ALESSIODeslicé los guantes de cuero negro por mis dedos para finalizar de ajustarlos en mis manos, me planté sobre el asiento de mi motocicleta únicamente esperando el inicio a la carrera.La chica que daba inicio a las carreras, caminó hasta llegar a la pista, se ubicó enfrente de nosotros y nos observó, a mí, por más de la cuenta. Cuando comprobó que ya estábamos todos los conductores participantes en la línea de salida, se colocó en su lugar con su pose sensual que normalmente usaba.Alzó su brazo para mostrar en lo alto el pañuelo que soltara en el momento que suene el marcador. Luego de eso fijó su mirada en mí, probablemente esperando algún gesto de coqueteo por parte mía, pero en vez de mostrarle algo, simplemente me coloque las gafas oscuras. No solía usar casco, no estaba acostumbrado, y nunca iba a ponerme uno.El pañuelo en lo más alto se movió violentamente por el viento. El sonido del motor de mi motocicleta rugió impaciente, mientras yo me relajaba y me concentraba sola
ALESSIOEste sentimiento me hacía sentir más miserable. No podía seguir un minuto más aquí. Me levanté después de soltarla, y me alejé de ella.—Volveré, lo prometo, madre — murmuré, entre el silencio, sin poder fijar mi mirada en ella de nuevo. Sabía que no iba a tener ninguna respuesta yo suya; aun así, me despedí de ella.Salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mí lentamente. Antes de devolverme por el mismo camino, me dirigí a mi dormitorio, para ir por unas cosas que necesitaré el tiempo que este fuera.Después de conseguir lo que quería, camine de vuelta a las escaleras para salir finalmente de la mansión.—¿A dónde crees que vas? —su voz retumbó en la estancia antes de que llegara a la puerta. No me gire, pero si me detuve —Te estoy hablando, niño malcriado. —demando en su tono duro que siempre ejercía hacia mí cuando estaba furioso.No quería verlo, y mucho menos quería dirigirle la palabra, pero no tenía otra opción que encararlo, puesto que lo único que lograría s
NATASHAMuy pronto estaríamos en un desconocido país, ni tiempo tuve de investigar algo sobre el lugar al que nos dirigíamos, ¿pero en qué momento se supone que lo haría? Mi madre no me preparo para nada esto; sin embargo, yo debí haberlo tenido en cuenta que algo así iba a ocurrir en algún momento, pues con Iriana Vorobiev nunca se sabía nada.Mi madre uno siempre tiene que ser precavido, con su adicción y su comportamiento irracional, no había manera para confiar en ella. Hoy podía estar bien, calmada y sería, pero por dentro, era posible que estuviera ansiosa por una dosis de esas que solía buscar en las calles.Por más que hecho de todo para ayudarla, mis esfuerzos y mis palabras han sido en balde. Ella no quiere que la ayuden, si así fuera, pusiera algo de su parte, en cambio, nunca colabora las veces que le he dicho que iremos a una clínica para que la ayuden con su adicción.No puedo forzarla, admito que al principio si lo hice, pero no sirvió. Las mismas personas del centro cl
NATASHA—¿Has bailado alguna vez? —indagó Jenny.—¿Bailar?—Sí, trabajar bailando en un club.—Te refieres a un lugar como este —señale a nuestro alrededor.Ella afirmó con un asentimiento de cabeza.—Si, exactamente es este el sitio al que me refiero.—Nunca —respondí de inmediato —Solamente he trabajado de camarera, en bares y restaurantes. Bailar, desnudarme y tener sexo con desconocidos para conseguir algo de dinero no es lo mío. Jenny, tú lo sabes, me conoces.—Técnicamente, no es un sitio de esos dónde se tiene sexo como dices.—¿A no? — exclamé, arqueando una de mis cejas.Negó rotundamente con su cabeza.—Aquí solo se baila y ya. No tienes por qué tener contacto con los clientes si tú no lo permites o mucho menos desnudarte delante de uno de ellos.¿Existía algo así? No se miraba cómo un club de esos dónde los hombres fueran y señalarán con cuál mujer elegían para tener sexo por un rato.Después de que mi madre trabajo en un sitio donde las mujeres bailaban y ofrecían sus servi
NATASHALa adrenalina hizo que la sangre en mis venas ardiera, me encantaba como se sentía, esa sensación satisfactoria y única que se deslizaba hasta las puntas de mis dedos. Tenía ya tiempo que no corría, incluso no había tenido oportunidad de subirme a una moto, no desde que se fue mi tío de Moscú.Estaba entusiasmada, mi primera carrera en años. Esperaba no haber perdido la práctica, aunque aprendí de unos buenos maestros.Mi tío y su amigo fueron los mejores en su tiempo, y cuando pude subirme en el asiento de una motocicleta les pedí que me enseñaran a conducir. Claro que al principio se negaron, pues en ese entonces solo tenía trece años. Cuando notaron que mi interés aumentaba, en vez de desaparecer después de un par de años, mi tío finalmente dijo que sí, pero por supuesto iba a hacer bajo su supervisión. No me importó, con él detrás de mí en la misma motocicleta, pero yo a cargo del manubrio, me sentí libre.Después de ahí fue cuando supe el significado de estar arriba de un
ALESSIO¿Qué se ha creído esta niñita ardiente? No soy como ese imbécil que tiene atrás de ella. Grog es todo lo que toda mujer debería evitar, es cruel y sin un gramo de emociones agradables como para una chica como esta que tengo todavía enfrente.Si quiere jugar y bromear, pues eso le daré. A mí nadie me dice que hacer y que no, y ella no será la excepción. Aunque no podía negar que eso me atraía más de ella, primero verla en esos jodidos pantalones sumamente ajustados y esa chaqueta que mostraba más de lo debido de su piel, esa parte de arriba de sus tetas, duras y perfectas para tocarlas.M****a…Nunca me había sentido tan atraído por una mujer, ni siquiera por Kissa. Con ella siempre fue diferente, pero con esta chica era algo inexplicable, algo fuera de lo real. Una m*****a diosa ardiente de mechones rubios, que ahora podía ver notablemente. Esa cabellera larga trenzada que caía sobre su hombro izquierdo, mientras algunos otros mechones cortos se mostraban en la parte de su fren
NATASHAEsto había sido mala idea, no debí haber aceptado ese trabajo. Esa maldita ropa, si es que se le podía llamar así; estaba exhibiendo todo mi trasero. Ahora los viejos cochinos, esos, me observaban con lasciva, hasta se me revolvió el estómago con solo ver sus reacciones.—No creo que llegue a soportar tanto en este trabajo —dije después de terminar de bailar y salir del escenario. Jenny estaba esperándome del otro lado del telón — ¿Y si mejor pides que me cambien para mesera? —insistí.Mi insistencia continuaba desde que me propuso ser una bailarina del club. Por supuesto que eso era lo último en lo que había pensado dedicarme, opté hasta por servir bebidas en la barra, pero ella me dijo que ya estaban completos y que solamente contrataban hombres para ese puesto.¿Qué tenía de anormal que una mujer sirviera bebidas?—Tenlo por seguro que odiaras más el otro puesto. Siendo mesera corres más riesgo de que te metan mano por debajo de la falda, y no pienses que el uniforme cambia
NATASHAMi mirada se congeló cuando nuevamente sus ojos se hallaron con los míos. Me había atrapado husmeado entre él y su hermano.Aparté la mirada inmediatamente en el momento que reaccione. Giré para ver a Jenny, pero ya había desaparecido.¿A dónde se había ido? ¿Y por qué me dejó sola?Cuando termine de comprobar que no había rastro de ella por ninguna parte, me moví para alejarme de allí; sin embargo, alguien me detuvo.—Hey, ardiente —tiro de mi mano y me giré automáticamente impactándome contra su pecho firme —¿Primero tratas de escuchas, conversaciones ajenas y después huyes, sin antes obtener la información? —sono divertido, y no molesto.¿Acaso se ha burlado de mí?—No molestes, salvaje —sacudí mi brazo para liberarme de su agarre mientras lo fulmine con la mirada —No estaba escuchando nada. ¿Y sabes una cosa? —lo encaré antes de irme. Él arqueó una de sus cejas —No siempre serás el centro de atención de todos.—Tal vez no de todos, pero si de los que me rodean, cómo tú —se