Tamara Duval.
Si estas esperando a una chica tímida y miedosa; una chica linda y fresa, pues estás equivocado.
Mi nombre es Tamara Duval y vivo en Medellín. Acabo de pasar a mi último año de instituto —y gracias a dios—.
No tengo familia aparte de mi padre: José Duval. Mi madre murió en un atentado contra mi padre cuando yo tenía ocho años. No tengo familiares por parte de mamá, ya que ella era huérfana. Mi padre fue rechazado por su familia al enterarse de su trabajo.
No tengo amigos.
No tengo novio.
No tengo conocidos.
No tengo vida social.
Normalmente estoy metida en la finca leyendo libros o cocinando.
Tengo algunos pasatiempos, pero me gusta hacerlos cuando mi padre está presente.
Todo iba bien, hasta que lo conocí. Él no podía dejarme en paz, solo debía alejarse y ya, pero decidió ser persistente y yo decidí ser débil.
Ese 18 de enero del 2018, fue el inicio de mi verdadera historia.
Mathias Pérez.
Si esperas a un bad boy o a un playboy, pues ese no soy yo.
Mi nombre en Mathias Pérez, vivía en Bogotá, pero mis padres decidieron que nos mudaríamos a Medellín. Acabo de pasar a mi último año de instituto y estoy muy emocionado, realmente quiero empezar la universidad.
Tengo una hermosa familia, mi madre es una mujer cariñosa y atenta, aunque cuando se enoja es mejor ponerse a rezar: María Pérez. Mi padre es un hombre estricto, pero divertido, es un poco gruñón cuando no está en confianza, pero luego es mejor que te prepares porque te lloverán burlas hasta por el color de tus ojos: Mario Pérez. Mi hermano mayor es un poco malhumorado, y siendo sincero no nos llevamos muy bien, pero es una buena persona y lo quiero mucho: Emiliano Pérez.
Mi vida no era normal ni monótona, pero podía decirse que no tenía problemas graves, hasta que la conocí a ella. Tan hermosa como una rosa, tan misteriosa como El triángulo de las Bermudas. Yo quería conocerla, quería saber porqué estaba tan sola, mi curiosidad me llevo a meterla en problemas.
No me arrepiento de haber sido persistente, de haberme decidió a enamorarla; de lo único que me puedo arrepentir, es de haberlos llevado hasta él.
Nuestra historia comienza, un 18 de enero del 2018.
TAMARA.10 de enero.—He luchado en vano. Ya no puedo más. Soy incapaz de contener mis sentimientos. Permítame que le diga que la admiro y amo apasionadamente.No importa cuántas veces lea Orgullo y prejuicio, el señor Darcy siempre me impresionará. En esta parte, me provoca golpearlo por la manera en la que se le declaro a Elizabeth, sin embargo, no puedo dejar de amarlo por dejar a un lado su orgullo y hacerle frente a los prejuicios.Por otro lado, le doy todo mi apoyo a Elizabeth, fue valiente y defendió su postura. En ese momento ella no estaba enamorada de Darcy —o quizá sí, solo que era difícil admitir que estaba enamorada de un hombre tan orgulloso—, y gracias al cielo porque si no, no existirá esta historia.El sonido de varios autos deteniéndose me saca de mi análisis. Volteo mi rostro p
TAMARA.18 de enero.Hoy es el primer día de clases. Hace aproximadamente una semana fui al instituto y recogí mis horarios.Quedé en la misma sección de siempre. Con los mismos ineptos de siempre. Con las mismas miradas extrañas de siempre. Lo bueno es que quede con la misma profesora de física de siempre, ella es buena y me cae muy bien.Bajo las escaleras rápidamente, voy con tiempo, pero me gusta llegar temprano, así escojo mi asiento.Paso por la cocina para tomar una manzana, me encuentro con una nota pegada en la puerta del refrigerador.Ara, tuve que irme muy temprano a la cocina, disculpa no poder desearte buena suerte en persona, aunque no la necesitas.Te quiero mucho, hija, ten un buen día.Papá.No me decep
TAMARA.Después de mis clases voy a la finca con mano derecha, que al parecer será mi chófer, otra vez.Bajo de la camioneta al llegar a la finca. Entro a la casa para encontrármela completamente vacía, lo cual no me extraña.Cuando papá va a la "cocina" siempre llega tarde.Espero a Mano derecha en la sala.—¿Todo está bien, señorita? —me dice al verme en la sala. Lo miro con los ojos entrecerrados.—¿Cuando dejaras de decirme "señorita"? —él deja ver una pequeña sonrisa.—Cuando usted pierda la apuesta, señorita —enfatiza la última palabra.—¿Por qué no pierdes y ya? Me estoy cansando de esta apuesta, llevo 18 días sin comer chocolate ¿Quieres que muera por falta de dulce? —me mira con fastidio, yo me cruzo de
TAMARA.19 de enero.—¡Ara, baja de una vez! —escucho el grito de mi padre cuando llego a las escaleras.Puedo ver a mano derecha situado a un lado de mi padre.—Tranquilo Duval, tenemos tiempo de sobra —le dice Mono a mi padre.—Exacto papá, ya cálmate —apoyo a Mano derecha.—Es que quiero saber cómo te fue ayer, antes de que te vayas —termino de bajar las escaleras y lo saludo con un beso en la mejilla, una que ya tiene unas cuantas arrugas.Mi padre tiene 50 años, es un hombre alto, pero un poco pasado de peso, lo que lo hace ver un poco bajo. Tiene ojos marrones, cabello negro con algunas canas, nariz ancha, pero recta; cejas delgadas, lo cual es raro ya que los hombres casi siempre las tienen pobladas. Viste con un traje sin corbata, siempre ha sido así, le gusta verse elegante.—Me fue bien, casi me castigan por llegar tarde, pero todo bien —le sonrío.—¿Por qué llegaste tarde?—El au
TAMARA.Camino con papá entre las personas que se encuentra —invadiendo— en el patio.Llegamos a un mesa redonda, dónde se encuentran 3 personas de las cuales conozco a una.Camino con la cabeza en alto y la espada recta, tienen que verme segura.Al llegar, Choto me muestra una gran sonrisa, una sonrisa amarilla y de dientes torcidos. Hago una mueca de asco.—Señores, les presento a mi bella hija Tamara —papá sonríe orgulloso.—Hola —saludo.—Mucho gusto Tamara, soy Franklin —se presenta un hombre que le cuesta un poco pronunciar las palabras.Está sentado, pero se nota que es muy alto, su cabello es color marrón y no tiene canas. Tiene algunas arrugas, por lo que es un hombre mayor, de unos 40 años.Se levanta y me extiende su mano, la estrecho y le doy una sonrisa forzada.—Y yo soy Dowson —se apresura a presentarse el otro hombre.Es muy bajo, hasta parece un pitufo. Es completamente cal
TAMARA.24 de enero.Me despierto con un pequeño dolor de cabeza, debe ser por la rabia que agarre ayer. Abro y cierro los ojos inmediatamente, la luz del sol entra por la ventana y me pega en los ojos. Vuelvo a abrirlos y examinó mi alrededor, creí que Sofía se había dormido conmigo.Ayer después de que Mano derecha me dijera lo que pasó con el sujeto, me quedé hablando hasta muy tarde con Sofía y nos quedamos dormidas.Al aclarar mi vista puedo identificar una carta en la cama. La abro.Tuve que irme a llevar a las niñas y ver cómo está mi padre.En la tarde vendré, en caso de que no me quieras ver solo envía un mensaje.Esa a la que no le quieres decir amiga, Sofía.Sonrío por lo último que puso. Nunca he querido decir que es mi amiga, aunque solo hayamos empezado a hablar desde hace un año.No puedo decir que ella es mi mejor amiga, pero es con
TAMARA.10 de febrero.—Tamara —me llama—, oye —lo sigo ignorando—. No me ignores, sé que me escuchas —susurra, me muerdo la mejilla interna tratando de calmarme.Desde que empezó esta clase ha estado fastidiándome, no sé qué le pasa hoy, pero es mejor que empiece a controlarse.—¿Me vas a ignorar?—Joven Pérez y compañía, o dejan de hablar o los mando a castigos —nos riñe la profesora de química, lo miro con furia.Es la primera vez que nos regaña, pero ya nos estaba echando miraditas de advertencia.Mathias toca mi brazo, tomando una gran respiración volteo a verlo.—¿Qué? —le susurro con los dientes apretados, miro al frente verificando que la profesora este distraída.Pone su codo en la mesa y recuesta su cara en la mano, suspira.—¿Me vas a dar tus ojos? —volteo a verlo.Mi rostro debe ser un poema, lo miro incrédula, ¿Para eso me estaba fastidiando?—¿Has ido a un psicólog
MATHIAS.Trato de controlarme mientras la veo irse, no puedo quedar como un tonto.Cuando el taxi se pierde entre el tránsito lo dejo salir.—¡Sí! —subo y bajo mi brazo en signo de victoria.Tengo una amplia sonrisa, que podría dividir mi rostro en dos; sonrío con alegría y satisfacción. Por fin logré acercarme a Tamara.He tratado de acercarme a ella durante estas últimas semanas, pero era casi imposible. Cuando trataba de sacarle conversación solo respondía con monosílabos o simplemente no me respondía, cómo solía hacer la mayoría del tiempo, estaba a punto de tirar la toalla y rendirme. Pero hoy, por fin, pude ganar una batalla, pero no la guerra; aún queda mucho camino que recorrer con ella y, ahora que sé que puedo lograrlo, lo recorreré.Para ser sinceros la realidad es que hoy no iba con la intención de ganar puntos. Fue algo impulsivo y, cuando creí que me rechazaría, estaba a punto de arrepentirme.Hoy desperté con