Teo. La verdad es que fué algo incómodo tener que hablar de esos asuntos con Rewlly, aunque considero que en cualquiera de los casos sería incómodo hablarlo con cualquier persona fuera de nuestra relación debido a que es algo íntimo. Gracias a Dios no hubo mucho que explicar, después de todo Itha, intervino rápidamente cambiando el tema a algo basado con el reino del León negro, lo que nos salvó de más interrogaciones. Pasada la cena y dejando a mi Luna seguir con su charla junto a la desconocida de su manada, me dirigí a Rewlly, encontrándolo frente al ventanal de mi despacho. —Teo, has cambiado mucho desde la ultima vez que te ví —mencionó, deteniendo mis pasos. Los cuales me estaban llevando al pequeño minibar para servirle un trago de esa bebida que sabía le gustaba mucho. —Apenas era un adolescente cuando decidí volver a mis tierras —contesté bajando mi mirada —después de tu ultima visita no pensé que volvieras a venir. —Hay veces en la vida que debemos dejar a un lado nues
Itzel.La ira corroía todo mi ser, pues no podía tolerar que esta don nadie viniera hasta aquí e insulte el nombre de mi padre. ¿DE DóNDE CARAJOS SACABA LAS MALDITAS AGALLAS?—¿QUIéN TE CREES QUE ERES? —grite con la furia que me envolvió mientras mis pies avanzaban con determinación hacía la maldita mujer.—¡SERÉ LA FUTURA LUNA DE ESTA MANADA! Por tanto, tengo todo el derecho en opinar y decir que ese León negro no es más que un impostor —respondió mientras daba unos pasos atrás, creyendo que con los guardias que trajo era más que suficiente para enfrentarme.—¿La luna dices? —pregunté con una falsa sonrisa —creo que para decir algo semejante primero tienes que tener el maldito valor de sacar a los "intrusos" de tus supuestas tierras —añadí resaltando la palabra utilizada por ella —y segundo ¡Cortaré TU MALDITA LENGUA POR HABLAR DE MI PADRE!No bastaron más palabras, corrí en su dirección viendo a esos ineptos guardias cruzarse en mi camino para detenerme, aunque fracasaron en el inte
La furia habia tomado control de la hermosa luna, quizas y Llevándola a tomar decisiones precipitadas para el por venir.Aun molesta con Teo por sus hechos pasados y con todo lo que conformaba esa manada, decidió encerrarse en la habitación junto a MarLia. Pues aunque no lo quiera admitir, su atencion ahora estaba centrada en conocer mas de la manada Luna creciente y buscar la forma de desterrar a aquel mal hermano que llevó a su propia manada a la destrucción. —¿Entonces? —preguntó al verla caminar de un lado a otro como si con ello pudiera borrar un error cometido en un descuido. —Alfa, como te conté anteriormente, en nuestra manada desarrollamos el control de nuestro lobo llegado a los 20 o 21 como mucho —hablo de forma apresurada e Itzel asintió —apenas pude tener el dominio sobre mi loba, di mi ubicación al Beta de nuestra manada y me temo que no tardaran mucho en llegar —añadió y le fué suficiente para entender su preocupación. Por lo que ella le había contado, no sería par
TeoSabía que no debía ir contra su voluntad y que como cualquiera, dejarla ser libre de tomar la justicia como mejor lo crea era lo mejor, pero... ¡No! me niego rotundamente a quizás perderla, no tengo la certeza de que volverá y como Alfa no puedo abandonar mi manada.—¡ABRE LA MALDITA PUERTA, TEO! ¡TE LO ADVIERTO! ¡ME DEJAS SALIR O PRUEBAS LO PEOR DE MÍ!Sus gritos resonaban mientras mi mente se conectaba a una conversación posiblemente igual con Amul, pues ese perezoso en lugar de salir a mi favor, siempre esta del lado de Itzel.'Ya dilo de una vez, Amul. Sé que te pondrás de su lado y me dirás que encerrarla fué una mala idea.''De echo, su loba tampoco estaba de acuerdo a que hiciera las cosas sin pensarlas primero y creo que te está agradecida por ello' —suspira —' Pero si debo confesar que todo lo que me dijo que pensó para ti, hasta a mí me asustó.''Al menos te preocupas un poco por mí.''No seas ingenuo, Teo. Recuerda que soy parte de ti y que todo lo que te pase, por ende
Itzel y MarLia observaban desde una distancia segura cómo los lobos de la manada Luna Creciente custodiaban la frontera. La luna brillaba sobre ellos, y el viento susurraba secretos ancestrales. MarLia, con su pelaje gris plateado, tenía una mirada intensa mientras estudiaba a los centinelas.—¿Crees conveniente que nos acerquemos? —preguntó MarLia, rompiendo el silencio.Itzel miró a su beta. MarLia había crecido bajo las órdenes de Aleron, su hermano. Conocía su crueldad y su desprecio por las tradiciones. Pero también sabía que MarLia era leal y valiente.—No lo sé —respondió Itzel—creo que seguir escondiéndonos será en vano, pues de seguro han detectado nuestro olor. Pero enfrentarlos siendo solo dos, complicaría las cosas.—Tienes el poder sobre ellos, alfa —inquirió MarLia —tienen que doblegarse, el instinto de lobo los obliga.—Quizás sea de esa forma, pero me temo que mi hermano no se lo tomara de la mejor manera ni podre conseguir con ello que cambie su visión con respecto a
El viento aullaba a través de los árboles, sus hojas temblando como testigos mudos de la confrontación que se avecinaba. Itzel y Aleron se encontraban en el corazón de la frontera, un lugar donde las sombras parecían más densas y los secretos ancestrales se aferraban al suelo.Los ojos de Itzel brillaban con determinación mientras sostenía su espada de plata. Aleron, por su parte, mostraba una sonrisa desafiante, sus garras afiladas listas para la lucha. Los lobos de la manada habían sido instruidos para mantenerse alejados; esta era una batalla personal entre los hermanos.El primer movimiento fue rápido como un relámpago. Itzel se abalanzó hacia Aleron, su espada chocando contra las garras del líder corrupto. Cada golpe resonaba en el aire, una sinfonía de metal y furia. Itzel esquivaba, contraatacaba, su mente centrada en la promesa que había hecho a su manada: liberarlos de la opresión de Aleron.Sus fuerzas eran casi parecidas, pero Itzel poseía algo que su hermano no y eso era l
Itzel.Quería creer en que verdaderamente optó por una rendición rápida, pero algo dentro de mí me inquietaba, quizás y la advertencia de mi loba o solo el hambre del momento.De cualquier forma no pensaba bajar la guardia. Estaba lista para defenderme si repentinamente surgía un ataque.Al llegar a la manada Luna creciente, fui bien recibida por los miembros que la complementan. Algunos de ellos estaban llenos de curiosidad e intentaron acercarse para dialogar, pero gracias a la intervención de MarLia, ellos entendieron que el viaje fue muy largo y solo necesitaba un poco de descanso.En nuestro viaje de camino, pude notar algunos lobos de la manada Estrella, quienes seguían nuestros pasos entre las sobras quizás custodiándome en caso de que algo saliera mal. También pude percibir la presencia de mi padre, pero a comparación de esa manada, él sabía camuflarse perfectamente.—Mira Itzel —pronunció Aleron, mientras señalaba un cuadro enorme donde una mujer de cabello claro y ojos cafés
Itzel.Si bien aún dudaba un poco de todo esto, una parte de mi quería creer que Aleron estaba considerando investigar sobre lo sucedido hace años y tratar de llegar a un acuerdo con la manada Estrella.Por lo poco que pude saber, ambas manadas tenían una alianza que los hacía poderosos, indestructibles. Y eso es lo que me lleva a pensar que tal vez alguien se sintió amenazado por el poder que poseían estando unidas y provocó la división entre ambas, plantando un impostor o comprando de alguna forma a un traidor. Teníamos que averiguar la verdad y tratar de cerrar ese mal ciclo entre ambas manadas y considerar nuevamente la unión que los favorecía.Caída la noche, mis pies me llevaron a recorrer parte de la tierra a la cual pertenecí de niña. No puedo ser egoísta y mentir acerca de que algo me resultaba familiar, pues nada de eso pasaba por mi cabeza. Pero la vida nos permite captar nuevos momentos y memorizar lugares que aunque olvidados, aún prevalecían.Inmersa en mi mente, oigo l