TAMARA.
20 de febrero.
El tiempo pasa, pero no me puedo percatar de lo que sucede a mi alrededor, solo sé que vamos en un auto directo al lugar que me hace llorar cada vez que lo visito.
Pasamos algunos árboles y casas también.
Muerdo una de las varillas de los lentes de sol, es una mala maña que ya se me quedó.
Cuando visualizo nuestro destino cierro los ojos, apretándolos fuertemente. Respiro varias veces mientras Mano derecha estaciona el auto.
Tomando valor abro la puerta y me bajo del auto, no sin antes tomar la carta.
Me acomodo el vestido negro, que siempre traigo, de manera que no se me vaya a levantar. Hoy está haciendo un poco de viento.
Me coloco los lentes y camino hacia el vendedor de flores que siempre está en la puerta del lugar. Le compro unos girasoles, los mismos de siempre, y le pago.
Entro al lugar,
TAMARA.01 de marzo.Esto no me gusta, no me gusta para nada. Además ese olor es horrible, tanto sudor junto es repugnante. ¿Para qué tengo que hacer esto? Igual siempre paso deporte con los puntos extras.Estoy como a 10 pasos del grupo femenino, mientras que el grupo masculino ya me va a pasar, otra vez. Mi respiración es un desastre y estoy muy sudada.El profesor no me quita la mirada de encima, como si supiera que por mi cabeza pasa la idea de detenerme y que se frieguen todos.—¡Duval! —grita—, ¡Si te detienes vas hacer 3 vueltas más! —hay no.Es mejor obedecerle porque cumple sus advertencias.El grupo de chicos llega hasta mi, genial dirá algo otra vez.—De verdad que eres lenta —le enseño el dedo medio a Mathias, me cansaron sus burlas sobre mi velocidad. Ríe fuertemente.El g
TAMARA.15 de marzo del 2008.Mamá me lleva a la playa como todas las noches, me gusta ver la luna reflejada en el mar, es hermoso.—¿Mami? —balanceo nuestras manos unidas.—Dime, Ara —me ve desde arriba.—¿Papi vendrá? —nos detenemos, ya no me está viendo, ahora ve hacia el mar.—Sí, pero llegará un poco tarde.—¿Lo esperamos para cenar? —hace una mueca de desagrado que me hace reír.A mamá y a mí no nos gusta esperar por papá para cenar, a veces llega muy tarde y ni siquiera cena.—Mejor comemos y lo esperamos para el postre ¿Si? —asiento muchas veces.Caminamos un rato más por la playa, pero luego le digo que quiero sentarme a ver el mar, ell
TAMARA.15 de marzo del 2008.Mamá me lleva a la playa como todas las noches, me gusta ver la luna reflejada en el mar, es hermoso.—¿Mami? —balanceo nuestras manos unidas.—Dime, Ara —me ve desde arriba.—¿Papi vendrá? —nos detenemos, ya no me está viendo, ahora ve hacia el mar.—Sí, pero llegará un poco tarde.—¿Lo esperamos para cenar? —hace una mueca de desagrado que me hace reír.A mamá y a mí no nos gusta esperar por papá para cenar, a veces llega muy tarde y ni siquiera cena.—Mejor comemos y lo esperamos para el postre ¿Si? —asiento muchas veces.Caminamos un rato más por la playa, pero luego le digo que quiero sentarme a ver el mar, ell
MATHIAS.10 de marzo.—Mamá, no le eches tanta sal —le digo por encima vez.Es tan frustrante intentar enseñarla. Lo hemos intentado varias veces, pero no aprende, sin embargo, ella quiere seguir insistiendo. Yo no digo que no insista, está bien que intente aprender, pero ¿Tiene que hacernos comer su comida? Hace unos días termine vomitando la sopa que me preparó.Mejor voy y le digo a papá que siga él, porque yo ya no puedo más. Él debe tenerle más paciencia a su esposa.Le doy una tonta excusa y salgo en busca de mi relevo.Lo encuentro en la sala viendo un partido de fútbol viejo. ¡Qué bien! Yo intentando enseñar a mamá y él viendo televisión.—No puedo más —me desplomo a su lado en el sofá.—¿Sigue echándole mucha sal? —pregunta sin despegar la vista del televisor.—Mucha sal, mucha pimienta, mucho de todo —suelta una risa.—No te preocupes, algún día entenderá que lo de ella no es la c
MATHIAS.Es la segunda vez que entro a este lugar y estoy igual de sorprendido que la primera vez. Este departamento es realmente impresionante.Estoy en medio de la sala observando todo otra vez. Lo que más me gusta es la pared de cristales azules, es hermosa.—¿Quieres algo de comer? —pregunta Ara caminando hacia la cocina—. ¡Mathias! —al escuchar que me llama voy hacia donde ella esta.—¿Todo bien? —le pregunto al llegar.—Sí, pero no me contestaste, ¿Quieres algo de comer o no? Ya sabes que estaremos aquí hasta tarde y, que yo sepa, ninguno de los dos ha almorzado —tiene razón, normalmente almuerzo cuando llego a mi casa.—Si quiero algo de comer.—¿Pizza? —pregunta marcando el delivery.—Por mi está bien —pide la pizza y le avisa al guardia que vendrá alguien con la pizza.Volvemos a la sala donde dejo mi mochila en el sofá. Tamara dice que irá a cambiarse y que si necesito algo lo puedo tomar, también que p
TAMARA.16 de marzo.Camino rápidamente hacia el salón de clases, no me quiero topar con él, aunque siempre llega tarde.En vez de ir a mi asiento de siempre defino que es mejor sentarme al frente, así no tendrá más opción que sentarse al final. Me siento, dejando la mochila en la mesa, seguro me tocara soportar a alguna de las cerebritos de la clase, pero sinceramente, prefiero a una de ellas a tener que sentarme con Mathias.Fui una completa estúpida ¿Qué pasaba por mi cabeza cuando decidí beber? Nada, solo fue un impulso, un impulso del cual me arrepiento.Me masajeo la sien con los dedos, el dolor de cabeza es insoportable, ni siquiera las pastillas para el dolor lograron calmar esta jaqueca.Me sobresalto al sentir como dejan una mochila en el asiento continuo, me volteo y veo al dueño de la mochila. ¿Qué e
TAMARA.Mono guarda las maletas en el coche mientras yo espero a papá en la entrada de la casa.Después de, prácticamente, salir corriendo al llamado de papá estamos a punto de ir al aeropuerto para tomar un vuelo e ir a Cali. En avión es mucho más rápido llegar y más si es uno totalmente privado.Aun no sé porque de la nada papá quiso que fuera con él a este viaje. En otro momento no me molestaría, pero me interrumpió en algo importante.—¿Lista? —pregunta al salir de casa.—No —respondo seria. Detiene su camina al auto para encararme.—¿Qué sucede?—No me has dicho porque tengo que ir a Cali —me cruzo de brazos.—Tienes que ir porque yo lo digo —sentencia.—Pero…—Ara, sube al auto y deja de hacer tantas preguntas —me ignora mientras sube al auto.Dejando salir una gran respiración y con los hombros caídos, me subo al auto derrotada.No es justo, él siempre me pregunta que si quiero
TAMARA.Después de caminar medio kilometro por fin llegamos a nuestro destino.Una gran finca se revela ante nosotros. Es muy grande, tiene una fuente con dos ángeles en medio de la entrada. También hay 4 camionetas negras, deben ser del dueño de la finca.Unos hombres con ametralladoras de alto calibre, nos reciben. Nos guían al jardín trasero de la finca.En estas fiestas nunca nos dejan entrar a la casa, es por seguridad.La música es aturdidora y los gritos de mujeres, que deben ser prepago, se escuchan desde la entrada.Hay una gran piscina rodeada por mesas, mini bares y una pista de baile. Lo que me parece extraño es la decoración, es como de una fiesta de cumpleaños.—¡Bienvenidos sean todos! —dice un hombre desde una de las mesas más grandes.Tiene acento mexicano, lo cual no me extraña, los mexicanos