El viento aullaba a través de los árboles, sus hojas temblando como testigos mudos de la confrontación que se avecinaba. Itzel y Aleron se encontraban en el corazón de la frontera, un lugar donde las sombras parecían más densas y los secretos ancestrales se aferraban al suelo.Los ojos de Itzel brillaban con determinación mientras sostenía su espada de plata. Aleron, por su parte, mostraba una sonrisa desafiante, sus garras afiladas listas para la lucha. Los lobos de la manada habían sido instruidos para mantenerse alejados; esta era una batalla personal entre los hermanos.El primer movimiento fue rápido como un relámpago. Itzel se abalanzó hacia Aleron, su espada chocando contra las garras del líder corrupto. Cada golpe resonaba en el aire, una sinfonía de metal y furia. Itzel esquivaba, contraatacaba, su mente centrada en la promesa que había hecho a su manada: liberarlos de la opresión de Aleron.Sus fuerzas eran casi parecidas, pero Itzel poseía algo que su hermano no y eso era l
Itzel.Quería creer en que verdaderamente optó por una rendición rápida, pero algo dentro de mí me inquietaba, quizás y la advertencia de mi loba o solo el hambre del momento.De cualquier forma no pensaba bajar la guardia. Estaba lista para defenderme si repentinamente surgía un ataque.Al llegar a la manada Luna creciente, fui bien recibida por los miembros que la complementan. Algunos de ellos estaban llenos de curiosidad e intentaron acercarse para dialogar, pero gracias a la intervención de MarLia, ellos entendieron que el viaje fue muy largo y solo necesitaba un poco de descanso.En nuestro viaje de camino, pude notar algunos lobos de la manada Estrella, quienes seguían nuestros pasos entre las sobras quizás custodiándome en caso de que algo saliera mal. También pude percibir la presencia de mi padre, pero a comparación de esa manada, él sabía camuflarse perfectamente.—Mira Itzel —pronunció Aleron, mientras señalaba un cuadro enorme donde una mujer de cabello claro y ojos cafés
Itzel.Si bien aún dudaba un poco de todo esto, una parte de mi quería creer que Aleron estaba considerando investigar sobre lo sucedido hace años y tratar de llegar a un acuerdo con la manada Estrella.Por lo poco que pude saber, ambas manadas tenían una alianza que los hacía poderosos, indestructibles. Y eso es lo que me lleva a pensar que tal vez alguien se sintió amenazado por el poder que poseían estando unidas y provocó la división entre ambas, plantando un impostor o comprando de alguna forma a un traidor. Teníamos que averiguar la verdad y tratar de cerrar ese mal ciclo entre ambas manadas y considerar nuevamente la unión que los favorecía.Caída la noche, mis pies me llevaron a recorrer parte de la tierra a la cual pertenecí de niña. No puedo ser egoísta y mentir acerca de que algo me resultaba familiar, pues nada de eso pasaba por mi cabeza. Pero la vida nos permite captar nuevos momentos y memorizar lugares que aunque olvidados, aún prevalecían.Inmersa en mi mente, oigo l
Después de la agradable historia narrada por la Alfa original de la manada, todos comenzaron a dispersarse con la intención clara de descansar. Aunque ese acto fue detenido ante el grito inesperado de un guardia, quien prevenía a la manada sobre la llegada de enemigos.Al oír el llamado, Itzel se puso de pie rápidamente, corriendo en dirección a su hermano mientras pedía al resto de la manada que se refugiaran en sus casas y no salieran de allí hasta nuevo aviso.Al llegar junto a Aleron, vio a todos los guardianes preparados. Dispuestos a destruir a los intrusos que se avecinaban a gran velocidad.—¿Quiénes son? —preguntó a su hermano, quien sin quitar su mirada fría de la frontera respondió.—No lo sé. Pese a que podemos detectar fácilmente el olor de cualquier enemigo, ellos supieron esconderlo de nosotros —respondió seriamente, dando un paso atrás. Dispuesto a desatar a su lobo apenas el peligro llegara.Itzel, tomando la misma posición que su hermano, se preparó de igual manera p
Después de una larga charla fuera, Teo e Itzel, deciden ingresar y tratar de resolver el inconveniente sucedido hace ya más de 15 años. Si bien Itha sabía que no sería nada fácil, estaba dispuesta a hacer entrar en razón a esos dos hombres orgullosos que eran la cabeza de cada manada.La residencia de la manada Luna creciente estaba tensa, los guardias observando con recelo a Teo, el Alfa estrella. No olvidaban los acontecimientos de años atrás, cuando algunos de ellos perdieron a sus cachorros en un conflicto entre manadas. La alianza que alguna vez existió se había roto cuando, entre los raptores, descubrieron la marca de la manada estrella en la muñeca de uno de los atacantes.Si bien esas miradas cargadas de desprecio incomodaban al Alfa, no había mucho que pudiera hacer. Sería una perdida total de tiempo el tratar de explicarles a ellos, cuando ni siquiera tuvo oportunidad de hacerlo en su entonces con su Alfa.Teo e Itzel ingresaron a la sala, donde Rewlly conversaba con Aleron
El silencio se apoderó del lugar mientras las mentes de los presentes trabajaban en la pregunta formulada por Itzel.¿Quién se vería desfavorecido si las manadas más poderosas formaban un fuerte vínculo y decidieran atacar? La verdad es que varias manadas podrían estar en descontento con ello, pero fuera de eso no eran suficiente para poder ofrecer algo a cambio. —Teo, tú dijiste que el consejo de tu manada no aprobaba la unión que la Diosa luna efectuó entre nosotros —continuó Itha, dirigiendo la mirada a su mate —cuando todos sabemos que es un pecado grande ir en contra de las decisiones tomadas por nuestra diosa.—Es así —respondió Teo.—¿Como está eso de que tu consejo no lo aprueba? —preguntó Aleron, dirigiendo la mirada al alfa estrella.—Fue lo que dijeron —contestó —. El consejo mayor no esta de acuerdo con que tome a la alfa de la manada luna creciente como mi pareja, según ellos porque tendría que dejar mi manada o ella renunciar a la suya.—No sería así precisamente si Ith
La distancia entre la pareja era notable ante los ojos de cada miembro del lugar. Se pasaron la mañana viendo como Teo corría desesperado detrás de Itzel, pidiendo y rogando para que reconsidere la ruptura del vínculo la noche siguiente. Pero sabía que por más que hiciera, la mujer no daría el brazo a torcer, seguiría con la decisión desvincularse del pobre alfa.Obviamente, ellos no iban a quedarse al margen, opinaron entre sí sobre el asunto e hicieron saber a Itzel, el desprecio aberrante que sentían por ella al causarle tanto sufrimiento a su líder. Y así continuó el resto del día.Mientras Teo se paseaba por el lugar detrás de Itzel o realizaba guardia fuera de su puerta para esperar a que saliera, Rewlly cumplía con la labor encargada. Él desenmascararía al traidor y lo señalaría delante de toda la manada, obligándolo a confesar lo que se le fue otorgado.Pero... por mucho que quisiera y por extraño que parezca, hasta el momento no estaba teniendo resultados. Todos los que fuer
Itzel respiró hondo mientras se acercaba al lugar en el cual se celebraría la unión de las parejas predestinadas, siendo acompañada por Teo, Kael y Rewlly. La noche de la luna roja había llegado, y el claro del bosque estaba iluminado por la luz sobrenatural de la luna llena. Las manadas se reunían una a una: la manada Estrella, la manada Luna Creciente, la manada del Sol Naciente, la manada del Viento del Norte, entre otras y finalmente, el consejo mayor.Itzel podía sentir la expectación en el aire. Los miembros del consejo de la manada Estrella observaban con atención, esperando que ella rompiera el vínculo con Teo, algo que había dicho que haría, pero que en realidad formaba parte de un plan mucho más grande que ellos desconocían.Con paso firme, Itzel se paró frente al altar, su mirada recorriendo a los presentes. Sabía que esta noche sería decisiva. Levantó la voz, resonando con autoridad y determinación.—Hermanos y hermanas, esta noche no solo celebramos la luna roja, sino tam