TAMARA.
10 de febrero.
—Tamara —me llama—, oye —lo sigo ignorando—. No me ignores, sé que me escuchas —susurra, me muerdo la mejilla interna tratando de calmarme.
Desde que empezó esta clase ha estado fastidiándome, no sé qué le pasa hoy, pero es mejor que empiece a controlarse.
—¿Me vas a ignorar?
—Joven Pérez y compañía, o dejan de hablar o los mando a castigos —nos riñe la profesora de química, lo miro con furia.
Es la primera vez que nos regaña, pero ya nos estaba echando miraditas de advertencia.
Mathias toca mi brazo, tomando una gran respiración volteo a verlo.
—¿Qué? —le susurro con los dientes apretados, miro al frente verificando que la profesora este distraída.
Pone su codo en la mesa y recuesta su cara en la mano, suspira.
—¿Me vas a dar tus ojos? —volteo a verlo.
Mi rostro debe ser un poema, lo miro incrédula, ¿Para eso me estaba fastidiando?
—¿Has ido a un psicólog
MATHIAS.Trato de controlarme mientras la veo irse, no puedo quedar como un tonto.Cuando el taxi se pierde entre el tránsito lo dejo salir.—¡Sí! —subo y bajo mi brazo en signo de victoria.Tengo una amplia sonrisa, que podría dividir mi rostro en dos; sonrío con alegría y satisfacción. Por fin logré acercarme a Tamara.He tratado de acercarme a ella durante estas últimas semanas, pero era casi imposible. Cuando trataba de sacarle conversación solo respondía con monosílabos o simplemente no me respondía, cómo solía hacer la mayoría del tiempo, estaba a punto de tirar la toalla y rendirme. Pero hoy, por fin, pude ganar una batalla, pero no la guerra; aún queda mucho camino que recorrer con ella y, ahora que sé que puedo lograrlo, lo recorreré.Para ser sinceros la realidad es que hoy no iba con la intención de ganar puntos. Fue algo impulsivo y, cuando creí que me rechazaría, estaba a punto de arrepentirme.Hoy desperté con
TAMARA.20 de febrero.El tiempo pasa, pero no me puedo percatar de lo que sucede a mi alrededor, solo sé que vamos en un auto directo al lugar que me hace llorar cada vez que lo visito.Pasamos algunos árboles y casas también.Muerdo una de las varillas de los lentes de sol, es una mala maña que ya se me quedó.Cuando visualizo nuestro destino cierro los ojos, apretándolos fuertemente. Respiro varias veces mientras Mano derecha estaciona el auto.Tomando valor abro la puerta y me bajo del auto, no sin antes tomar la carta.Me acomodo el vestido negro, que siempre traigo, de manera que no se me vaya a levantar. Hoy está haciendo un poco de viento.Me coloco los lentes y camino hacia el vendedor de flores que siempre está en la puerta del lugar. Le compro unos girasoles, los mismos de siempre, y le pago.Entro al lugar,
TAMARA.01 de marzo.Esto no me gusta, no me gusta para nada. Además ese olor es horrible, tanto sudor junto es repugnante. ¿Para qué tengo que hacer esto? Igual siempre paso deporte con los puntos extras.Estoy como a 10 pasos del grupo femenino, mientras que el grupo masculino ya me va a pasar, otra vez. Mi respiración es un desastre y estoy muy sudada.El profesor no me quita la mirada de encima, como si supiera que por mi cabeza pasa la idea de detenerme y que se frieguen todos.—¡Duval! —grita—, ¡Si te detienes vas hacer 3 vueltas más! —hay no.Es mejor obedecerle porque cumple sus advertencias.El grupo de chicos llega hasta mi, genial dirá algo otra vez.—De verdad que eres lenta —le enseño el dedo medio a Mathias, me cansaron sus burlas sobre mi velocidad. Ríe fuertemente.El g
TAMARA.15 de marzo del 2008.Mamá me lleva a la playa como todas las noches, me gusta ver la luna reflejada en el mar, es hermoso.—¿Mami? —balanceo nuestras manos unidas.—Dime, Ara —me ve desde arriba.—¿Papi vendrá? —nos detenemos, ya no me está viendo, ahora ve hacia el mar.—Sí, pero llegará un poco tarde.—¿Lo esperamos para cenar? —hace una mueca de desagrado que me hace reír.A mamá y a mí no nos gusta esperar por papá para cenar, a veces llega muy tarde y ni siquiera cena.—Mejor comemos y lo esperamos para el postre ¿Si? —asiento muchas veces.Caminamos un rato más por la playa, pero luego le digo que quiero sentarme a ver el mar, ell
TAMARA.15 de marzo del 2008.Mamá me lleva a la playa como todas las noches, me gusta ver la luna reflejada en el mar, es hermoso.—¿Mami? —balanceo nuestras manos unidas.—Dime, Ara —me ve desde arriba.—¿Papi vendrá? —nos detenemos, ya no me está viendo, ahora ve hacia el mar.—Sí, pero llegará un poco tarde.—¿Lo esperamos para cenar? —hace una mueca de desagrado que me hace reír.A mamá y a mí no nos gusta esperar por papá para cenar, a veces llega muy tarde y ni siquiera cena.—Mejor comemos y lo esperamos para el postre ¿Si? —asiento muchas veces.Caminamos un rato más por la playa, pero luego le digo que quiero sentarme a ver el mar, ell
MATHIAS.10 de marzo.—Mamá, no le eches tanta sal —le digo por encima vez.Es tan frustrante intentar enseñarla. Lo hemos intentado varias veces, pero no aprende, sin embargo, ella quiere seguir insistiendo. Yo no digo que no insista, está bien que intente aprender, pero ¿Tiene que hacernos comer su comida? Hace unos días termine vomitando la sopa que me preparó.Mejor voy y le digo a papá que siga él, porque yo ya no puedo más. Él debe tenerle más paciencia a su esposa.Le doy una tonta excusa y salgo en busca de mi relevo.Lo encuentro en la sala viendo un partido de fútbol viejo. ¡Qué bien! Yo intentando enseñar a mamá y él viendo televisión.—No puedo más —me desplomo a su lado en el sofá.—¿Sigue echándole mucha sal? —pregunta sin despegar la vista del televisor.—Mucha sal, mucha pimienta, mucho de todo —suelta una risa.—No te preocupes, algún día entenderá que lo de ella no es la c
MATHIAS.Es la segunda vez que entro a este lugar y estoy igual de sorprendido que la primera vez. Este departamento es realmente impresionante.Estoy en medio de la sala observando todo otra vez. Lo que más me gusta es la pared de cristales azules, es hermosa.—¿Quieres algo de comer? —pregunta Ara caminando hacia la cocina—. ¡Mathias! —al escuchar que me llama voy hacia donde ella esta.—¿Todo bien? —le pregunto al llegar.—Sí, pero no me contestaste, ¿Quieres algo de comer o no? Ya sabes que estaremos aquí hasta tarde y, que yo sepa, ninguno de los dos ha almorzado —tiene razón, normalmente almuerzo cuando llego a mi casa.—Si quiero algo de comer.—¿Pizza? —pregunta marcando el delivery.—Por mi está bien —pide la pizza y le avisa al guardia que vendrá alguien con la pizza.Volvemos a la sala donde dejo mi mochila en el sofá. Tamara dice que irá a cambiarse y que si necesito algo lo puedo tomar, también que p
TAMARA.16 de marzo.Camino rápidamente hacia el salón de clases, no me quiero topar con él, aunque siempre llega tarde.En vez de ir a mi asiento de siempre defino que es mejor sentarme al frente, así no tendrá más opción que sentarse al final. Me siento, dejando la mochila en la mesa, seguro me tocara soportar a alguna de las cerebritos de la clase, pero sinceramente, prefiero a una de ellas a tener que sentarme con Mathias.Fui una completa estúpida ¿Qué pasaba por mi cabeza cuando decidí beber? Nada, solo fue un impulso, un impulso del cual me arrepiento.Me masajeo la sien con los dedos, el dolor de cabeza es insoportable, ni siquiera las pastillas para el dolor lograron calmar esta jaqueca.Me sobresalto al sentir como dejan una mochila en el asiento continuo, me volteo y veo al dueño de la mochila. ¿Qué e