Epílogo.

Dos años después.

Zaria.

Es increíble como muchas cosas pueden cambiar luego de un tiempo, dos años atrás no creía que pudiera estar con mis compañeros, sabía que ese día debía morir, pero, el sacrificio de ella me salvo la vida.

—¿Mi estrella que haces a esta hora despierta? — me pregunta uno de los demonios (Black para ser exactos) al verme frente al balcón de su habitación que comparte con su hermano viendo el amanecer.

Y es que no puedo evitarlo, siempre me ha gustado ver el amanecer, me relaja ver los colores y la frisa fresca.

—Sabes que me gusta ver el amanecer—. Le contesto y siento como él me abraza por la espalda, colocando sus manos en mi pronunciado vientre de siete meses.

Así es, estamos esperando a dos nuevos integrantes de la familia, es grato el recuerdo al poder, enteraron de que pronto seriamos más.

Ellos más felices que ningún otro, ahora con sus marcas en mi cuello y sus hijos en su vientre, la felicidad que una vez creí inalcanzable está justo en mis mano