por fa Emma, somos amigas.— Le dio un beso en las mejillas.—Alessandro, los niños están durmiendo, te quedas con las niñas de Emma.— Nena, tengo sueño.—Aless…—Alessandrobesó a su esposa y le dio una nalgada.— Te amo.—Bye.Las dos llegaron al consultorio y se sentaron, Emma rodó los ojos con indignación, sabía que si Verónica no estaba embarazada se deprimiría y si no era una niña, como ella creía que debía ser, montaría una de sus escenas, con suerte, se aguantaría para juzgar y culpar al donador de esperma con elcualse había casado.— ¿Te haces uno?
Hola, esta novela es continuación de ¡cásate conmigo!, no se hagan spoiler y eviten leer si no han leído ¡cásate conmigo! por favor. Dos semanas más tarde Después de celebrar en interminables, largas y distintas posiciones, James y yo debíamos comenzar a afrontar el paso que habíamos dado ante nuestra familia y amigos, al final de cuentas ellos siempre han sido parte de nuestros mejores momentos, sin duda, este es uno de los momentos cumbre de la vida.Miré a James lo más relajado alistándose para dormir, secó su cuerpo con la toalla, mientras se movía de manera grácil alrededor de la habitación, cepilló su cabello, se puso un poco de colonia y finalmente los pantalones para dormir.Realmente me pone nerviosa la idea de casarme por lo que pensé que sería bueno establecer unas cosas antes que mi madre y mi suegra hagan l
Escuché la voz de mi madre y de mis hermanos a lo lejos, mientras recobraba el conocimiento.—Tranquilízate mamá. Emma solo necesita espacio, aire y en su estado es natural...—Me senté con ayuda de Alejandro y Verónica me pasó un poco de agua la cual agradecida tomé.Jack y James me veían desde una esquina y pude escuchar cuando Jack le dijo: "se ha despertado el tigre, corre".—¡No estoy de ningún maldito estado! ¡¡¡Estaré gorda y ahora malhumorada, pero no voy a tener un bebé!!!—Grité y la risa de James resonó en la habitación acompañada de la de Jack.Busqué mi equilibrio, no sé si es por la pesada broma pero estaba mareada. Me puse en pie y tomé una copa con agua. Se la arrojé y fallé.— ¿Qué clase de novela estás viviendo James? ¿Te volviste loco? ¡No tienes derecho a bromear con mi cuerpo sin siquiera avisarme!— Espeté.—¡Vamos! Tenías que…—Soltó otra carcajada.—Tenías... Tu cara. —Siguió riendo.— Cuando dije trillizos; moriste, ¿cierto?—Le di