—El Dr. Irissa Zack ha llegado a la mansión, amo Robert —anunció el sirviente, unos cuantos segundos antes de que Zack llegara caminando detrás de él con rostro lleno de impaciencia.No es que Moira hubiera visto su expresión, ya que apenas escucho que Zack llego tomó a su hija en brazos y corrió hacia la puerta trasera que daba a un pasillo que tenía otra puerta por la que luego cruzó hacia el jardín.Ni siquiera estaba segura de si él la vio o no, pero mientras no hubiera visto a su hija realmente le daba lo mismo.Si solo la veía a ella, podría ignorarlo, saludarlo con frialdad o hasta mandarlo al diablo, pero sí veía a su hija entonces él sabría todo, Zack era demasiado inteligente para no notar lo mucho que Lutxi se parecía a él, además de que a la pequeña se le notaba que era de seis años, tenía la altura promedio de su edad. Se sintió más tranquila al salir de la enorme mansión y de inmediato se dirigió al estacionamiento, donde a los pocos minutos unos sirvientes pasaron sus
—Diablos, Lilly… ¿Por qué no contestas tu celular? —susurró Moira con voz frustrada. Sabía que probablemente debía estar comiendo ahora mismo, pero realmente quería saber si es que Clark estaba allí en su casa o no. Era sábado, pero muchas veces Clark trabajaba igual los fines de semana. Le gustaría que Clark no viera a Lutxi por el momento, porque se daría cuenta que era mayor de lo que le pidió a Lilly que le dijera, se daría cuenta de que le mintieron, y probablemente se daría cuenta de que era idéntica a Zack y que se la había ocultado a ambos. Y Clark era incapaz de mantener su bocota cerrada, siempre fue así, demasiado sincero, y trabajaba con Zack muy seguido, sin duda se lo terminaría diciendo tarde o temprano. Pero realmente daba igual… de todos modos Clark tendría que conocer a Lutxi mañana, así que siguió su camino hasta casa de su hermana con los nervios casi comiéndosela viva. Cuando llegó, estacionó el auto y tomó a su hija en brazos, antes de acercarse a la puerta y
Mientras los adultos hablaban, los niños salieron corriendo al patio. Los dos más pequeños que eran casi bebés de inmediato comenzaron a correr por todas partes y los grandes, incluida Lutxi, se sentaron cerca de un árbol. —¿Así que tú eres Lutxi? —Su primo Ricky la miró con curiosidad—. Creí que eras más pequeña… ¿no tenías cuatro años? —¡Claro que no! —Le frunció el ceño—. Tengo seis y medio —aseguró muy orgullosa—. Soy niña grande. —¡Es un placer conocerte! —De pronto un niño muy alto se le acercó y le acarició la cabeza, despeinando sus trencitas. —¡Mi nombre es Teddy! Tengo doce. —Sonrió enormemente. —No recordaba mucho a la tía Moira —murmuró la única otra niña allí presente—, pero es lindo tener otra niña aquí. —La miró con una sonrisa—. Mi nombre es Charlotte, tengo nueve. Puedes llamarme Chary, todos lo hacen. —¿Chary? ¿No Charly? —Ajá, Chary. Mi mamá me decía así antes de fallecer. —Suspiró con tristeza—. ¿No te presentarás, Henry? El tal Henry suspiró antes de mirarla
Zack maldijo su suerte mientras salía de otra de las escuelas primarias en las que realizó esas tontas ferias de ciencia idea de su padre.La primera no fue tan mala, ya que fue en la escuela de su hermanita menor, Samanta, pero las otras ya lo estaban hartando. Si bien disfrutaba ver el entusiasmo de las mentes jóvenes enamoradas de la ciencia, tener que lidiar tanto con mocosos era un verdadero dolor de muelas y era agotador. Al menos solo le quedaban otro par de escuelas para que esta absurda broma de su padre llegara a su fin. Era una suerte que nunca hubiera tenido hijos, porque la mayoría de esos niños con los que tanto tenía que lidiar en las ferias eran solo pequeños títeres de sus padres, buscando caerle bien por su fama y su fortuna. No eran más que niños malcriados que pataleaban, lloriqueaban y se quejaban. Eran pocos los que tenían verdadera creatividad e incluso esos eran niñitos arrogantes que creían que lo sabían todo y no tenían verdaderas ganas de aprender. S
Zack sintió su boca secarse mientras observaba a Moira, que parecía completamente paralizada.Ambos se quedaron estáticos un momento, hasta que los murmullos en la estación comenzaron a sonar demasiado alto y Zack se estremeció, apartando la mirada por un momento para suspirar y calmarse, ya que muchos allí debían conocerlos y saber del pasado que compartían, siendo ese el antiguo lugar de trabajo de Moira. ¿Qué estaba haciendo mirándola de esa forma? Pasaron siete años, ellos ya no eran nada. No conocía ni un poco a esa mujer. Ahora solo eran extraños. Además, ella ya tenía a su propia familia. Seguro él solo le provocaba incomodidad a este punto. Sería mejor actuar como si nada, no debía dejarla saber lo mucho que la afectaba. La miró de reojo mientras caminaba lentamente al escritorio de la recepcionista, examinándola lo más sutilmente posible, sin poder evitar notar lo joven que parecía a pesar de tener treinta y tres años, cualquiera podría pensar que apenas estaba a finales
Moira abandonó la delegación de ciudad Lion con el corazón latiéndole fuertemente en el pecho, sin poder creer lo que acababa de pasar, sin poder creer que la mala suerte de nuevo estaba persiguiéndola.Tenía muchos sentimientos encontrados y ni siquiera podía concentrarse en el hecho de que los únicos puestos disponibles eran inadecuados para ella y posiblemente tendría que buscar trabajo en otro lugar. No, no podía concentrarse en eso ahora. Lo único en su mente era Zack… Finalmente vio a Zack luego de siete años. Y él la vio… Ambos se vieron.Se veía diferente en persona comparado a las veces en las que lo vio en televisión o en los periódicos.No había cambiado mucho, había algunas arrugas alrededor de sus ojos, pero Moira lo veía tan guapo como siempre.Pero no debería estar pensando de ese modo… Él fue el hombre que le rompió el corazón, después de todo.Cuando ella quería darle todo, él le dijo que prefería su trabajo, que nunca sería lo que quería, prácticamente le dijo que l
—Muy bien, clase, hoy tenemos una alumna nueva. No olviden ser amables. Entre, señorita Jineo. Insegura, Lutxi ingresó a su nueva aula de clases, echando un breve vistazo a sus nuevos compañeros antes de mirar a la maestra. Ella era alta, de cabello negro atado en un bollo y flequillo recto, no tenía una mirada tan dulce como su maestra anterior, pero parecía buena.—Eh, hola. —Agitó una mano hacia sus compañeros, sonriendo con nerviosismo.—¿Quieres presentarte a tus compañeros?—Umm… claro… —Se paró dándole la cara a la clase—. Soy Lu… Soy Lutxi Jineo. Tengo seis y medio y vengo de Londres, me crie allí, aunque nací aquí en ciudad Lion. Me gustan los deportes y la ciencia e inventar cosas. —Hizo otra reverencia.Una mano se alzó y la maestra permitió al niño de hablar.—¿Eres atleta? ¿O eres una nerd? Decídete.— el niño pareció confundido.Lutxi frunció el ceño.¿Sus compañeros aquí serían tan malos como en su antigua escuela?—Cállate, idiota. ¿Qué no sabes que los astronautas son
Sirius Newman era el mayor responsable de que Irissa Zack estuviera vivo, sano y salvo en la actualidad, era su jefe de seguridad y uno de sus amigos más cercanos. Era la persona en la que Zack más confiaba para cuidarle la espalda. Sin embargo, ese puesto no siempre fue de Sirius. En el pasado, Moira era la verdadera encargada de la seguridad de Zack. Siendo una policía e investigadora, y además su novia, Moira Jineo era la más interesada en mantenerlo a salvo de sus múltiples enemigos y Sirius simplemente la ayudaba, eran compañeros. Cuando Moira se fue, toda la carga de proteger al hombre más famoso del mundo de atentados terroristas e intentos de asesinato recayeron mayormente en Sirius, que dio todo de sí para mantener a salvo a su amigo, pero… no era suficiente. No importa lo mucho que quisiera ayudar a Zack. No podía salvarlo de sí mismo. No podía salvarlo de la miseria en la que se hundió desde que Moira se fue. Lo peor era que ahora sabía que Moira no solo se marchó