Rosario, no paraba de llorar en el auto de Fabián, parecía una niña temerosa, temblaba dentro del vehículo, mientras el fiscal conducía hasta la casa de la señora.
—Yo no quería, a mí me obligaron... ese maldito... asqueroso —repetía una y otra vez.
Fabián estacionó el vehículo frente a la antigua casa en la cual Rosario, residía. La ayudó a descender, ella no levantaba la cabeza, sentía que sus piernas no la sostenían, entonces el fiscal, la sostuvo con sus brazos.
—Disculpe Rosario —pronunció al momento que la rodeó, sujetándola—. Deme las llaves de su casa para ayudarla.
Rosario, con las manos temblorosas sacó de su bolso las llaves, se las entregó a Fabián, él abrió la antigua puerta de madera, el sensor encendió las luces de un callejón, mientras la mujer lo guiaba por las gradas de madera hasta el pequeño departamento donde vivía, el fiscal abrió la puerta Rosario, con vergüenza envuelt
Queridas lectoras les dejo estos capítulos recordándoles que hoy 8 de marzo no es una celebración como tal, sino la conmemoración de la lucha de unas mujeres trabajadoras por sus derechos, por lo tanto, todos los días debemos luchar por un mundo de equidad, libre de violencia. No olviden dejar sus reseñas. Gracias
Angélica se sorprendió ante la actitud de Carlos, mientras él se quitaba el saco y con lentitud se acercaba a ella.Una vez que estuvieron frente a frente, él también dudó. Su esposa no se movía del lugar paralizada. Carlos, no muy seguro de lo que pensaba hacer, se acercó a Angélica, para besarla, ella lo rechazó:—Esto es un error —le dijo la chica, mirando a los ojos de Carlos—. Lo siento, si quieres demandarme y hacer efectivo el contrato hazlo — pronunció la joven con miedo—, pero yo no puedo hacer esto. —Negó con la cabeza—, si es que algún día yo llego a tener un hijo, será por amor —suspiró.Carlos, contrariado, confundido y muy dolido por las mentiras de Elizabeth, se retiró del lado de su mujer, dejó caer su cuerpo en el sofá de la s
Al día siguiente Carlos, viajó de Bogotá a Manizales, para ver a su madre, quién aún reposaba en la enfermería de la Fiscalía, con cierta resistencia ingresó al sitio.Luz Aída, permanecía acostada con los ojos cerrados, cuando percibió la presencia de alguien despertó, observó a Carlos:—Mijito... ¿Por qué no has venido a verme? Vos te has olvidado de esta pobre vieja —pronunció con lágrimas en los ojos.—No es eso mamá, solo que he tenido mucho trabajo en el senado...—¡No mientas! —exclamó—. Escucha las voces... ellas me dicen que te quieren alejar de mi lado...no les creas —pronunció con desesperación Carlos, era consciente que su madre jamás estuvo bien de la cabeza, pero nunca la habí
Daniela, aún algo mareada, lo seguía, ambos angustiados, temblando de nervios, se dividieron para buscar a los niños, pues no debían estar lejos si es que ellos mismos por su cuenta se habían alejado, y para ahondar más la situación, Carlos apareció en el parque, él se había puesto de acuerdo con Francisco, para ver a su hijo de lejos, pues Samantha, le había comentado que se iban a encontrar en aquel lugar con su amiguito. —¡Carlos! —exclamó Daniela, con el rostro lleno de lágrimas. —¿Qué está pasando? —averiguó con seriedad. —El hijo de la doctora Robledo y Samantha no aparecen —comentó Francisco, abatido. Carlos, también palideció asustado. —¿Cómo que se perdieron? ¿Acaso ustedes no los estaban cuidando? — recriminó—. Hay que buscarlos —ordenó—, usted venga conmigo —solicitó a Daniela. —Francisco, si vos los encuentras nos llamas —s
Francisco llegó a casa de su madre con su pequeña hija, con quién estaba muy molesto por el incidente del parque, abrió la puerta, y su corazón se alegró al ver a Angélica, en su casa; sin embargo, la joven venezolana ni siquiera lo miró.La señora Julia, se acercó a saludar a su nieta, se dio cuenta de que Samantha había llorado y estaba triste, el semblante de su hijo, por el contrario, era de contrariedad.—¿Qué pasó mi niña? ¿Por qué tienes esa carita?La chiquilla inclinó la cabeza, abrazó a su abuela y se puso a llorar, la madre de Francisco, con la mirada y en un suave murmullo preguntó.—¿Qué sucede?—Samantha, volvió a escaparse está vez con el hijo de Carlos, estuvimos como locos busc&aa
Elizabeth, en el camino a su casa, pensaba muchas cosas, entre ellas renunciar a su cargo en el Senado, ahora con la verdad al descubierto a ella lo único que le interesaba era dedicarse de lleno a su profesión y a sacar adelante la fundación en contra del maltrato infantil, proyecto que de un tiempo acá lo tenía en el olvido. Llegó a su casa, su esposo estaba dormido y su pequeño se durmió en el taxi, Daniela, había olvidado por completo mandar a recoger su vehículo en el parque, le pidió a uno de los guardias de seguridad que lo hiciera.Al día siguiente la joven, terminaba de contarle al ingeniero Córdova, que su secreto ya estaba al descubierto.—No se preocupe, todo va a salir bien —trató de darle consuelo el esposo de la joven.—Hace días que he querido entregarle estos documentos. 
El tiempo había transcurrido, en un abrir y cerrar de ojos, y el bautizo de las gemelas llegó.Desde el día que conoció a Carlos Gabriel, había pasado un mes sin verse con Elizabeth, solo hablaban vía telefónica cuando él iba los fines de semana a Manizales, y le pedía ver a su hijo, pero aquella tarde inevitablemente tenían que encontrarse, eran los padrinos de María Luisa.La Momposina estaba decorada con hermosas flores blancas y rosadas, las mesas lucían elegantes manteles del mismo color de las flores, en el centro hermosos vasos con velas decoradas con rosas en tonos pastel de mazapán elaborados por Mariana, engalanaban las mesas.La mesa de dulces exponía copas con deliciosas fresas cubiertas de chocolate blanco y negro que Mariana, traía en tabletas desde México, algunas tenían grajeas, chi
Carlos, tratando de armar aquel rompecabezas, se dirigió a la casa de huéspedes de la Momposina, se encerró en la habitación, no volvió a salir, minutos más tarde Angélica, apareció en la alcoba. —Yo ya cumplí con mi parte, ahora te toca a ti. Carlos se puso de pie, sacó del cajón de su escritorio el contrato que ella había firmado antes de casarse con él, lo rompió en delante de Angélica, le entregó el ticket de avión para que pudiera regresar a Venezuela. —Gracias —respondió la joven, por fin era libre. —Ya estoy tramitando la anulación de nuestro matrimonio. —Eso espero —pronunció Angélica, tomando sus maletas para guardar sus cosas y abandonar la hacienda al día siguiente. —¿No vas a arreglar tus asuntos con Mondragón? —Yo no tengo nada que hablar con él, las cosas entre nosotros quedaron claras —comentó la j
Elizabeth arribó a su casa, con el corazón destrozado, ingresó a su residencia, fue a la habitación de su hijo, aún dormía, era domingo.Carlos Gabriel, al sentir la presencia de su madre, abrió los ojos.—¡Mami! —exclamó el pequeño, abrió sus brazos para abrazarla, ella se acercó a él, lo estrechó entre fuerte hacia su pecho mientras lloraba con el dolor de saber que sus hijos no vivirían con su padre porque él estaba casado con otra mujer y esperaba un bebé con ella. —¿Por qué lloras? —preguntó el pequeño.—Por nada mi niño —dijo Elizabeth, secándose las lágrimas—. Ve a bañarte para desayunar.—¿Mi papá va a venir hoy? —averiguó con ilusión el pequeño.—No lo sé mi amor