NATASHA
Muy pronto estaríamos en un desconocido país, ni tiempo tuve de investigar algo sobre el lugar al que nos dirigíamos, ¿pero en qué momento se supone que lo haría? Mi madre no me preparo para nada esto; sin embargo, yo debí haberlo tenido en cuenta que algo así iba a ocurrir en algún momento, pues con Iriana Vorobiev nunca se sabía nada.Mi madre uno siempre tiene que ser precavido, con su adicción y su comportamiento irracional, no había manera para confiar en ella. Hoy podía estar bien, calmada y sería, pero por dentro, era posible que estuviera ansiosa por una dosis de esas que solía buscar en las calles.Por más que hecho de todo para ayudarla, mis esfuerzos y mis palabras han sido en balde. Ella no quiere que la ayuden, si así fuera, pusiera algo de su parte, en cambio, nunca colabora las veces que le he dicho que iremos a una clínica para que la ayuden con su adicción.No puedo forzarla, admito que al principio si lo hice, pero no sirvió. Las mismas personas del centro clínico que atienden allí, me dijeron que ese era el primer paso para comenzar a salir del círculo vicioso, aceptar su problema con las drogas y que ya las quería dejar, de esa manera ella iba a cooperar en su proceso de recuperación.Pues sentir que en ocasiones ya no puedes, que has llegado a un límite. No entendía cómo ella no se sentía de esa forma, decir: ya no puedo más, he llegado hasta aquí. En cambio, sigue consumiendo ese veneno que la está matando lentamente. ¿Por qué no se da cuenta?, ¿o es qué eso es lo que quiere?He perdido esa comunicación con ella, esa que tenía con mi madre cuando era una niña de tan solo diez años. Ahora no sé lo que ella quiere, que sueña, que desea. Antes me decía que anhelaba que tuviéramos una vida tranquila y apartada, de todo el peligro que mi padre nos incluyó. No teníamos la libertad de salir como muchas otras personas que disfrutaban de un domingo soleado en compañía de su familia en algún parque, o salir a comer algún sitio de esos dónde acostumbraban a ir los jóvenes con sus amigos.Jamás tuve una vida común como los demás. La Bratva siempre ha sido una sombra en nuestra vida, y hoy se había convertido en lo que huía. No sé realmente que querían con mi madre, ella me había dicho que dinero, pero tenía mis sospechas. ¿Para qué la Bratva la amaneraría y la perseguiría por cien mil dólares?No digo que no sea mucho dinero, para mí lo son, nunca he llegado a tener esa cantidad, pero para ellos una suma de dinero como esa, no es nada.Mi madre aún no quería decir ninguna otra palabra, solamente me pidió los cien mil, cosa que me negué porque no los tenía, pero se miraba tan nerviosa, no sé si por la falta de su droga o por la amenaza que dijo que había recibido.—Mamá —la llamé en el momento que el tren se detuvo.Estaba dormida a mi lado, recargada en mi hombro. No entendí cómo es que consiguió quedarse dormida. En cambio, yo no podía, aparte de que me quedé pendiente. No quería acabar con los bolsillos vaciados o que alguien se sobrepasará con alguna de las dos, mientras durmiéramos, una tenía que vigilar, y esa tenía que ser yo.—Aún tengo sueño, déjame dormir, Nat —protestó y se acurrucó más a mi lado.—Madre, no hay tiempo para hacer eso. Hay que bajar antes de qué…Fui interrumpida antes de avisarle que nos podrían echar.—¡Пора выбираться отсюда! (¡Es hora de salir de aquí!) —grito el mismo tipo que nos permitió abordar al vagón, está vez nos estaba echando —¡Снаружи! (Afuera) —ladro molesto cuando miró qué varios de nosotros no nos movimos para bajar.Me las arreglé como pude para levantarnos juntas y salir del vagón. Tome nuestras cosas, una bolsa en cada hombro y con ella colgada en mi brazo, sus pies apenas se movían. El camino hasta la orilla será cansado.Pensé en preguntarle al tipo del vagón, alguno de otro de ellos en cómo llegar hasta la orilla de Alaska o si ya estábamos allí, sin embargo, me dio desconfianza hacerlo. Esos hombres tenían mal aspecto, y no me refiero solamente a su físico de tipos rudos, tatuados, altos y con cara de asesinos, sino por sus miradas de pervertidos cuando se quedaban observando a una mujer, más a las jóvenes.No quería darles más razones y recordarles que estábamos solas, mi madre y yo. Así que saque el mapa de mi mochila que había traído conmigo. El detalle era que no sabía con exactitud en que parte estábamos paradas. Cuando bajamos del vagón el hombre grito que ya estábamos fuera de Rusia, pero eso no aseguraba nada de si seguíamos en tierras europeas.Una vez que logremos llegar a la frontera, tendremos la ventaja, puesto que allí conseguiremos nuestro siguiente transporte que nos llevará hasta el destino que planee.Nos llevó días en llegar, pero finalmente estábamos en New York, la ciudad en la que viviremos por un tiempo, mientras no nos encuentre la Bratva.Sabía que había gente de la Bratva por estos sitios, pero era muy escaso, muy pocos de sus hombres eran vistos aquí. Tenía entendido que está era la ciudad más complicada para ellos asaltar, pues en algún momento la mafia italiana fue la encargada de gobernador este territorio. Sin embargo, por algún problema que hubo entre mafias, el líder perdió todo este terreno hace menos de un año y New York quedo en zona de riesgo, pues nadie más estaba gobernándolo hasta que llegó la mafia Alemana y se apoderó de todo.No conozco a los líderes, solamente por nombres. Gracias a mi tío me informé de varias cosas que estaban pasando en las organizaciones y también de quienes eran los hombres más poderosos del mundo en crimen organizado.El Diablo, y Lionel. Tenía entendido que muchos les tenían a ellos, pero no estaba segura de que fueran tanto como el líder, la Bratva.—¿Y ahora qué sigue? —exclamo mi madre después de bajarnos del taxi que nos trajo a una de esas avenidas principales en una zona nocturna donde la gente no dormía, al parecer —¿Qué?, ¿te volverás una prostituta fina ahora?Miramos el edificio llamativo con letras verdes en neón con un letrero enorme que llama la atención, no solo por su tono, sino por el nombre “Dark Side Of Esmeralda.”¿Quién es Esmeralda? ¿Se refieran a una persona o solamente es un renombre sin especificación alguna?—No estamos aquí para solicitar trabajo —respondí, después de hacer a un lado mis dudas curiosas.—Supuse que al final te acobardarías —murmura, buscando algo en su bolsa —Oye niña, ¿tiraste mi cigarrillo? —me acusó sin dejar de ver en el interior de su morral.—No tire nada —dije, pero no agregué que estuve a punto de hacerlo.—Es una m****a si también te da la gana quitarme mis cigarrillos, son los únicos que me sirven en este momento —su gesto fruncido se borra cuando encuentra la caja de cigarros en su bolso. Luego de sacar uno y encenderlo, se echó su cabello oscuro hacia atrás mientras le daba una calada al puro —¿Entonces, qué haremos aquí si no es desnudarnos?Suspiré. Siempre que está en este estado se pone insoportable.—Buscaré a Jenny —le informo.—¿Jenny? —pregunto, no creo que la recuerde, muy apenas me recuerda a mí y en algunas ocasiones —No me digas que le pedirás plata prestada, mejor pídele trabajo. Con lo que te paguen podremos sobrevivir o quizás hasta darnos ciertos lujos. Mira la fachada de ese sitio —señaló el edificio oscuro —no se ve que sea una porquería, comparándolo con el de Moscú al que solía ir yo, a este le sale lo fino y hasta más.—No trabajé allí, ya te dije —comencé a moverme hacia la entrada del club.—Los que vienen aquí deben estar forrados de billetes, de esos verdes, cariño. Yo que tú lo pensaría. —Insistió mientras me siguió adentro.La música en su interior no era muy ruidosa, más bien era muy relajante, como una melodía de cuna pero seductora. Y al parecer si funcionaba. Había varios hombres colocados en asientos individuales de cuero viendo hacía enfrente donde estaba un escenario, un poco algo raro. Pues este tenía otra plataforma que se unía al escenario, pero eso no era lo más extraño, sino los tubos metálicos que estaban clavados en el suelo de esa cosa, dónde chicas se colgaban y bailaban frotando sus cuerpos contra ese metal.No es un prostíbulo o, ¿sí? Bueno, no todos los clubes donde bailan mujeres en poca ropa o desnudas, quiera decir que también acaben vendiendo su cuerpo por sexo. Jenny nunca me dijo que hiciera eso, bueno, tampoco me dijo que era un sitio donde bailaban mujeres para la vista de hombres como estos.Me detuve para examinar el lugar en busca de Jenny, mi amiga. En el instante que visualice una cabellera abundante y teñida en rojo, me enfoque en ella. Debe ser ella.Me acerqué al bar donde ella se encontraba inclinada hacia delante con ambos brazos apoyados sobre la firmeza del mostrador negro mientras conversaba con un tipo estaba de otro lado del mostrador.—No te preocupes, Jim, solo será una y nada más —alcance a escuchar que le decía al hombre que vestía con un aspecto de mesero, pero no muy exagerado a lo formal —Dame —le arrebato un vaso de cristal de la mano antes de que él se lo extendiera.—¿Jenny? —cuestione confundida, el comportamiento de la chica se me hacía inusual para que fuera ella.La chica dejó de moverse, después se enderezó lentamente y de ese modo se giró para comprobar quién le había llamado.Su gesto de confusión cambio a uno asombrado cuando me miró.—¡Natasha! —exclamó, con los ojos muy abiertos y a casi de tirar la bebida que acababa de conseguir sin mucho esfuerzo.Finalmente, he encontrado a una de las personas que planee que buscaría una vez que estuviera en esta ciudad.NATASHA—¿Has bailado alguna vez? —indagó Jenny.—¿Bailar?—Sí, trabajar bailando en un club.—Te refieres a un lugar como este —señale a nuestro alrededor.Ella afirmó con un asentimiento de cabeza.—Si, exactamente es este el sitio al que me refiero.—Nunca —respondí de inmediato —Solamente he trabajado de camarera, en bares y restaurantes. Bailar, desnudarme y tener sexo con desconocidos para conseguir algo de dinero no es lo mío. Jenny, tú lo sabes, me conoces.—Técnicamente, no es un sitio de esos dónde se tiene sexo como dices.—¿A no? — exclamé, arqueando una de mis cejas.Negó rotundamente con su cabeza.—Aquí solo se baila y ya. No tienes por qué tener contacto con los clientes si tú no lo permites o mucho menos desnudarte delante de uno de ellos.¿Existía algo así? No se miraba cómo un club de esos dónde los hombres fueran y señalarán con cuál mujer elegían para tener sexo por un rato.Después de que mi madre trabajo en un sitio donde las mujeres bailaban y ofrecían sus servi
NATASHALa adrenalina hizo que la sangre en mis venas ardiera, me encantaba como se sentía, esa sensación satisfactoria y única que se deslizaba hasta las puntas de mis dedos. Tenía ya tiempo que no corría, incluso no había tenido oportunidad de subirme a una moto, no desde que se fue mi tío de Moscú.Estaba entusiasmada, mi primera carrera en años. Esperaba no haber perdido la práctica, aunque aprendí de unos buenos maestros.Mi tío y su amigo fueron los mejores en su tiempo, y cuando pude subirme en el asiento de una motocicleta les pedí que me enseñaran a conducir. Claro que al principio se negaron, pues en ese entonces solo tenía trece años. Cuando notaron que mi interés aumentaba, en vez de desaparecer después de un par de años, mi tío finalmente dijo que sí, pero por supuesto iba a hacer bajo su supervisión. No me importó, con él detrás de mí en la misma motocicleta, pero yo a cargo del manubrio, me sentí libre.Después de ahí fue cuando supe el significado de estar arriba de un
ALESSIO¿Qué se ha creído esta niñita ardiente? No soy como ese imbécil que tiene atrás de ella. Grog es todo lo que toda mujer debería evitar, es cruel y sin un gramo de emociones agradables como para una chica como esta que tengo todavía enfrente.Si quiere jugar y bromear, pues eso le daré. A mí nadie me dice que hacer y que no, y ella no será la excepción. Aunque no podía negar que eso me atraía más de ella, primero verla en esos jodidos pantalones sumamente ajustados y esa chaqueta que mostraba más de lo debido de su piel, esa parte de arriba de sus tetas, duras y perfectas para tocarlas.M****a…Nunca me había sentido tan atraído por una mujer, ni siquiera por Kissa. Con ella siempre fue diferente, pero con esta chica era algo inexplicable, algo fuera de lo real. Una m*****a diosa ardiente de mechones rubios, que ahora podía ver notablemente. Esa cabellera larga trenzada que caía sobre su hombro izquierdo, mientras algunos otros mechones cortos se mostraban en la parte de su fren
NATASHAEsto había sido mala idea, no debí haber aceptado ese trabajo. Esa maldita ropa, si es que se le podía llamar así; estaba exhibiendo todo mi trasero. Ahora los viejos cochinos, esos, me observaban con lasciva, hasta se me revolvió el estómago con solo ver sus reacciones.—No creo que llegue a soportar tanto en este trabajo —dije después de terminar de bailar y salir del escenario. Jenny estaba esperándome del otro lado del telón — ¿Y si mejor pides que me cambien para mesera? —insistí.Mi insistencia continuaba desde que me propuso ser una bailarina del club. Por supuesto que eso era lo último en lo que había pensado dedicarme, opté hasta por servir bebidas en la barra, pero ella me dijo que ya estaban completos y que solamente contrataban hombres para ese puesto.¿Qué tenía de anormal que una mujer sirviera bebidas?—Tenlo por seguro que odiaras más el otro puesto. Siendo mesera corres más riesgo de que te metan mano por debajo de la falda, y no pienses que el uniforme cambia
NATASHAMi mirada se congeló cuando nuevamente sus ojos se hallaron con los míos. Me había atrapado husmeado entre él y su hermano.Aparté la mirada inmediatamente en el momento que reaccione. Giré para ver a Jenny, pero ya había desaparecido.¿A dónde se había ido? ¿Y por qué me dejó sola?Cuando termine de comprobar que no había rastro de ella por ninguna parte, me moví para alejarme de allí; sin embargo, alguien me detuvo.—Hey, ardiente —tiro de mi mano y me giré automáticamente impactándome contra su pecho firme —¿Primero tratas de escuchas, conversaciones ajenas y después huyes, sin antes obtener la información? —sono divertido, y no molesto.¿Acaso se ha burlado de mí?—No molestes, salvaje —sacudí mi brazo para liberarme de su agarre mientras lo fulmine con la mirada —No estaba escuchando nada. ¿Y sabes una cosa? —lo encaré antes de irme. Él arqueó una de sus cejas —No siempre serás el centro de atención de todos.—Tal vez no de todos, pero si de los que me rodean, cómo tú —se
NATASHAAbrí los ojos. No me atreví a girarme para comprobar quien había sido la persona que nos interrumpió.Eso fue lo mejor.Coloque ambas manos en su pecho y lo empuje para que retrocediera. No se le miraba la intención de alejarse de mi cuerpo. Él también tenía cerrados sus ojos y en el instante que lo toque para hacerlo retroceder, los abrió.No se inmutó ni nada por su novia, que estaba segura de que era ella. ¿Cómo es que no le da pena hacer esto enfrente de ella?—¿Alessio? —la mujer volvió a llamarlo. Continuaba sin reaccionar o no sé qué le pasaba. Sus ojos seguían fijos en los míos —¿Qué significa esto? —exigió su novia.Ninguno de los dos se molestó en verla. Nuestras miradas estaban conectadas. Él escudriñó mi cara y se detuvo de nuevo en mis labios por unos segundos.Estaba por caer devuelta en su dominante hechizo, pero la razón llegó más pronto a mi mente que cualquier otra cosa. Y está vez lo empujé más fuerte, haciendo que su pecho se separará unos cuantos centímetro
NATASHA—Admito que la mujer tiene un cuerpo espectacular, muy bien cuidado. Pero debo decir que si se le notan un poco los añitos —comente.Por supuesto, no era envida, claro que no.—Es porque se ha hecho unos arreglitos. Si es bella y todo eso; aun así, no es nada fuera de este mundo, porque no es belleza natural. Cómo la belleza de la madre de Alessio, todos dicen que es muy hermosa.— ¿Su madre? No sabía que tuviera una, le faltaron algunas nalgadas a ese niño.—Si apenas supiste su nombre ―se rio. La fulminé con la mirada ―es normal que no sepas de su vida personal, no acostumbra a mencionar su familia a personas que acaba de conocer.Bueno, eso sonó como si fuera una completa extraña. En verdad lo era, ¿qué pretendo pensando lo contrario?—Igual no me interesa saber de su vida y su familia —hice un ademán con la mano restándole importancia —Lo único que pido es no volver a cruzarme con él en ninguna parte.—Eso será imposible —añadió —Alessio casi vive en este club. Y últimamen
ALESSIO Estaba pálida, su pecho subía y bajaba agitado. Parecía cansada y sin aliento, como si hubiera corrido en un jodido maratón. ¿Qué estaba ocurriendo con ella?Salí del auto sin pensarlo, había sido un impulso mío, algo que no hacía todo el tiempo. No acostumbraba a ser alguien impulsivo, siempre reflexionaba las cosas antes de actuar, pero desde que esta chica se cruzó en mi camino, mi control se desbocaba rápido.En un segundo ya estaba de pie frente a ella. El tono de la piel de su rostro estaba casi blanco, más pálido de lo habitual. ¿Acaso había visto un fantasma?― ¿Estás bien? ― pregunté de repente preocupado.¿Qué demonios, por qué me preocupaba por una desconocida? Si seré hipócrita, ayer estuve a casi nada de besarla, si no hubiera sido por Narkissa, tal vez hubiera ocurrido lo que estaba deseando hacer. Apenas la había visto unas cuantas veces en el club, sin contar la primera vez, cuando me ganó la carrera. Es que había algo en ella que me intrigaba, pero al mismo t