Durante el resto del día, Dannon permaneció recluido en su habitación. Kallen intentó entrar al cuarto para platicar con él y levantarle el ánimo, pero fue inútil. El hecho de no poder transformarse lo tenía con los nervios al tope y ya no quería comportarse como un cretino, o, al menos, no con Kall
—Vaya elección de palabras —rio por lo bajo—. No te preocupes, tendré cuidado. Cuando caminaron hacia la entrada para salir de la casa, se encontraron con la veterinaria en el vestíbulo. —¡Emilse! ¿A dónde vas? —le preguntó Kallen con curiosidad. —Mi clínica está abandonada, iré a echarle un vist
Tras un par de horas, decidieron salir de la pista. Devolvieron los patines en su sitio y optaron por recorrer el lugar durante un rato. Había varios puestos de comidas rápidas, así como cafeterías y heladerías. Dannon era un cazador que se alimentaba de los venados que capturaba en el bosque, así
—Usted habla como si fuese alguien muy estricto, pero lo he visto relacionarse con cachorros en varias ocasiones y es el ser más dulce cuando está con ellos. —Bueno, no todo se trata de reglas. A decir verdad, no quiero... ser como mi padre, quien fue realmente duro conmigo —indicó—. Los cachorros
Ya era de noche cuando Dannon y Kallen retornaron a la casa y vieron que Izan y Emilse ya habían regresado antes que ellos. Se dirigieron a los pasillos para entrar a sus respectivos cuartos, pero Dannon no quiso que Kallen se separara de él. —Tomaré un baño y luego iré a su habitación. ¿Le parece
—Alfa, esto… esto es… —todos sus pensamientos se enredaron en su mente y no pudo formar una frase en concreto. —Kallen —Dannon colocó un mechón de cabello castaño detrás de la oreja de la híbrida—. No pretendo forzarte. Si no quieres que te toque, solo dímelo y me detendré. Ella se mantuvo en sile
—¿Qué haces? —preguntó en tono divertido, a lo que la híbrida dio un respingo. —S-Solo… solo estoy… —se restregó las manos—. Creo que… he subido de peso… —dijo, mirando nuevamente su reflejo. —¿Eso es algo malo? —dio unos pasos hacia ella y la abrazó por detrás, colocando la barbilla sobre el homb
Kallen permaneció inmóvil durante unos segundos, observándolo perpleja. —¿Q-Qué? —soltó a duras penas—. ¿Usted está… hablando en serio? Dannon se acercó aún más para deshacerse de los pocos centímetros que los separaba, a lo que Kallen retrocedió por instinto. El Alfa siguió avanzando hasta que, f