Natasha tuvo que poner en práctica sus trucos hipnóticos para hacer dormir a Alexey y librarse de su ardiente atracción. Si le seguía el juego, terminaría enredada entre sus brazos, un sitio del que no saldría nunca.A la mañana siguiente, ella despertó con un fuerte sentimiento de culpa. Su egoísmo comenzaba a rozar límites.Le negaba a Alexey el placer que él tanto buscaba, pero también, le impedía alejarse de ella. No cedía de ninguna manera y lo peor era que entendía que si continuaba comportándose de esa forma, alguno de los dos saldría seriamente lastimado.—Me volviste a jugar sucio, brujita.Se sobresaltó dejando caer sobre la encimera la taza donde pretendía servirse un poco de té. Para su suerte, el objeto ni siquiera se astilló.Alexey había aparecido de forma repentina en la cocina, aproximándose mucho a ella sin que lo notara, y le habló al oído con una voz cálida y envolvente que tiraba abajo cada una de sus barreras.—No hagas eso, sabes que no me gusta —se quejó, contr
Sus malas decisiones las pagó con la sangre y con la vida de varios de los que habían confiado en él. Alexey no podía repetir esos errores. No iba a ser como Ezael.Los humanos, a diferencia de los demonios y de los disciplinados ángeles, no tenían que vivir en medio de carencia y limitaciones para servir como un ejército eficiente.Los humanos tenía emociones, y si estas no estaban equilibradas, ellos jamás funcionarían con efectividad.Mudarse a ese pueblo para garantizar algunas comodidades le daría a su gente seguridad de espíritu. De esa forma, estarían dispuestos para la batalla.Ahora le faltaba conseguir los recursos que avalaran un buen entrenamiento y para eso se dirigía de nuevo a la agreste tundra, en busca de ese «algo» que podía ofrecerles a Drake y a Borya para unirse.—¡Yuri! ¿Cómo llevas la herida? ¿Caminas bien?Un sujeto alto, de piel negra y cuerpo robusto se apartó de las cajas que supervisaba dejando que dos jóvenes Even las llevaran hasta el helicóptero apostado
Alexey alzó sus binoculares y vio que intentaban mover unos de los carros. Sintió una gran curiosidad por saber a dónde lo dirigirían.—¿Cruzaran la montaña con él arrastras? —indagó Ivanov sin dejar de vigilar.Alexey comenzó a estudiar el suelo, siguiendo las marcas de los carros marcadas en la nieve. Fue así como pudo notar algo inusual en el paisaje.A simple vista, por culpa de la blancura uniforme de la nieve, no se advertía que una de las colinas tenía una especie de corte horizontal, como si un brazo de tierra y piedra sobresaliera de ella hacia un lateral.Quizás, era la entrada a una cueva natural o una perforación hecha por manos humanas. La nieve hacía que todo el espacio se viera igual, blanco, sin que el ojo humano, sin verdadera atención, notara la diferencia.Era evidente que allí escondían las cajas.—Bien, este es el plan —dijo y enseguida se giró hacia el grupo para explicarles la manera en que burlarían la seguridad de ese campamento y se introducirían en esa cueva
Natasha se dirigió a la banya ubicada en un lateral del patio de la cabaña. Aquella construcción era una versión rusa del sauna, que algunos lugareños se daban el placer de tener en sus casas.Ella no quiso desaprovechar aquel pequeño lujo. No se daba un cariñito desde hacía más de año y medio, cuando entró en las filas de Ezael.Si no disfrutaba de la vida, entonces, ¿para qué luchaba por conservarla?Desde hacía una hora había encendido la estufa abierta que reinaba en el centro del cuarto de madera y calentaría las piedras volcánicas, y las hierbas, que ella ya había dispuesto.Se quitó la bata dejándola cerca de la puerta, junto con sus botas y su espada. En esos saunas era común estar desnudo, pero ella se había dejado puesta la ropa interior, aunque eligió la más diminuta y de tela más delgada.Vivía con miedo desde hacía mucho tiempo, con temor a ser atacada de forma repentina, por eso no dormía desnuda y cuando se bañaba, siempre tenía su ropa y un arma a la mano para defender
Una hora después, Natasha estaba en la cocina terminando el emplatado de unas shashlik, brochetas marinadas de carne de vaca y pollo asadas con jugo de limón, aceite de oliva y otras especias, que acomodaba sobre una cama de ensalada de lechuga y tomate como si fuera a presentársela a algún zar ruso.Aún estaba súper nerviosa y canalizaba su inquietud con la delicada presentación del plato.—¡¿Cómo ha estado el día?!El saludo repentino y brusco de Alexey casi le hace tirar la comida al suelo. Se giró para regañarlo con la mirada, conmoviéndose con su sonrisa infantil de «no he hecho nada malo».El chico se apartó hacia la tía de Natasha para saludarla también, la mujer se hallaba sentada en un rincón de la habitación desbaratando cortezas en un bol. Como respuesta, le torció los ojos con desprecio y lo ignoró.—¿Hoy desbordamos alegría? —aportó con socarronería. Natasha le advirtió con una mueca que dejara las provocaciones.La tía, en medio de un suspiro sonoro, se levantó para camb
Drake y Borya organizaban, dentro de la oficina del mitad bestia, toda la información que habían obtenido de los demonios impuros sobres las actuales ubicaciones de cada uno de los demonios superiores.Yelena y Anna se encontraban en las montañas que rodeaban la propiedad de Drake en Blaye, Francia, un viñedo asentado en un antiguo puerto medieval que en el pasado había servido de fuerte ante las guerras. Las jóvenes entrenaban con el manejo de armas de fuego y con cuchillos.Los dos hombres estaban tranquilos, porque la protección que habían colocado alrededor del terreno abarcaba parte de las montañas.De esa forma las chicas podían ejercitar sin ser sorprendidas por ningún enemigo mientras ellos trabajaban concentrados en la difícil tarea que tenían entre manos.Sin embargo, la paz se les rompió cuando Frederick, el mayordomo inglés de Drake, apareció para hacerles llegar un anuncio.—Señor, hemos tenido una invasión por el lado oeste de la propiedad.Drake y Borya empalidecieron,
—Ya te dije que ella está dispuesta a colaborar —expuso Alexey ignorando la mirada salvaje que le dirigió el demonio—. Dime qué debe hacer y lo hará. Si no tiene que moverse de Kamchatka, mejor.—Tenemos que llegar hasta Abrahel y necesitamos de protecciones.—¿Abrahel? Y eso, ¿para qué?—Es una demonio fácil de manipular y podría ayudarnos a conseguir las piedras del destino para destruirlas.Alexey rio con poca gracia.—Si no lo recuerdan, fue Abrahel quien impidió que Anna y Natasha se encontraran, y empujó a Yelena hacia Belfergor, solo porque está mal de la cabeza.—Eso lo sabemos —respondió Drake con la mandíbula apretada—, pero porque está mal de la cabeza es que puede ser útil.Los demonios superiores la han utilizado a su antojo para alcanzar sus fines, se siente traicionada, y tiene un amor tóxico por Lucifer que nos podría beneficiar.Alexey detuvo la función de masaje y colocó el sillón en posición correcta para escucharlos con mayor atención.—Explíquenme mejor, tengo a u
Alexey llegó a la cabaña que compartía con Natasha en Esso sintiendo en su cuerpo todo el cansancio que había acumulado en año y medio metido en una absurda pelea entre ángeles y demonios.Aquel día había recibido más información de la que sus hombros podían soportar. Lo peor, era que todas ellas le exigían un grado de responsabilidad que comenzaba a asustarle.Mientras vivía en Volgogrado, siendo un estúpido irresponsable que no se cansaba de darse golpes contra la vida para fingir una libertad que no poseía, se mantuvo al margen de todo ese problema.Sabía que existían los demonios, llegó a ver a muchos en las cercanías acabando con las propiedades de sus vecinos y allegados, pero cuando se cruzaron en su camino comprendió la magnitud de su peligrosidad.Su familia había sido lo que podía considerarse una «familia normal», un grupo de personas unidas por la sangre, más no por los sentimientos, que tuvieron la suerte de tener un padre y un abuelo sumergidos en el mundo de la industri