Tras varios minutos de dedicarse a encender las llamas, la joven bajó la cremallera del pantalón del Beta y, con cierta dificultad, logró sacárselo. Se colocó en posición y, sin siquiera dudarlo, tomó la virilidad del hombre y procuró sentarse sobre éste. Al hacerlo, lanzó un quejido de dolor. —¡Co
Izan y Emilse no volvieron a tocar el tema durante el viaje de retorno al bosque. El Beta no se retractó con su decisión, pero, por dentro, no dejó de pensar en ello. Tras regresar a Áurea, separaron sus caminos. Izan se desplazó hacia la mansión, mientras que Emilse fue al dispensario. En la maña
—Buenos días, Izan —alegó con delicadeza, dando un asentimiento. —Es un honor tenerla en esta mansión. Por favor, adelante —expresó, apuntando con la mano al interior del estudio. —Te lo agradezco —ingresó al lugar, a lo que Izan cerró la puerta tras salir. —Buenos días, Serena —agregó Dannon, ap
—No es un asunto que pueda tomarse a la ligera, Dannon. No se trata de un simple capricho mío. —Me lo dirás tarde o temprano, me da igual la promesa que hayas hecho. Serena desató un suspiro. —Te lo preguntaré una vez más, ¿puedo alojarme aquí? —destacó—. Si no me darás tu consentimiento para lle
La hechicera guardó silencio, para luego dedicarle una sonrisa mordaz. —Estoy decepcionada —expresó de repente. Cuando vivían juntos lo trataba con formalidad, pero ya no tenía planeado seguir haciéndolo—. Creí que después de haberte lanzado la maldición, moverías cielo y tierra tratando de encontr
La mujer lanzó su poder oscuro en dirección al Alfa, a lo que éste actuó por mero instinto, colocando la espada frente a él para cubrirse con ella. Sorprendentemente, el poder oscuro fue dividido en dos por el filo del arma e impactó a los costados, sin causar ningún daño a Dannon. Luego de tal suc
—¿Andrómeda? —frunció el ceño—. ¿Porqué te hiciste llamar Débora? ¿Qué hay detrás de ese nombre? —¿No puedes recordarlo? —cuestionó, confundiendo aún más al hombre—. Claro que puedes, pero no has querido verlo. Has tenido la respuesta delante de ti durante todo este tiempo, pero tu amor obsesivo ha
La híbrida no dejaba de avanzar hacia Andrómeda, a lo que ella se vio obligada a retroceder. —¡N-No te acerques más! —exclamó, lanzando su poder oscuro, el cual chocó contra una esfera de energía que rodeaba a Kallen. La sangre de la rubia se congeló todavía más al ver que su magia ne-gra no tenía