Moira no supo dónde esconder su rostro empapado en lágrimas cuando Zack encendió la lámpara junto a su mesilla de noche. Se sintió tan avergonzada de lo patética que debía verse llorando de ese modo que escondió el rostro entre sus manos y se dio la vuelta, presionando la cabeza contra el rincón y sollozando todavía peor, pensando en una forma de salir de esta horrible situación con al menos un poco de su dignidad intacta. ¿Escapar por la ventana usando un camisón en invierno era una mala idea?Él se acercó y colocó una mano en su hombro, pero ella se estremeció y se apartó bruscamente, levantándose de golpe y caminando hasta la puerta con la cabeza gacha y las manos aun cubriendo sus ojos, pensando en escapar al baño o a alguna otra habitación, a dónde sea que pudiera encerrarse lejos de Zack. Él la llamó mientras caminaba detrás de ella, pero Moira rápidamente alzó una mano, finalmente habiendo pensado en una excusa útil para salvar un poco de su dignidad. Una excusa que Zack seg
A pesar de su petición de que no llorara, Moira solo pudo llorar más, pero no por las mismas razones que antes. Era un llanto de sorpresa y alivio, lágrimas aturdidas y felices. Aunque su mente estaba escéptica, su corazón brincaba de alegría en su pecho.Finalmente, luego de más de quince años amando a este hombre, él le había dicho que correspondía a sus sentimientos. Y una parte de ella no le creía, mientras que la otra quería lanzarse a sus brazos y no apartarse nunca. Sin embargo, esa parte llena de desconfianza fue perdiendo fuerza cuando él la llevó a la cama y curó y vendó la herida en su mano suave y cuidadosamente, y todavía más cuando la sentó sobre su regazo y comenzó a llenar su rostro de besos. Su cabello, su frente, sus párpados, sus mejillas mojadas por las lágrimas, su nariz y su barbilla, la regó de besos que no se detuvieron hasta que ella dejó de llorar y comenzó a besarlo también.Él la acarició con ternura que le derritió el corazón, tratándola con delicadeza y
Cuando Moira despertó, Zack estaba completamente desmayado en la cama, pero abrazándola firmemente contra su cuerpo, como si temiera que al soltarla desaparecería.Moira pestañeó un par de veces, antes de que los recuerdos de la noche anterior la inundarán de golpe.Recordó los besos, las caricias, el amor… Más importante, recordó la confesión que tanto había querido oír desde hace tanto tiempo:“—Habría hecho todo por ganarme tu perdón. Te habría rogado de rodillas arrastrándome por el suelo de ser necesario. —Apartó las manos de su rostro y la miró con ojos enrojecidos—. Pero por supuesto que te amo, idiota. Tú y Lutxi son lo que más amo en el mundo y creí que era evidente... por que aunque no quería molestarte con mis problemas de todos modos buscaba excusas para verte…” Era casi como si estuviera soñando, pero sabía que era verdad. ¡Finalmente Zack le había dicho por primera vez que la amaba! Y la cosa no solo quedó ahí, luego de eso él le dijo que… “—¿Es tarde para aceptar la
—¡Mamá y mi profe sí son novios! ¡Lo sabía! —Cuando Lutxi los atrapó besándose, ambos supieron que era el momento de decirle por fin la verdad. —Hija… Zack y yo tenemos que hablar contigo. —Moira se apartó de Zack lentamente, mirando con seriedad a su niña.Ella alzó ambas cejas, confundida.—¿Está bien? —Encogió los hombros.—Vamos a desayunar al balcón de la biblioteca ¿quieren? —propuso Zack frotando su nuca, con una mirada visiblemente nerviosa por lo que vendría a continuación—. Les prepararé chocolatada caliente… con malvaviscos.—¡Hurra! ¡Yo quiero! —Lutxi corrió a la biblioteca con una gran sonrisa emocionada. Apenas se fue, Moira miró ansiosamente a Zack, que ahora parecía todavía más nervioso, cosa para nada normal en él. Normalmente sonreía incluso ante una situación de vida o muerte, pero ahora parecía superado por la situación y sin saber qué hacer.Ja, era un poco irónico que el gran Dr. Zack Irissa fuera doblegado por su propia hija, pero eso solo le demostraba a Moir
—Desde que te conocí… desde la primera vez que te vi, yo supe que… que tú eres mi hija. —Zack sonrió temblorosamente—. Soy… tu papá.Silencio.Lutxi lo miró con ojos muy abiertos, antes de parpadear lentamente y hablar con voz suave y baja:—Ya lo sabía. —Rascó su oído con total indiferencia.—¡¿QUÉ?! —Zack y Moira casi se desmayan.—Ya lo sabía —repitió lentamente, como si fueran tontos—. Sé que mi profe es mi papá de sangre. Desde hace meses que lo sé. —Sorbió de su chocolatada con malvaviscos con total calma—. Me preguntaba cuándo iban a decírmelo…Ellos se quedaron con las bocas abiertas. Habían creído que iban a darle un shock a su hija, y al final fue ella la que los sorprendió.Claro, lo habían olvidado… Olvidaron lo realmente lista e inteligente que era su hija. —¿Pero cómo…? ¿Desde cuándo exactamente lo sabes? —Moira no estaba entendiendo nada.—Hmm, por si no lo han notado, somos iguales. —Comió un bocadillo mientras ellos la observaban con múltiples gotitas bajando por sus
Moira suspiró profundamente al ver a Zack irse cabizbajo, mirando con reprobación a su hija.—¿Qué? —La pequeña infló las mejillas, como presintiendo un regaño y enfurruñándose por eso de ante mano.—Lutxi… —Moira negó con la cabeza, para luego alzarla en sus brazos y sentarse en el sillón con ella en su regazo, acariciándole el rostro mientras pensaba con mucho cuidado sus siguientes palabras, sin querer hacerla sentir mal—. ¿Qué es lo que sucede? ¿No quieres a tu papá?—A mi profe, y si lo quiero. Lo quiero mucho. —Hizo más pucheros, esta vez con ojitos tristes.—Pero… si ya sabías que es tu padre, ¿por qué no lo quieres de esa forma? Él te ama como a su hija, no como a una alumna. Él ha hecho todo eso de ser un maestro por ti y quiere ser tu padre de verdad, y si lo quieres, ¿por qué no lo aceptas?—Pero… —Apartó la mirada—. Eh… —Volvió a inflar las mejillas—. No sé… Ya sé que es mi papá, pero… pero es raro. No es como los papás de los otros niños… esos papás han estado con sus hij
Moira y Zack continuaron besándose en la habitación y, si bien al principio el beso fue más para consolarlo, ahora Moira no tenía muchas ganas de dejarlo ir. Él le correspondió apenas al principio, contentándose con simplemente sentir su tacto y cercanía, pero Moira quería hacerlo olvidar los problemas, así que se apartó por un momento para cerrar la puerta y luego volver con él y besarlo con más entusiasmo y también mucho cariño, queriendo borrarle toda la tristeza con sus caricias. Eventualmente él correspondió con el mismo entusiasmo y finalmente volvió a regalarle esas sonrisas sinceras que tanto amaba y que no quería dejar de ver nunca. Esta vez intentaron ser silenciosos, sobre todos porque todos estaban despiertos y la mitad de los presentes eran niños. Aun así, la pasión podía más con ellos, más porque pasaron demasiado tiempo separados y ahora se morían por recuperar todo ese tiempo perdido. Intentando no hacer mucho ruido, Zack cubrió su boca con su mano mientras se hun
—¿Y de qué quieres hablar, hermano? —preguntó Samanta, la más pequeña de los hijos de Brandon y Lilliana, mirando con mucha admiración a Zack. Aunque Samanta nació cuando Zack ya tenía su propia empresa y era completamente independiente, de alguna forma era con la que mejor se llevaba de sus cuatro hermanos. Rena también era científica y pronto trabajarían juntos, pero Samanta era especial, Zack siempre sintió que debía cuidarla y protegerla a ella más que a nadie. Fue luego de separarse de Moira que se volvió algo distante de Samanta, ya que Moira solía adorarla muchísimo y viceversa, pero ahora tenía que reparar esa relación, y empezaría por decirle la verdad. —Hay algo que deben saber… Aunque bueno, Rena y Simon ya lo saben. —Carraspeó—. Sé que son niños listos, así que lo diré sin rodeos. Cuando me separe de Moira, ella estaba embarazada. Lutxi es mi hija. Ante su franqueza, tanto Roy como Samanta se quedaron con las bocas abiertas, mientras que Simon y Rena, que ya lo sabían