Greta
No sé qué sucede conmigo, pero estoy ligada a tener mala suerte de por vida. Cuando mejor me sentía y podía decir que estaba siendo muy feliz en los brazos de un "buen" hombre, la realidad me golpea con todas sus fuerzas.
Connor me mintió durante dos largos años. ¿Cómo fui tan tonta y no me di cuenta antes que tenía esposa? Supo envolverme, jugar conmigo y verme la cara de estúpida, pero que ni crea que seré el segundo plato a elegir. Lo odio, aunque mi corazón dice quererlo.
Por más que quiera olvidar todo lo que vivimos y sus falsas palabras, es imposible. Incluso siento que todo eso se afianza a mi mente con mayor fuerza para torturarme. Fueron dos años en los que creí estar en lo más alto del cielo. Dos años de mi vida que no son fáciles de olvidar. Ahora solo soy la zorra que pretendía acabar con un matrimonio hermoso, la que quería quedarse con el director de la universidad y la sinvergüenza que abrió las piernas para conseguir un trabajo como profesora siendo tan solo una recién graduada.
—No permitas que Connor arruine tu vida. No entiendo lo doloroso que debe ser para ti, pero debes salir adelante.
—Sé que debo salir adelante, Jana. Créeme que no me voy a echar a la pena por un hombre, solo que duele y me molesta. Todos me odian y me señalan como si fuesen perfectos. Dejé de ser la deseada para ser la puta. Incluso los estudiantes riquillos se han atrevido a ofrecerme dinero a cambio de una noche. Mi vida es una completa m****a —suspiré, recargando mi cabeza sobre el hombro de mi mejor amiga—. Yo no lo sabía, te lo juro. Jamás me involucraría adrede en un matrimonio.
—Lo sé, mi reina. Yo te conozco más que nadie y sé que no eres eso que dicen por los pasillos de la universidad.
—Gracias por creer en mí, estar a mi lado y ayudarme a salir de esta.
—¿Para qué crees que están las amigas? No me gusta verte triste. ¿Por qué no salimos hoy? Necesitas distraerte y olvidar por un segundo toda esta m****a.
—No tengo muchas ganas de salir.
—Vamos, Greta. Casi nunca te lo pido. Sabes que no me gustan los bares ni nada que tenga que ver con el alcohol, pero a ti sí. Y por ti me sacrifico a ir a uno.
Sus palabras me hicieron reír. Limpié mis lágrimas y la abracé con fuerza, agradeciendo por tenerla conmigo. Jana es mi mejor amiga, la única persona sobre este mundo que ha estado a mi lado en las buenas y en las malas. Conoce todo de mí, así como sé todo de ella.
—Agradezco que quieras hacer el sacrificio, pero no hace falta. Quiero quedarme aquí y ver una película con mi mejor amiga.
—De acuerdo, pero que sea de terror. No vamos a comernos la cabeza con una de romance.
—Lo que sea, con tal de que no me haga recordar a ese cabrón.
***
Estaba tratando de desconectar mi mente y enfocarme en la película que escogió Jana, pero es imposible cuando en las cuatro paredes de mi habitación existen tantos recuerdos. Me asfixia estar aquí, debí aceptar la salida en lugar de quedarnos a simular que todo está en orden y que los recuerdos no me afectan.
—Iré por helado —me levanté de la cama y fui a la cocina, excusándome para que mi amiga no vea mis lágrimas.
Me recosté por la barra de la cocina y lo maldije una y otra vez. Connor fue el desgraciado mentiroso que no respetó a su esposa y su familia, yo no tengo por qué sentir culpa alguna. Jamás me metería con un hombre casado, porque por mucho tiempo vi como mis tíos se hacían daño ellos mismos al involucrarse con otros.
«Pero inconscientemente ya te metiste con uno».
Ahí estaba mi subconsciente de nuevo, haciendo más mella en la herida.
—Hijo de...
Mi ola de insultos quedaron en el aire tras el toque en mi puerta. Fruncí el ceño, pensando en quién podría ser a esta hora. Jana está aquí y nunca recibo visitas de otros, por lo que pensar que se trate una vez más de él, la rabia y el dolor me gobiernan.
Me acerqué a la puerta, decidida a mandarlo una vez más a la m****a, pero me quedé con la perilla en la mano al ver a una mujer muy bonita frente a mí. Es la segunda vez que la veo y me sigue revolviendo el hecho de que sea la esposa de quién decía amarme.
—¿Qué hace aquí, señora? Creí que había sido clara la última vez.
—Conozco a Connor...
—Si va a hablar de la m****a que es su esposo y que es mi culpa, ahorre saliva y vuelva a su casa.
—No es la primera vez que me engaña, pero sí es el primer engaño que es diferente.
De mí escapó una descontrolada risa.
—Por supuesto que cada engaño es diferente. Mire, señora, no quiero saber nada más de ustedes. Váyase de mi casa y no regrese más por aquí.
—Connor se enamoró de ti.
Todo mi cuerpo se tensó. La mujer frente a mí no tiene culpa de nada, solo es una tonta por quedarse junto a un hombre que no la respetará nunca. Pero que ella me diga eso es muy desagradable. Ese bastardo no tiene corazón alguno.
—¿Qué está esperando que le diga, que voy a pelear por el amor de su esposo? A diferencia suya, yo sí me valoro como mujer y tengo clarísimo que un segundo plato no es el lugar que yo me merezco, de la misma forma en la que usted debe saber que ser el principal no la hace el único. Vuelva a su hogar, con su familia perfecta y su buen esposo y siga siendo la esposa que se aguanta todo y finge que todo es maravilloso y color rosa. A mí déjeme en paz.
Un fuerte aplauso me hizo girar la cabeza hacia el lado derecho. Un hombre muy atractivo me veía con una sonrisa sin dejar de aplaudir y de hablar en un idioma que no entendía ni un poco.
—¿Es retrasado mental o qué m****a? ¿Por qué aplaude? Y por si las moscas, su madre, cabrón.
Una risita ronca me hizo mirar al hombre junto al retrasado mental. Si el payaso era atractivo, el que reía sin dejar de mirarme era el doble. Por supuesto que son de esos hombres que son el pecado hecho de carne y hueso. Muy alto, atlético, mirada avasallante, sonrisa mortal y un aura atrayente.
—Estamos complacidos de ver a una belleza defender el lugar que merece y no el que algún imbécil quiera darle. Este retrasado no está diciendo nada malo.
—Todo lo contrario, linda, te estoy diciendo cosas muy buenas.
Y rieron juntos, haciéndome enojar más de lo que me encontraba.
Su acento es muy marcado, extraño y sexual, pero no logro saber de dónde son.
—¿Saben dónde pueden meterse las palabras que no les pedí? Sí, a donde no les llega el sol. ¿Quiénes se creen ustedes para pararse frente a mi puerta? Largo de aquí antes de que llame a la policía. Y usted, señora, no vuelva más por aquí. No quiero saber nada de su marido, así que puede estar tranquila, porque jamás volvería a involucrarme con él sabiendo que tiene un matrimonio tan bonito y perfecto. Y le daré un consejo de gratis, aprenda a valorarse y quererse, porque ese hijo de perra nunca dejará de montarle cacho.
Cerré la puerta con fuerza en las narices de la mujer y me recosté de espaldas a esta, lo que asustó a Jana que no tardó en salir de la habitación y envolverme en sus brazos. No quería llorar, pero ahí estaba, rompiéndome poco a poco mientras deseaba morirme y que nada de esto me afectara por más tiempo.
M*****a sea, ¿acaso no puedo tener un poco de paz en mi mísera vida? Esta señora solo vino a arruinar mi noche y este par de imbéciles sexis solo me irritaron más. Quiero calma, olvidarme del mundo, sobre todo, de que entregué mi corazón al hombre equivocado y ahora estoy sufriendo por sus mentiras.
No es fácil hacerte la dura y como que nada ha pasado ni te puede afectar mientras por dentro estás rota y quisieras solo desaparecer, pero no puedo echarme a la pena y dejar que todos esos malos comentarios me destruyan más de lo que me encuentro. Es injusto que solo me señalen a mí, cuando él es el principal culpable y el deshonesto.No tuve más opción que ponerme una careta de frialdad y hacerle frente a toda esta situación tan indeseable y fastidiosa, siguiendo con mi vida con la cabeza en lo alto porque no fui yo quien cometió el delito. Aunque mi nombre lo muraran los pasillos de la universidad.Jana ha sido mi paño de lágrimas, lo que agradezco porque sin ella, sobrellevar toda esta situación sería más difícil.Hace mucho tiempo no me sentía así de indispuesta e incómoda, pero hacer de oídos sordos es la única salida que tengo a la mano. Todo el trabajo que he hecho es como si no valiera de nada. Los estudiantes e incluso algunos profesores aseguran que, de no ser por mi bellez
HoldenJamás me había sentido tan feliz en la vida como hoy. Luego de tanto soñar en este día, al fin se hizo realidad. Tener una vida normal, lejos de las armas y del peligro constante era lo que siempre había querido desde muy temprana edad. Pero no pensé que sería tan feliz al estar frente a una clase, compartiendo con otras personas lo que aprendí por años. Todavía puedo sentir la euforia recorrer todo mi ser. Todo está saliendo tal cual lo imaginé y nada ni nadie puede apañar esta felicidad que ahora me gobierna.De una manera extraña, pero muy a la defensiva, trato de llevar una vida normal. No es fácil dejar de lado un mundo donde siempre tenías que estar precavido y alerta, cuidando de tus espaldas al tiempo que veías hacia adelante, más no imposible. Poco a poco me acoplo a la rutina de las personas corrientes y me convierto en uno más de ellos.Pero la desconfianza siempre será parte de mí. Crecí con el pensamiento de que no existen las casualidades, por ende no puedo dejar
GretaHolden, mi vecino y compañero de trabajo tiene algo que no me termina de gustar. Es extraño que justamente trabaje en la misma universidad que yo y viva a mi lado. Las casualidades no existen y soy fiel creyente de aquella frase, o eso era lo que mi padre solía decir constantemente que quizás se me quedó muy grabado en la cabeza y solo es mi paranoia jugando en mi contra. Mientras él no se entrometa en mi vida ni yo en la suya, nada tiene por qué ir mal, ¿verdad?Salí como cada mañana con mi botella de agua, lista para hacer mi rutina diaria de ejercicios y me quedé un momento por el corredor mientras me ponía los audífonos y le daba play a la música. Pero me llevé la gran sorpresa de ver a mis vecinos salir juntos de su apartamento, vistiendo deportivos al igual que yo.«¿Acaso serán solo amigos o una pareja», me pregunté, viendo la manera en que esas musculosas quedaban brutales en sus cuerpos y sus brazos llenos de plomo lucían tan grandes.—Buenos días, vecina —saludó el rub
Desde que bajé un poco la guardia con mis vecinos, debo admitir que todo ha sido diferente y hasta podría decir que es divertido. Ellos son bastante elocuentes, pero todavía tienen algo que me hace desconfiar. No sé si todavía se sigue tratando de mi paranoia o es mi sexto sentido el que quiere advertirme de algo.En vista de que tuve que dejar mi auto en el taller, Holden se ofreció a llevarme y traerme de vuelta a casa, ya que trabajamos y vivimos en el mismo lugar. El ambiente con él es raro y me hace sentir un poco en tensión. Su mirada es demasiado poderosa, aunque yo trato de no dejarme amilanar por él.Me he topado un par de veces con Connor, pero agradezco que Holden estuviera ahí para no quedarme a solas con él. Su insistencia me está cansando. No entiendo para qué me sigue buscando la vuelta si él ya tiene una vida hecha y un matrimonio que cuidar.No salgo de un chisme para enredarme en otro. Ahora no solo soy la oportunista que se metió en las sábanas del director, sino ta
—No puedo creer que hayas bebido hasta el amanecer con tus vecinos, con esos mismos hombres que tanto has insultado y según tú te caen peor que una patada en los ovarios —se quejó Jana, dejando encima de la barra un vaso con agua y la aspirina burbujeando—. ¿No era que nunca más ibas a dirigirles la palabra?—Te has perdido de mucho esta última semana que no has venido y has estado como esclava trabajando —me burlé e hizo una mueca de desagrado—. Ya no me caen tan mal. Resultaron más divertidos e interesantes de lo que pensé.—¿Y qué pasó?—¿Qué pasó de qué o qué? —me bebí todo el contenido de un solo trago y me recosté por la barra.—Pues qué pasó con ellos —obvió, rodando los ojos—. Aunque lo niegues, sabes que ambos te llaman la atención.—Los dos, ¿eh? —reí, negando con la cabeza—. Son muy atractivos y no vamos a negar que están para hacerles lo malo y lo bueno, pero es mejor mantener las distancias. Hablamos de lo miserable que es la vida sin ahondar en los problemas del otro. Pa
HoldenHace muchísimo tiempo creí que mi hermana y mi mejor amigo se gustaban y terminarían juntos, por lo que verlo tan interesado en la amiga de Greta me ha parecido muy extraño, pero hasta cierto punto bueno, ya que Blair y Tanner serían una combinación peligrosa y mortal.¿O tan solo eran imaginaciones mías y entre ellos nunca hubo nada más que amistad?A Tanner le sucede lo mismo que a mí, muy pocas veces una mujer le ha llegado a llamar la atención hasta el punto de llevarla a la cama. Aunque no es como si eso sucediera muy seguido, ya que mi hermano mayor no permitía que alguna mujer pusiera un pie en la mansión. Tuvimos rollos momentáneos, algo breve que no pasó más allá de sexo vacío y sin compromiso en algún club o asociación. Pero jamás un gusto que abarcara palabras más profundas y no solo un acto de meter y sacar.Greta Scott, como me encanta esa rubia de ojos mortalmente seductores y curvas potentes. Jamás una mujer me había atraído con tanta fuerza como ella. No solo s
Observé con atención a Tanner, de nuevo se encontraba sumido en sus pensamientos, pero esta vez mantenía la vista fija en su teléfono. Es difícil saber lo que piensa cuando no tengo ni la menor idea de lo que le está afectando.—¿Y bien? ¿No piensas decirme cómo te fue en la cena que tuviste con Jana? —volví a preguntar, dándole un manotazo en la cabeza para llamar su atención y se quejó—. ¿En qué piensas?—En nada —suspiró—. ¿Por qué me golpeas?—¿Por qué estás tan distraído?—No estoy distraído, estoy pensativo que es una cosa muy diferente —mintió, dejando su teléfono de lado—. Vinimos a hacer una nueva vida para olvidar de donde somos y ya estás pensando en cagarlo todo por una mujer. Debo admitir que me sorprende que estés perdiendo la objetividad por esa rubia. Greta es preciosa y no vamos a negar lo que ambos hemos pensado de ella, pero ¿crees que llevarla a la cama justifica y vale la pena lo que piensas hacer? Ya escapamos lo suficiente para seguir haciéndolo, Holden.—Eres u
GretaDespués de la decepción que me llevé con Connor, me prometí no volver a caer en los juegos de ningún hombre por un buen tiempo, pero no ha pasado ni un mes y ya estoy devolviéndole la pelota a Holden con la misma fuerza.Me entretiene, no lo voy a negar. Sus comentarios en doble sentido despiertan en mí algo que ningún otro hombre ha podido; un interés muy feroz, capaz de hacerme desearlo con una intensidad brutal. Su cercanía me embriaga y me deja hecha un desastre. Y sus labios tienen la capacidad de nublar mi sensatez. No me ha besado, pero sí se ha atrevido a rozar su boca por mi cuello u oreja y esa sensación de cosquillas y calor nunca la había sentido antes, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo hasta situarse en el medio de mis piernas y bombear con una lentitud que está empezando a enloquecerme. He soñado incluso con los ojos abiertos la manera en que sus grandes y cálidas manos recorren toda mi piel y me somete a recibir todo de sí.Ese condenado está jugando con mi