"Un simple roce o una simple mirada dirá más que mil palabras al aire"Paige Gilmore.Había hecho las paces con Warren.La tensión acumulada durante años finalmente había quedado atrás. No éramos mejores amigos, ni mucho menos, pero al menos podíamos compartir un espacio sin que las palabras se transformaran en cuchillos. Para mí, eso ya era un gran logro.Sin embargo, después de nuestra última conversación, no podía dejar de preguntarme si había hecho algo mal. La duda se había instalado como un huésped incómodo, recordándome cada palabra, cada gesto.Saber que Chris había pensado en mí hasta el último latido de su corazón me destrozaba. El amor es tan fuerte, tan denso, que a veces te hace perder el rumbo, como un faro cegador en medio de una tormenta. El corazón no piensa; simplemente actúa.Por otro lado, Adrián seguía intentando juntar los pedazos de sí mismo. Mamá lo llevaba a terapia, y, aunque trataba de ser fuerte, a menudo la escuchaba llorar en las noches, ahogando sus soll
"Cuando una persona muere, mueren millones de corazones"Paige Gilmore.La brisa nocturna soplaba suavemente, arrastrando el crujido de hojas secas que caían de los árboles cercanos. El fuego chisporroteaba, enviando destellos dorados y anaranjados hacia el cielo estrellado, como si intentara establecer un diálogo silencioso con el infinito. Me acomodé en la silla plegable, disfrutando del calor que emanaba de las llamas, un abrazo invisible que me hacía sentir cálida y en paz.A mi lado estaba Kyle, con su risa contagiosa y esos ojos vivos que parecían reflejar cada chispa de luz. Hablaba con una energía desbordante, gesticulando como si cada historia fuera una obra de teatro improvisada.—Y entonces el oso... ¡El oso simplemente se detuvo y nos miró!— exclamó, con una expresión exageradamente dramática que hizo que no pudiera evitar sonreír.Kyle tenía ese don especial para convertir incluso los momentos más mundanos en relatos épicos, y en ese instante, su voz era todo entusiasmo y
"El amor nunca muere, vive en nuestros recuerdos"Paige Gilmore.El sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una luz suave. Hoy era un día especial, el cumpleaños de Kaiden, el gemelo de mi novio, que ya no estaba.Aunque el clima era festivo, en mi pecho se agitaba una tormenta de emociones. Me miré en el espejo, con la mano en el corazón, intentando calmar el cúmulo de sentimientos que amenazaba con desbordarse.Era 1 de junio.Para la mayoría de las personas es una fecha común y corriente, para mí, era un día donde no tenía a mi novio conmigo para celebrar su cumpleaños.Qué giros da la vida en unos segundos.Y luego estaba Kaiden, como un recordatorio constante de que él ya no estaba.Era injusta, con Chris, con Kaiden, pero sobre todo conmigo misma.Los padres de Kaiden habían decidido celebrar su cumpleaños número 21. Trataban de seguir adelante, de que la partida de Chris no significara detener su vida, o eso era lo que creían en el fondo. Yo no esta
"Si sonreímos una vez más, quizás el día nos abrace"Me quedé en la cama de Chris, abrazando el anillo con ambas manos, como si fuera lo único que me mantenía conectada a él. Lo giré lentamente entre mis dedos, sintiendo la fría suavidad del metal. La promesa que representaba brillaba tenue contra la luz que se filtraba por la ventana. Ya no dolía como antes, aunque el vacío seguía ahí, en el lugar donde él solía estar.Lo prometo, me dije en silencio, cerrando los ojos con fuerza mientras un nudo se formaba en mi garganta. No lloraré más por ti. Te dejaré descansar.El sonido de la puerta al abrirse rompió el silencio, y levanté la cabeza de inmediato. Era Kaiden. Se detuvo en el marco de la puerta por un momento, como si evaluara si debía entrar o no. Finalmente, avanzó con pasos lentos y firmes, su expresión serena, casi solemne. No parecía sorprendido al encontrarme allí. Tal vez no era la primera vez que alguien buscaba consuelo en esta habitación, ahora silenciosa y cargada de m
“Es necesario haber amado, después perder el amor y luego volver a amar todavía más”Vicent Van Gogh. Día de Acción de GraciasPara muchas familias, este día era solo una fecha en el calendario. Pero para los Warren y los Gilmore, siempre había sido motivo de celebración.Desde que tengo memoria, nos reuníamos todos, creando un caos alegre que llenaba la casa de risas. Sin embargo, este año era diferente. Quizás no sería lo mismo, pero sabíamos que debíamos continuar por él.Mi ánimo había mejorado en los últimos días, y tener a Kaiden como amigo en lugar de enemigo era un alivio que no sabía cuánto necesitaba. Su presencia ya no era una sombra molesta, sino más bien un faro que me anclaba en los días difíciles.La mesa estaba llena de vida, como siempre. Jacob y mi padre ocupaban el centro, enfrascados en una conversación apasionada que probablemente tenía que ver con trabajo o política. Mi madre y Eleanor charlaban animadamente sobre telas, patrones y colores, sus manos gesticuland
"La oscuridad se cierne sobre mí, y ella no parece querer terminar"Paige Gilmore.Al día siguiente, nos encontramos todos en la cafetería de la escuela, rodeados de charlas animadas y risas. El sonido de las bandejas, las conversaciones y los utensilios chocando creaba una atmósfera relajada, pero en mi mente seguían rondando las palabras de Kaiden de la noche anterior.Había pasado por tantas cosas, y aunque sus demonios eran difíciles de comprender por completo, me di cuenta de que quizás no era tan fácil dejar atrás el rencor como pensaba. Mis padres y Chris siempre habían insistido en que lo perdonara y lo olvidara, pero Kaiden no me odiaba. Eso me lo había dejado claro.Zoe, por su parte, seguía ocupando todo el espacio alrededor de Kaiden, casi como si quisiera marcar su territorio. Intentaba captar toda su atención y, sorprendentemente, Kaiden no parecía molestarse. Después de todo, ella es su novia. ¿Qué más podía hacer yo al respecto? A veces, la realidad es más fácil de ace
"Todo ocurre por alguna razón, quizás el destino nos tiene preparado algo mejor o algo peor"El murmullo de la clase se mezcla con el ruido de los ventiladores del techo. Aunque mi cuaderno esta abierto frente a mí, no puedo concentrarme. Las palabras del día anterior seguían dando vueltas en mi mente, junto con el dolor de la incredulidad de Kaiden.De repente, el sonido de un teléfono vibrando llamó mi atención. Connor, que estaba sentado unas filas más adelante, revisó su celular con rapidez. Su rostro se tensó por un instante antes de levantarse de su asiento.—Señorita Hall, ¿puedo salir un momento? —preguntó con tono apresurado, levantando el móvil en señal de urgencia.La profesora asintió con desgano, y Connor salió del aula sin mirar atrás. Mi curiosidad se despertó de inmediato. Había algo en su comportamiento que no encajaba. Recordé el día en que lo vi con el collar de Chris. Esa imagen seguía atormentándome, aunque no sabía si era real o si mi mente había jugado conmigo.
"El psicólogo no es para locos"La psicóloga me recibe con una sonrisa amable, aunque había algo en su mirada que me hizo sentir vulnerable desde el primer momento. Me senté en el sillón frente a su escritorio, las manos nerviosas entrelazadas. No sabía bien qué esperar de esta sesión, pero ya no podía seguir ignorando el dolor que aún me carcomía por dentro.—Entonces, Paige, ¿cómo te sientes hoy? —su voz era suave, casi como si estuviera esperando que yo me desahogara.Respire hondo y miré al suelo antes de responder. La verdad es que no sabía cómo poner en palabras lo que sentía. Había días en que el peso de la pérdida me aplastaba, pero con el tiempo, las lágrimas se estaban haciendo menos frecuentes. El dolor seguía allí, pero ya no me ahogaba de la misma manera.—Siento... que me duele mucho, pero ya no lloro tanto como antes —dije, mi voz tembló ligeramente al pronunciar esas palabras.La psicóloga me observa en silencio, asintiendo lentamente, como si estuviera considerando mi