—No se preocupen por mí —agregó la madre—. Después de todo, tengo mucho que hacer fuera de la mansión. Me retiraré por el momento, nos vemos luego.—Hasta pronto, madre —Kallen se despidió dándole un beso en la mejilla. Tras quedarse a solas con Emilse, se sentaron en el borde de la cama.—Entonces
«Aunque no debería adelantarme a los hechos», dijo dentro de sí.Emilse retrocedió unos pasos y su espalda chocó contra el espejo. Estuvo a punto de caer hacia atrás, pues lo que la híbrida acababa de decirle la había impactado. Nadie más sabía que se había enredado con Izan cuando viajaron al mundo
—Cloe… —pronunció Dannon, mirándola perplejo—. ¿Qué haces con eso? —apuntó al rifle.—Como lo he dicho, Alfa, traeré a Adrián de vuelta usando esto —replicó.—¿Lo pondrás a dormir una y otra vez? —cuestionó.—Estos dardos no están cargados con sedantes, sino con otra sustancia. Precisamente fui a la
—Ah... —llevó la mano a su nuca—. Está bien.La médica se tomó su tiempo para examinarla, pues no quería cometer un error ni dar una falsa información. Sin embargo, no había manera de equivocarse. No cabía duda de que esta jovencita estaba embarazada.—Eh... —Cloe se cruzó de brazos y pestañeó repe
—¿De qué… me estás hablando? —Emilse la escrutó atónita—. ¿Decidir? ¿Qué es exactamente lo que debo elegir? ¿Pretenden que escoja entre mantener vivo a mi papá o dejar que lo maten? ¿Es eso? —la miró horrorizada—. No lo entiendo. ¿Porqué tienen que llegar a tal extremo? ¿Acaso la única solución que
«El Alfa no permitirá que se marchen, así que no hay nada de lo que deba preocuparme», pensó, mientras dejaba atrás a la muchacha.Por otro lado, Dannon había regresado a la mansión y finalmente pudo platicar con Kallen en privado. Ambos se hallaban en la alcoba principal, la cual ya había sido rest
Los guardias querían ayudarla, pero no tenían los conocimientos médicos para hacerlo. Por otro lado, Emilse siguió con la reanimación. No estaba dispuesta a aceptar que el corazón de su padre se había detenido, por lo que lo traería de vuelta sea como fuese. —¡Papá, escucha mi voz! —exclamó la jove
La mirada de la joven se llenó de lágrimas y su corazón fue invadido por el regocijo. No se trataba de un sueño, ¿cierto? Su padre realmente estaba allí y había regresado. —¡Papá! —vociferó, aproximándose a él dando pasos rápidos y lo rodeó fuertemente con los brazos—. ¡Por fin has vuelto! —Emilse