Capítulo 104

Las horas pasaban con lentitud a las cuatro de la tarde se cerraron las urnas, mientras que los candidatos y sus partidarios se encontraban reunidos en la sede de cada partido a espera de los resultados.

Mondragón caminaba de un lado a otro, llamaba a los delegados del bando en los recintos para que estén pendientes que los votos sean contabilizados de forma legal.

—Te vas a volver loco —interrumpió Angélica, brindándole una botella de agua.

Él giró y la observó, entonces le dedicó una leve sonrisa. 

—Gracias —contestó, y colgó la llamada.

—Hiciste un buen trabajo después de todo —animó Angélica, la observó a los ojos, y él contempló su hermoso rostro, notó que ya había rastros de tristeza en su mirada, se al

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